En un mercado cuyas ganancias no cesan de crecer, la animación digital tomó una butaca junto al sétimo arte y se instaló para quedarse.
La implementación de gráficos avanzados, stop motion y producciones en 3D y 2D proponen nuevas posibilidades de disfrutar el cine, pero también variadas opciones de hacer negocio.
Así lo demuestra la reciente participación de la empresa Hewlett-Packard en la realización de la película animada The Croods y la incursión de estudios costarricenses para animar el mercado cinematográfico internacional.
Tecnología en el cine
En asociación con el estudio internacional DreamWorks Animation, Hewlett-Packard (HP) facilitó servidores, almacenamiento, redes, software de administración, workstations , impresoras y sistemas de “renderizado” digital para las demandas artísticas en la producción de The Croods .
La película requirió más de 80 millones de horas de “renderizado” para generar imágenes visuales a partir de modelos 3D, según explicó Eduardo Benavides, product manager de HP.
La participación de la compañía en la producción de películas animadas no es reciente, y se remonta a filmes como Madagascar , Cómo entrenar a mi pequeño dragón, Kung Fu Panda y Shrek .
Benavides asegura que se trata de un mercado en constante crecimiento.
La oportunidad de nuevos negocios la aprovechan también estudios de animación en Costa Rica, cuya producción alcanza estándares internacionales por encima de países como India.
De sello costarricense
Seis estudios costarricenses apostaron durante el 2011 por la primera película animada en Costa Rica, llamada Sarah .
Aunque el filme se encuentra en stand by, Martestudio, Studio Flex, Quinema, Morpho Animation Studio, SpaceDog y Figueroa Producciones tienen los ojos y las cámaras puestos en producciones internacionales.
Oliver Zúñiga, supervisor de efectos visuales de Martestudio, explicó que en Costa Rica no hay mercado y que mientras en Estados Unidos se paga $100.000 por una producción animada, en Costa Rica pagan $500.
La ausencia de un mercado y la falta de financiamiento para capital de riesgo, juegan en contra de los creativos costarricenses.
“Analizando el mercado es mucho más rentable colocar series y especiales en el exterior”, aseguró.
Martestudio realizó los efectos especiales para la película Del amor y otros demonios , de la costarricense Hilda Hidalgo.
Participaron también en El tercer mundo , producción chileno-costarricense.
Space Dog se encargó de la filmación de efectos especiales de la película El Sanatorio , del director tico Miguel Gómez.
La calidad es la principal característica que distingue a los estudios de la oferta internacional, según indicó Zúñiga.
Con él coincide Roberto Guillén, director de arte y productor general de Studio Flex, quien argumentó que a nivel local es muy poco lo que se puede hacer. “Si no tuviéramos esas oportunidades afuera ya los estudios hubieran cerrado”, comentó.
Studio Flex participó en productos cinematográficas como The Perpetua Story , He Lived Amoung Us , The Richard Wurmbrand Story y Kick, Ekeh 2.0.
Un estudio publicado por la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), destacó el potencial del sector animación en un industria que en el 2012 movió unos $249.000 millones aproximadamente, con mayor fuerza en Estados Unidos, Canadá y Japón.
China e India se ubicaron como países emergentes.
De acuerdo con Procomer el mercado internacional encierra un gran número de oportunidades para empresas locales, tanto en la prestación de servicios para estudios como la opción de comercializar las historias originales creadas directamente por talento nacional.