Helbert Spencer: manejo de datos está cambiando la forma de hacer política

Redes sociales y big data modifican estrategias y análisis

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Lo que la gente dice en redes sociales crea grandes volúmenes de información ( big data ) que hablan y revelan tendencias que pueden aclarar el panorama y cambiar la manera de hacer política.

Así lo confirmó el diseñador de interacción Helberth Spencer, fundador CitiSent, un emprendimiento de colaboración social.

Esta empresa creó una herramienta llamada candidatómetro, que visualizó los datos de Twitter para mostrar el énfasis que daban los candidatos y los ciudadanos a temas claves, en la pasada contienda electoral de Chile.

Spencer visita el país este mes para integrarse al equipo de profesores de la Maestría en Diseño e Interacción de la Universidad Véritas.

Desde la experiencia en la reciente campaña electoral en Chile, ¿qué ventaja ofrece aplicar los grandes volúmenes de datos provenientes de las redes sociales (big data) a la política, versus las encuestas tradicionales?

La diferencia es que un método (las redes sociales) es activo y el otro pasivo (las encuestas tradicionales). Es mucho más revelador lo que la gente hace (en redes) que lo que la gente dice (en una encuesta).

“La muestra es mucho más grande, aunque un estadístico puede criticar que se tratada de usuarios de una red social específica, como Twitter, y que esta es gente que tiene teléfono inteligente.

“Efectivamente, hoy tiene cierta segmentación, pero la diferencia es que la gente en redes sociales habla y se expresa de muchas más cosas.

“Además, no está distorsionada por el observador, que está muy presente en una encuesta”.

¿Se tienen respuestas más sinceras?

Creo que es una afirmación arriesgada, pero creo que el volumen de información que se obtiene normaliza mucho más el sentir de las personas.

“Otra ventaja es que lo que se dice no está pautado por la pregunta. Es libre y más neutral”.

¿Qué potencial tienen este tipo de estudios a futuro?

Mucho, porque creo que es una estrategia para comprender lo que está pasando. Cada vez será más complejo saber lo que está pasando, porque cada vez hay más información.

“Además, en los últimos años, como personas hemos desarrollado competencias para buscar datos y escanear porque no podemos leer todo. Y esto se extiende a entender el medio ambiente y cómo una compañía o partido político va entendiendo un público cambiante.

“La pregunta es ¿cómo lo vamos hacer?

“¿Va ser algo democrático? ¿La información va a ser un bien público? ¿Un bien privado que se negocia? ¿O queremos una ciudadanía activa, donde la gente levante su agenda?”.

En el caso del candidatómetro, ¿cuál fue el aporte?

No creo que cambió la opinión de la gente, pero fue claro para entender la diferencia entre los candidatos.

“Dándole tamaño a los datos, logramos que se viera el perfil editorial de cada discurso.

“Hoy estamos levantando estudios de cortes de luz en Argentina, sobre lo que está pasando en Venezuela y un estudio sobre educación en Chile.

“Es interesante mapear las controversias, visualizar el conflicto, ver a las personas que se sienten afectadas e identificar cómo salir de ese conflicto”.

¿El big data es una herramienta para crear política publica?

Eso es un poco lo que queremos tender a hacer.

¿Qué efecto siente que tienen las redes sociales en la manera de hacer política?

Las redes sociales magnifican los impasses . Hacen explotar las situaciones, principalmente de errores que comenten las personas.

“Me gustaría que tuvieran un rol más fuerte en el control de la agenda. Hay mucho ruido y banalización.

“Tampoco son la panacea, pero son buenas para monitorizar los procesos, como una jornada de las elecciones.

“Son una menoría pública, cuando la memoria oficial falla. Las redes sociales son una memoria de reserva para que nosotros mismos tengamos una salvaguarda que está jurada por todos”.

Ahora, desde el punto de vista de diseño de interacción, ¿se puede fabricar la imagen de un candidato político y engañar a la gente?

Creo que no. El diseño tiene varios aristas y unas ellas es el contenido. Lo que hacen las redes sociales, como Facebook, en el fondo es tratar de crear una interfase transparente para que aparezca el contenido.

“La gente no se puede engañar y tiene un radar especial para detectar la impostación falsa.

“Una de las gracias es reconocer que la persona que está hablando es un ser humano real con valores y principios.

“A veces en la política tradicional y la gestión de imagen, como un producto que se fabrica, se detecta cuando quien tuitea es un asesor del político.

“La gente premia la sinceridad de la persona que está dando su declaración”.

¿Cómo cambia esto la manera de hacer política?

Para bien y para mal. Cambia porque hay muchas cosas que antes se discutían en privado –porque hay una parte de negociación privada– que ya no se pueden hacer porque te están mirando. Esa es la parte mala.

“La parte buena es que tienes acceso a más proximidad. La desintermediación tiende a agilizar los procesos.

“El candidato o la autoridad habla directamente en las redes sociales y se adelanta a los medios. Lo hacía antes mediante una declaración de prensa, pero esto tiene otra proximidad. Habla directamente a las personas que pueden contestar”.

Entonces, hay un nuevo perfil del político ...

Los sitios de los partidos políticos han evolucionado en los últimos años. Antes no se podía hacer nada en ellos, ni registrarse.

“Ahora se dieron cuenta de que hay que inventar una transaccionalidad y un flujo con las personas. Nos saben cómo hacerlo.

“Hay mucha incertidumbre y es muy volátil porque no sabés con quién hablás (en las redes).

“Alguien puede ser una persona muy visible, pero no es un vocero autorizado. No podés negociar.

“Ahora lo que viene una interacción más compleja y eso es un estudio apasionante. Es un desafío de gobernabilidad”.

¿Qué sigue?

Es inventar un lenguaje. Es una manera de comunicarnos en una esfera que estamos todos construyendo en una de teléfono, tableta o de la televisión.

“Todos estamos construyendo la esfera pública. Las reglas de cómo construyo sobre lo que hacen los demás. El valor del Quijote era el texto, pero ahora el valor es lo que alguien pueda hacer con ese texto.”