Columna Scientia: Los coloridos tabebuias

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Estamos viendo en estas épocas veraniegas cómo en el paisaje natural del Valle Central aparecen vistosas coloraciones, debido a la floración de diversas especies de árboles que botan sus hojas y se cubren de bellísimos racimos de flores.

Fueron primero las tonalidades anaranjadas de las flores de los porós, seguidas ahora del amarillo intenso o los rosados más claros de otras especies, como las que pertenecen al género Tabebuia. Hay tres especies de Tabebuia con flores amarillas, pero el más común, que florece esplendorosamente en estos días, es el llamado cortez o corteza amarilla (Tabebuia ochracea), muy apreciado como árbol ornamental urbano, al igual que por el color, el jaspe y la durabilidad de su madera.

Pero hay también otras especies de Tabebuia con flores que van del morado al rosado y al blanco, como el común roble de sabana ( Tabebuia rosea ). Se le llama así porque su valiosa madera se asemeja a la del roble o encino, otra especie de árbol con la cual no está emparentado.

El corteza amarilla y el roble sabana, al igual que otras especies de tabebuias, son comunes en zonas secas, desde el Valle Central hasta Guanacaste. Tienen también una distribución geográfica amplia, desde México y Centroamérica hasta Ecuador y Venezuela, y son conocidos en toda esta región desde tiempos precolombinos por las características de su coloridas flores y valiosa madera. Por eso sus nombres comunes varían mucho de país en país, derivándose frecuentemente de vocablos indígenas locales.

Tenemos así una linda combinación de valores estéticos, culturales y prácticos en estos tabebuias, que podríamos usar aún más para embellecer nuestras ciudades y caminos.

Con un poco de imaginación y empeño sería posible diseñar preciosas forestas urbanas, verdaderos “paseos de las flores” para deleite de propios y extraños.