Columna Scientia: Somos una comunidad

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Comentábamos en una columna anterior el análisis que un divulgador científico, Martín Bonfil, hace de los resultados del Proyecto del Microbioma Humano de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, que estudia el conjunto de los genes de todos los microorganismos (el microbioma) que viven en nuestro cuerpo.

Al demostrarse que tenemos diez veces más células microbianas que humanas, debemos corregir la creencia de que biológicamente los seres humanos estamos formados solo por millones de células provenientes de un óvulo fertilizado. Ahora les debemos sumar las de estos microbios con los que convivimos y que nos son indispensables para vivir.

Hay muchas razones para apoyar esta aseveración. Se estima que tenemos en nuestro cuerpo cerca de 10.000 distintas especies de bacterias con las que convivimos en simbiosis. Sin ellas no podríamos digerir muchísimas sustancias o contar con otras que no podemos producir, como la vitamina K y la biotina. El desarrollo y regulación de nuestro sistema inmune y la capacidad de defensa de infecciones también se relacionan con la presencia de esas bacterias.

Los estudios genéticos señalan que estos microbios también tienen una influencia importante en enfermedades crónicas como diabetes, obesidad, cáncer, colitis, alteraciones cardiacas, asma, esclerosis múltiple o autismo. Parece que el tipo de microbios que uno tenga, está relacionado con la probabilidad de padecer estas enfermedades.

Como comenta Bonfil, si comparamos los 23.000 genes que tenemos los humanos con los tres millones de microbios con los que convivimos, debemos aceptar que somos una comunidad, verdaderamente un ecosistema. Esos microbios han sido y son un factor importantísimo en nuestra evolución y supervivencia. Su estudio permitirá, sin duda, conocernos y entendernos mejor.