Los videojuegos pueden mejorar las habilidades visuales de los usuarios y su capacidad para tomar decisiones rápidamente. Sin embargo, hay un costo: la reducción de la capacidad de la persona para inhibir la conducta impulsiva.
Así lo determinó un estudio difundido por la Society for Personality and Social Psychology (SPSP) donde se explica que esa podría ser otra forma en que los videojuegos violentos aumentan el comportamiento agresivo.
"Creemos que cualquier juego que requiera el mismo tipo de respuesta rápida, como sucede en la mayoría de los shooters en primera persona, puede producir efectos similares en el control ejecutivo proactivo, independientemente de su contenido violento", dijo Craig Anderson, director del Centro para el estudio de la violencia del Iowa State University. "Sin embargo, esto es muy especulativo", advierte.
Des-control
La capacidad de las personas para anular los impulsos agresivos depende en gran medida de que tengan una buena capacidad de control ejecutivo, explican los investigadores.
“Hay dos tipos de procesos de control cognitivo: proactivo ---que implica mantener la información activa en la memoria a corto plazo--- y reactivo ---que es más del tipo inmediato, para la resolución de decisiones", detalló Anderson.
En tres estudios publicados por este científico se encontraron que los videojuegos se asocian con un menor control cognitivo proactivo.
En su opinión, la mayoría de los medios de comunicación son de ritmo rápido y esencialmente entrenan el cerebro para responder rápidamente a los cambios de imágenes y sonidos.
Por eso, explica, “se deja de entrenar la inhibición de la primera respuesta casi automática".