Hay quienes dicen que esta será la tecnología más importante de este siglo. Más importante que la inteligencia artificial, la computación cuántica o la fusión nuclear. Se trata de una tecnología de edición genética denominada CRISPR-Cas9, que permite hacer modificaciones en cualquier gen, de cualquier célula, de cualquier organismo.
Originalmente fue descubierta como un tipo de sistema inmune de las bacterias que les permite reconocer y destruir infecciones virales. Básicamente consta de dos componentes; una molécula de ARN que funciona como un guía para reconocer al gen que se busca y otra molécula que funciona como una tijera molecular que hace el trabajo duro.
¿Por qué es importante? Representa una nueva era en la ingeniería genética que permite editar, corregir y alterar el genoma de cualquier célula de manera sencilla, rápida, barata y muy precisa. Permite corregir errores en genes que causan numerosas enfermedades. Además tiene múltiples aplicaciones en la industria y la agricultura.
Cientos de científicos de todo el mundo la utilizan para resolver diferentes problemas o generar innovaciones. Sin embargo, también se ha despertado una intensa competencia, principalmente entre China y Estados Unidos, por su uso en embriones humanos. Esto se ha hecho, quizás, sin tener un marco ético y regulatorio adecuado.
Es fundamental, cuanto antes, abrir un debate sobre las implicaciones éticas y sociales así como los límites de la implementación de esta nueva tecnología, sobre todo en embriones humanos.
¿Se debería permitir la alteración de genes en embriones humanos? ¿Es moralmente aceptable no curar una enfermedad en un embrión cuando se tienen los medios para hacerlo?
Es temprano para tomar alguna decisión, pero tarde para haber empezado la discusión.