En un emprendimiento es más importante el equipo que la idea misma, dice experto de Silicon Valley

Xavi Verdaguer, creador de agencia Imagine en Silicon Valley considera que la innovación funciona cuando hay diversidad

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“La innovación funciona cuando hay diversidad, por eso me fijo más en el equipo que en la idea. La idea puede cambiar, pero el equipo es la base del emprendimiento”, afirmó Xavi Verdaguer, creador de la agencia Imagine en Silicon Valley.

Verdaguer estuvo en Costa Rica por invitación de la Municipalidad de San José y como parte de su gira por Latinoamérica Dream Big Challenge.

Imagine en Silicon Valley, California, es una iniciativa que nació en 2011 y la cual pretende generar ideas disruptivas.

Cada año Verdaguer lidera concursos para seleccionar a 12 personas de diversos perfiles y edades, que en cada edición tienen que resolver los retos planteados por cuatro empresas. Los equipos se van un mes a Silicon Valley y trabajan de forma exhaustiva en sus ideas para luego presentarlas ante un grupo de inversores.

Desde Imagine se han desarrollado 250 proyectos de innovación que fueron realizados en cinco continentes y de estos el 50% se han convertido en realidad.

En total se han conseguido más de $20 millones para estos proyectos.

La diversidad importa

La diversidad es positiva y los retos estimulan la creatividad. Estos son puntos de partida para generar ideas innovadoras, según Verdaguer.

El emprendimiento no es exclusivo para jóvenes o para quienes no tienen un empleo formal, sino que toda persona e incluso cualquier empresa puede comenzar a innovar.

Para esto, Verdaguer explica cuáles son los pasos según el método Lombard, utilizado por Imagine.

Fase 1. Inspiración. Uno de los grandes errores en creatividad es que el emprendedor comienza a pensar en las soluciones, sin realmente analizar el problema, sin ponerlo en duda.

Para replantearse un problema y vivirlo es necesario ponerse en el lugar del usuario y generar empatía con ellos.

El ejercicio de ponerse en los zapatos del usuario es fundamental y debe ser extremo. Para un proyecto de Imagine –que pretendía mejorar la calidad de vida de los indigentes en California–, Verdaguer y un grupo de compañeros vivieron en la calle durante dos días, sin dinero, ni comida.

“Solo estando en la calle logramos entender las necesidades reales de los indigentes. Al vivir al igual que ellos pudimos diseñar unas prendas a bajo costo para que ellos tuvieran abrigo. También construimos una especie de carritos para que pudieran transportar sus cosas y al mismo tiempo que les funcionara como cama”, contó Verdaguer.

Fase 2. Generar ideas. Estamos en un mundo donde las ideas convencionales ya no funcionan. Se necesita ser realmente disruptivo para generar productos y servicios que aporten valor a los clientes.

Conformar un equipo diverso e interdisciplinario es vital para que la posibilidad de pensar diferente sea mayor. Por eso, los emprendedores deben conformar el equipo de tal forma que impere la diversidad, pero que se compartan los mismos valores.

Un ejemplo son los creadores de Vincles BCN, una aplicación que pretende reforzar las relaciones sociales de los adultos mayores que se sienten solos a través de las nuevas tecnologías.

Los creadores de esta plataforma son un funcionario del ayuntamiento de Barcelona, España, un desarrollador de videojuegos y un trabajador de una cooperativa.

Ellos formaron equipo dentro de uno de los retos de Imagine, no se conocían y en cuestión de tres días crearon una aplicación que hoy tiene más de 600 usuarios activos.

El funcionario conocía bien las necesidades de los adultos mayores de Barcelona, mientras que el desarrollador de videojuegos logró crear un sistema de puntos y recompensas cada vez que se generaban conexiones con los ancianos. La combinación de estos factores hizo que la aplicación fuera novedosa: juego más responsabilidad social.

La plataforma ofrece la opción de videollamadas, asistencia médica y recordatorios de medicamentos, con el fin de mantener un monitoreo constante con el bienestar y comodidad de los usuarios.

