Hay niños en América del Norte que nunca han tenido un juguete analógico en sus manos. Nunca han jugado con una bola de fútbol, montado en bicicleta, jugado naipes, o saltado la cuerda, o cualquier otro deporte o actividad de contacto físico y no virtual.
Si aceptamos la realidad de que hemos avanzado a pasos agigantados y a gran velocidad en la digitalización de nuestras vidas (teléfonos inteligentes, redes sociales, Netflix, Waze, etc.) podemos entrever o aceptar que habrá una eventual desaceleración y una vía de retorno o regreso?
Es decir ¿consideramos posible un escenario en que volveremos a un mundo más físico o analógico? Si la respuesta fuera afirmativa, ¿cuáles serían los “drivers” o conductores para que se dé ese cambio y regreso?
Personalmente creo que llegaremos a un punto de saturación digital en ciertas actividades y que sencillamente por un asunto de conveniencia pragmática desandaremos parte del camino andado. Igualmente pienso que será un retorno parcial pues en otras actividades y quehaceres humanos la digitalización es imparable y sin retorno.
Me atrevería a apostar que en el diseño, el entretenimiento y la medicina por ejemplo la digitalización no tiene vuelta.
Quisiera pensar que en la educación y formación temprana de personalidad y carácter, desaceleremos, nos detendremos y volveremos a un punto intermedio por la sencilla razón que nuestro cerebro y sus conexiones neurálgicas y su neuroplasticidad requieren de un cara a cara, de un verse a los ojos, de un “humanidad … estamos conectados”.