Racsa: un giro de negocio incierto

El servicio de Radiográfica para el sector público deberá ser agresivo para superar a 127 oferentes

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Racsa dejó de jugar al escondido. Cuatro meses de silencio antecedieron a las primeras declaraciones que brindó a la prensa Francisco Calvo Bonilla, nuevo nuevo gerente general de la empresa.

El nuevo blanco de la compañía estatal está ahora en el sector público y en el de empresas, e irá dejando de lado, paulatinamente, a los clientes masivos (Internet para hogares, por ejemplo). Un camino que los analistas del sector califican de incierto.

En diciembre, anunció este nuevo rumbo en su negocio, pero el tiempo utilizado para analizar la situación de Racsa y definir su futuro deja algunas respuestas inconclusas.

¿Cuál será el portafolio de servicios que ofrecerá Racsa para atraer clientela?, ¿cómo lograrán diferenciarse para atraer al sector público, si hay al menos otras 127 empresas dedicadas a las telecomunicaciones en el país?

Calvo responde que la estrategia “está en proceso de desarrollo” y evita hablar de fechas.

Los especialistas no están convencidos de que Racsa pueda tener éxito con ese plan y cuestionan si enfocarse en el sector público sea suficiente.

“No debería definir su nicho de mercado con base en la naturaleza jurídica del cliente”, dijo Elías Soley, especialista legal en telecomunicaciones de la Cámara Costarricense Norteamericana de Comercio (Amcham).

“¿Qué importa si es una empresa privada o pública? Hay que ganarse a ese cliente. Eso es lo importante”, coincidió Marcelo Jenkins, director de Programa Sociedad de la Información y el Conocimiento (Prosic), de la Universidad de Costa Rica.

La empresa, mientras tanto, pide paciencia: no será este el año en el que veamos grandes ganancias. Ni siquiera se verá estabilidad, sino hasta el 2016.

La paciencia es una virtud escasa cuando se acumulan seis años de pérdidas operativas. El 2014 cerró con $5 millones de déficit, luego de sufrir descalabros de hasta $38 millones en años anteriores.

Hay aún menos ganas de esperar cuando esas deudas son asumidas, en un 90% por una institución cuyos socios son todos los costarricenses, como el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).

Calvo insiste en que la empresa hace “esfuerzos” para generar sus propios ingresos, pero no descarta que el ICE deje de inyectarle dinero.

Un aliciente menos: Racsa pasó de tener 57 proyectos abiertos en el 2013 a menos de 30 en el 2014, según el gerente. Sin embargo empezó el año con 450 empleados y cerró con 530. La planilla, dice, se contraerá y ampliará conforme evolucionen los proyectos.

Sí, es cierto que el recorte de gastos en salarios y otros gastos superfluos redujo sus peripecias económicas, pero necesitará mucho más que comprimir desembolsos para encontrar la eficiencia, dicen los especialistas.

Metas complejas

Otras 127 firmas figuran en la lista de la Superintendencia de Telecomunicaciones como oferentes de servicios semejantes a los que ha venido ofreciendo, tradicionalmente, Racsa.

Tanto las empresas privadas como el sector público tienen un gran portafolio para escoger.

Si el Estado quisiera hacer una contratación directa con la empresa estatal, deberá demostrar que es la más idónea para cumplir con los objetivos, explicó Soley.

Así lo señala la resolución DCA-1584 de la Contraloría General de la República, en relación con la contratación de servicios de telecomunicaciones.

Es una duda constante del sector, coincidió Luis Amón, administrador de negocios y director de Softline. “Como sector privado y como cámara (Camtic), nos preguntamos cómo va a hacer Racsa para ganar esos proyectos si va a participar en igualdad de condiciones con los demás”, dijo.

En cualquier contratación, pesa la experiencia, el valor agregado y los atestados de quienes dirijan los proyectos. A esas características deberá apostarle la compañía estatal.

Inquietudes persisten

Tanto para este reportaje como para en la edición 989, EF consultó a Jenkins, Amón y Soley como especialistas en diferentes áreas de la tecnología para evaluar las posibilidades de la empresa estatal de resurgir.

El cuestionamiento, después de cuatro meses, sigue siendo el mismo: ¿por qué sobrevive?

A pesar del nuevo giro de negocio de la entidad, la conclusión a la que llegan los especialistas varía poco: mientras más se retrase la decisión de cerrarla, más daño le hará a sus socios.

Esa inquietud también pasó por los mandos altos del ICE. El mismo Calvo admite que, en su paso por el Instituto, él se cuestionaba las razones por las cuales seguía operando Racsa, pero que ahora tiene un norte claro.

Sabe que irán tras el sector público porque es un gran comprador de servicios, pero los especialistas insisten en que, si el ICE ya los ofrece, su subsidiaria no tiene razón de ser.

Al menos las relaciones entre ambas entidades parecen estar más sanas que hace un tiempo.

Esa armonía es uno de los puntos que destacan los especialistas como positivos, pero llevarlas a buen puerto requerirá de una estrategia que aún no está clara.