Columna Scientia: La política en el cambio tecnológico

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Desde la Revolución Industrial la tecnología ha producido cambios en la economía y la sociedad, en un país o a escala mundial.

Los dirigentes políticos y empresariales deben comprender bien las consecuencias del cambio tecnológico que nos impactará durante el siguiente período del gobierno. Esto es necesario para formular e impulsar adecuadas políticas públicas en áreas como educación, infraestructura y energía, pues se trata de crear una sociedad y ambiente de negocios que permita prosperar a empresas y habitantes, potenciar las ventajas comparativas y competitivas del país, y enfrentar mejor los desafíos que plantea la nueva división internacional de la producción, el cambio climático y el uso de recursos como el agua y la biodiversidad.

La tecnología tiene el potencial de alterar el statu quo, el poder, las formas de vida, de trabajo y los valores; puede conducir a la creación de nuevos productos y servicios, nuevos mercados o incluso nuevos sectores industriales. Ilustran los casos del petróleo, el acero, la electricidad, la radio, teléfono, TV, los semiconductores, la computación y, más recientemente, Internet y los dispositivos móviles. Su impacto se tradujo en beneficios para las empresas, crecimiento del país y calidad de vida. La tecnología que está emergiendo en genómica o empotrada en la ropa, no sólo traerá cambios, también fuertes controversias médicas, morales, legales y políticas.

Frente a los desafíos del espionaje electrónico de gobiernos poderosos o empresas sin escrúpulos contra ciudadanos y clientes, se espera que los políticos y legisladores se pronuncien sobre políticas públicas de protección. Como dijo Nicholas Carr, lo preocupante no son las amenazas, sino aceptar la creciente devaluación de la privacidad, que debe ser protegida por los Estados, de tantos “grandes hermanos” que empalidecen la tenebrosa visión de Orwell.