Columna Scientia: Vida en el suelo

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Si tomáramos una pizca de suelo con una cucharita de té y la ampliáramos miles de veces como en una película de ciencia ficción, veríamos que esa pequeña muestra es otro mundo, que contiene millones de los más diversos microorganismos, como bacterias, hongos, algas y protozoarios.

Además en el suelo existen otros organismos más grandes y visibles, como plantas, gusanos, insectos, arañas, ácaros y vertebrados pequeños que hacen túneles subterráneos. En realidad, todos los grandes grupos de organismos conocidos por la ciencia que viven arriba del nivel del suelo, están también representados debajo.

El suelo es así uno de los ecosistemas terrestres que contiene mayor diversidad de vida, aún más que muchos bosques, solo que no la vemos. Los científicos estiman que se han identificado cerca de 170.000 especies de organismos en el suelo, pero posiblemente hay miles más que no han sido descritas.

Si pensamos en números absolutos de individuos, estos alcanzan magnitudes asombrosas. Por ejemplo, solo de bacterias se han encontrado desde 1 millón hasta 650 millones en un gramo de suelo, o cerca de 10 millones de nematodos en un metro cúbico.

Una pregunta lógica es ¿que hacen tantos organismos ahí o cómo pueden convivir especies tan diferentes en números de individuos tan grandes?

Sobre esto sabemos poco, en gran medida porque es muy difícil estudiar sus actividades en condiciones naturales. Lo que sí sabemos es que, en su conjunto, todos estos organismos proveen servicios fundamentales al mantener la fertilidad del suelo, descomponiendo y reciclando la materia orgánica, evitando su erosión, degradando materiales tóxicos, limpiando y purificando el agua y hasta afectando la composición de gases en la atmósfera.

Pero, además, debemos entender que, sin ese suelo, no existiría vida en la Tierra, tal y como la conocemos.