El el reloj inteligente Apple Watch empezó a venderse este viernes en las tiendas de nueve países, aunque las agencias reportan que no se produjo el habitual barullo que acompaña los lanzamientos de la marca pese a que en París y Los Ángeles —al menos— los fanáticos hicieron fila.
Apple decidió sacar su nuevo dispositivo en Japón, China y Francia, Estados Unidos, Australia, Canadá, Alemania, Hong Kong, y Reino Unido. Según AFP a media mañana, una treintena de clientes que habían reservado previamente su dispositivo aguardaban frente a la tienda SoftBank del barrio de Ginza en Tokio.
A algunos clientes iban atraídos por el lado "práctico" del reloj (que se utiliza conjuntamente con el iPhone 5 o 6) y por las funciones de seguimiento de la actividad física.
En China, mercado considerado estratégico para Apple, los primeros compradores mostraban su satisfacción en las redes sociales.
En Francia, la parisina boutique de lujo Colette se había reservado la exclusiva de vender un millar de ejemplares y a primera hora de la mañana, unas 200 personas esperaban en la puerta, algunas de las cuales llevaban desde el miércoles por la tarde instaladas frente al comercio.
El precio base del nuevo reloj es de $349 dólares, pero puede elevarse hasta los $17.000 por una edición de lujo en oro.
Apple no está sola en el nicho de los relojes inteligentes, pues compite en este mercado con la japonesa Sony y la coreana Samsung, mientras que la china Huawei lanzará dentro en breve su propio modelo.
Apple dice que de su reloj habían 7 millones de encargos en todo el mundo.
Además proliferan las imitaciones del Apple Watch en China: relojes conectados, de marcas locales y a un precio seis veces inferior.
Los vendedores chinos afirman que estas imitaciones son en buena medida comparables a los del gigante californiano, incluso los venden con el sistema operativo Android de Google. Solo una compañía llega a colocar 2.000 relojes diarios: más de 50.000 unidades al mes.
Algunos de los relojes chinos tienen incluso una ranura para insertar una tarjeta SIM, algo de lo que carece el producto estadounidense.
Para los fabricantes chinos no se trata de copias piratas, sino de dispositivos construidos a partir de las mejores prácticas y tecnologías, que mejoran los smartwatch disponibles y que son competencia para las marcas consolidadas.