Fabrique todo lo que imagine con impresoras 3D

Producción de materiales con impresoras 3D sorprende y conquista mercado costarricense

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¿Qué se puede hacer con una impresora 3D? Prácticamente todo lo imaginable. Eso sí, deben ser productos elaborados en formato de tres dimensiones.

Todavía hoy se requiere de creatividad, pero en cuestión de horas se puede tener el modelo para usarlo o reproducirlo. Y esta impresión está evolucionando.

Quizás la palabra impresión no sea la más exacta, por la costumbre de observar cómo la tinta se impregna en un papel al replicar una imagen. Se trata de un proceso diferente.

Las impresoras en tres dimensiones son máquinas de fabricación de bajo volumen que permiten crear objetos físicos y sólidos a partir de un modelo digital diseñado en una computadora.

La tecnología no es nueva en el mundo, pero su llegada a Costa Rica sí es novedosa y reciente.

Para fabricar objetos, las impresoras 3D utilizan diversas cantidades de materiales –principalmente plásticos– y generan las réplicas por medio de layers .

Usos diversos

En el mercado se pueden encontrar, en la actualidad, impresoras 3D en tres gamas: personales, profesionales y las de producción, explica Arnold Verón, regional channel manager de Latam Region 3D Personal & Professional Printers.

Las personales ofrecen soluciones a menor escala y por lo general con productos en un solo color –aunque podrá escoger entre unos 30 colores, el producto será unicolor–.

Los precios para este tipo de impresoras van desde los $1.500 hasta los $20.000.

Los materiales disponibles varían entre plásticos rígidos y otros biodegradables que incluso se pueden disolver con agua.

Las opciones de la impresora personal permiten reemplazar las piezas de ciertos aparatos o elaborar productos totalmente personalizados como estuches para smartphones , por ejemplo.

En la segunda gama se encuentran las impresoras profesionales, con precios desde los $19.000 hasta los $300.000.

En esta modalidad, el material del objeto final se asemeja a un yeso o cerámica, debido al uso de resina que se solidifica con luz ultravioleta o fundición de cera.

Bisutería, piezas para los mercados dental y auditivo, pruebas de funcionalidad, modelos conceptuales y dispositivos de montaje y ensamblaje son solo algunos de los usos.

En el caso de las impresoras de producción, el costo puede oscilar entre los $250.000 y $1 millón.

Se trata de una herramienta que responde más a la producción de conceptos visuales y confección de partes o productos de uso final.

Plásticos y hasta materiales radioactivos y preciosos se encuentran en el menú de opciones a emplear.

“Se imprimen principalmente prototipos (pruebas de producto), maquetas arquitectónicas, piezas mecánicas únicas o muy especiales, productos personalizados, repuestos que no se pueden encontrar en el mercado y modelos 3D de personajes para animación”, dice Antonio Solano, director de Investigación y Desarrollo en Materialised3d.

Un tema de derechos de autor

El uso y accesibilidad de las impresoras 3D coloca en la mesa el tema de los derechos de autor.

¿Qué pasa con el deseo de replicar cualquier pieza u objeto? ¿Qué pasa con las imágenes que quiero utilizar con el fin de suplir mis necesidades?

En este momento no existen mayores restricciones al respecto, apunta Verón. Sin embargo, se esperan limitaciones en la legislación muy pronto.

La liberación de patentes de las primeras impresoras 3D, diseñadas en el siglo anterior, ha provocado una democratización de esta tecnología a nivel mundial, comenta Solano.

En su criterio, aunque se deben respetar los derechos de reproducción o los derechos de creative commons que el autor haya establecido, se pueden realizar impresiones sin fines de lucro o para reventa.

Existen además diversos sitios web que ofrecen cientos de objetos 3D para imprimir libres de derechos de autor.

Algunos diseñadores cobran y otros no, lo cual se asemeja un poco al proceso que experimentó la música con la llegada de los reproductores y “quemadores”.

Se trata de un mercado imparable, que no tiene límites, considera Verón.

De igual forma, cuando alguien utiliza una imagen y la diseña en 3 D, ya hizo su aporte y debería poder utilizarla.

Producción imparable

El uso y popularidad de las impresoras 3D vienen en aumento.

De hecho algunos expertos hablan de la impresión 3D como la tercera Revolución Industrial, ya que se prevé que en los próximos años el usuario común –sin conocimientos técnicos– tenga al alcance las tecnologías necesarias para crear y fabricar casi cualquier objeto, destaca Solano.

La posibilidad de diseñar objetos personalizados y útiles en cuestión de segundos aumenta la atracción hacia este instrumento tecnológico.

Carlomagno Vindas, profesor de ingeniería mecánica de la Universidad de Costa Rica (UCR), considera que se trata de herramientas que abren un panorama totalmente nuevo: la posibilidad de crear sin límites.

De esta manera los avances sorprenden en Costa Rica a un mercado ansioso de tecnología y creatividad, pero sin que haya limitaciones claras en el tema de legislación.