“Al ser un equipo tan diferente, tenían sus problemas al hablar de fútbol y política, pero al final compartían los mismos valores y lograron desarrollar una tecnología fácil de usar y que genera conexión entre las personas de confianza de los abuelos”, dijo.

Este proyecto fue ganador de $5 millones y continúan con sus planes de expansión.

Fase 3. Prototipaje. Si tiene una idea, pruébela lo antes posible con el cliente, aunque sea en fase beta.

Los clientes tienen mucho poder e incluso podrían aportar ideas para mejorar la idea.

Cuando tenga una idea tiene que validar tres aspectos fundamentales:

1. ¿Estoy creando algo que se puede hacer técnicamente y legalmente?

2. ¿Alguien está interesado en esto que estoy haciendo?

3. ¿Mi proyecto es sostenible? ¿Hay un modelo de negocio que lo sustenta?

Crear prototipos es necesario para palpar la idea y acercarse a la factibilidad real del producto.

Fase 4. Comunicación. Una buena idea, si no se comunica bien, no sirve. Todos los emprendedores deben saber comunicar y generar cercanía con el proyecto.

Para explicar en qué consiste un proyecto primero se debe abordar el por qué, luego el cómo y finalmente el qué. Suele suceder que los emprendedores comunican su proyecto de la forma inversa.

“Esa era la estrategia de Steve Jobs. El decía primero que Apple quería desafiar el status quo, luego queremos una computadora fácil de usar y finalmente vendía el iPhone, el iPod, la Mac...”, agregó.

Empresas y emprendedores hacen equipo

Uno de los mitos que quiere derribar Verdaguer es que las empresas y emprendedores son “enemigos”, cuando la realidad es que ambos pueden formar un equipo que les genere réditos.

¿Qué necesita un emprendedor? Clientes y dinero. ¿Qué necesitan las empresas? Flexibilidad e ideas disruptivas.

Lo que necesita el emprendedor lo tiene la empresa tradicional y viceversa, entonces ¿por qué se ven como competencia?

El acercamiento entre estos dos actores es una apuesta interesante que en Imagine ya han probado. Verdaguer relató el caso de la compañía colombiana de seguros Sura, donde el temor a la economía colaborativa llegará a afectar su nicho de negocios.

La respuesta de Imagine fue llevarse a Jorge Gómez, un gerente de Sura, durante un mes a Silicon Valley para “luchar contra el enemigo de la economía colaborativa”.

Al llegar a Estados Unidos, este gerente se unió a un grupo interdisciplinario: personas de diferentes edades y con ocupaciones no estaban relacionadas con el negocio de los seguros.

A su regreso a Colombia, Gómez presentó ante la Junta Directiva un seguro colaborativo. La idea que tanto le asustaba a la firma se convirtió en una oportunidad de negocios.

En Sura le dieron $1 millón para que desarrollara ese seguro y para que lo lanzara al mercado en un año.

Gómez comenzó a trabajar como un emprendedor que recién había recibido el financiamiento de una aceleradora. Él juntó un equipo y desarrolló Wesura, unos seguros que pueden ser compartidos entre amigos para pagar cuotas mucho menores, pero que en caso de un incidente recibirán total cobertura.

Actualmente Wesura se encuentra entre las empresas que trabajan bajo la economía colaborativa con mayor potencial de crecimiento y desarrollo, según el Foro de Davos.

Una empresa tradicional sí puede innovar, de la mano de emprendedores y trabajando tal y como lo hacen las startups.

“Sitios como Silicon Valley ya están saturados de tantos emprendimientos e inversionistas, se vuelve un lugar muy caro para colocar capital, por esto es importante que hayan más espacios para innovar”, manifestó Verdaguer.

Con talento, el cambio de cultura y la formación de grupos diversos, se pueden gestar ideas innovadoras que cambien las reglas de los negocios tradicionales y según este experto de Silicon Valley, Costa Rica tiene todo el potencial para hacerlo, lo que se necesita es un cambio de cultura.

“La gran diferencia entre Silicon Valley y los demás lugares es la cultura emprendedora. Allí usted le pregunta a un niño qué quiere ser cuando sea grande y responde: un emprendedor”, relató Verdaguer.