Revolución laboral 2.0

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“Realmente odio a mi jefa con todo mi corazón…desearía que ella muriera…”

Este es un extracto de un comentario publicado en la página “We Know What You´re Doing”, en la sección titulada “¿quién quiere ser despedido?". Se trata de un sitio experimental que recoge los comentarios más absurdos y nocivos publicados – sin límites de privacidad - en Facebook.

Decirle esto a un amigo tal vez sea un medio fugaz de escape, pero colgarlo en su muro de Facebook puede agregarlo a la lista de internautas despedidos.

Yo diría que es un asunto de sentido común, pero tal vez me equivoque y sea un tema generacional. Ahora se habla de la “Generación Facebook” para quienes subir y compartir comentarios es parte de su lenguaje diario. Jóvenes entre 15 y 24 años que no saben diferenciar la vida virtual de la de carne y hueso.

Ante este panorama, ¿cómo debe reaccionar la empresa?.

Según un estudio de Kelly Global Workforce Index, “The rise of social media for professional & personal use”, mientras solo un 19% de los Baby Boomers (43 a 72 años) encuestados ven con buenos ojos utilizar las redes sociales para fines personales en el trabajo, la Generación X (18 a 33 años) registró una respuesta afirmativa de un 36%. Prácticamente el doble.

Las redes sociales (Facebook, Twitter, LinkedIn, Xing, etc) representan un nuevo giro de tuerca en los conflictos jurídico-laborales. Constituyen la reformulación de los problemas tradicionales en versión 2.0., con el agravante de que son canales de comunicación que no están limitados a una jornada de trabajo.

Negar esta realidad es como pretender exigirle a una hija de 18 años que salga el sábado por la noche a Rapsodia con chaperón, y que esté de vuelta en la casa antes de las doce.

Yo me inclino por la regulación en cuanto al uso y el acceso a la redes sociales en la empresa, en lugar de seguir apostando por la prohibición.

Sin embargo, de acuerdo con un estudio publicado en el 2010 por Manpower, “Redes sociales y empresa”, el 75% de las compañías encuestadas indicó no tener una política formal sobre el uso de redes sociales. Entonces, ¿cómo está el asunto?.

A continuación 5 puntos que considero claves en torno a la discusión sobre el uso de redes sociales en el ámbito laboral:

1. Pérdida de productividad durante la jornada

Es difícil medir la gravedad o la extensión real del problema en tanto el monitoreo de las computadoras puede ser visto como una práctica patronal invasiva, y además, cuando, según datos publicados por EF, 4 de cada 10 costarricenses se conectan a Internet desde el celular.

Por lo tanto, limitar el acceso a través de los equipos informáticos de la empresa no pareciera ser una solución del todo efectiva.

Sin embargo, visitar redes sociales durante la jornada de trabajo sí puede ser considerada un falta laboral por abandono injustificado, y en caso de reincidencia podría conllevar al despido sin responsabilidad patronal.

2. Amigos… pero con acceso restringido

¿Le ha pedido su jefe que sean amigos en Facebook? Resulta ser una forma encubierta de bucear los hábitos y vicios de los trabajadores a través de las redes sociales.

Alrededor del 30% de los ejecutivos encuestados por Deloitte LLP, “Social networking and reputational risk in the workplace” (2009), aceptó que monitorean a sus trabajadores en redes sociales.

Esta interacción virtual entre patrono y trabajador abre un mundo de nuevas problemáticas. ¿Está el trabajador obligado a aceptar el friend request?

3. ¿Libertad de expresión?

Me refiero a las consecuencias laborales de los comentarios publicados por los trabajadores, dentro o fuera del horario de oficina, y que son perjudiciales para la empresa.

El desprecio y el irrespeto público hacia el patrono puede considerarse una traición, una deslealtad imperdonable, que infringe las reglas de la buena fe. Es decir, la estocada que hiere de muerte la permanencia en la empresa.

Pueden ser insultos, o bien, de manera menos visceral pero igualmente dañina, críticas al patrono, bien fundamentadas y argumentadas, dirigidas a un número exponencial de contactos.

4. Daños a la reputación de la empresa

Según Deloitte, el 74% de los empleados encuestados dijo que era sencillo dañar la reputación de la empresa utilizando redes sociales.

Un ejemplo de esta situación fue el video grabado por 2 empleados de Dominos Pizza en Estados Unidos, subido a YouTube, mientras preparaban alimentos para el servicio express. El queso, antes de colocarlo en el pan, lo untaron en sus narices y otras partes del cuerpo. Esta situación originó una crisis que afectó la imagen de la compañía.

5. Seguridad interna

Las empresas alegan que a través de redes sociales los empleados pueden divulgar datos confidenciales, o bien, ocasionar transtornos en los servicios informáticos internos.

La lista es interminable sobre esta problemática de gran actualidad, que se cocina con nuevos ingrediente todos los días. Al fin y al cabo el análisis sí depende del ojo generacional con el que se mire.

Pero... ¿estará su empresa lista para enfrentar la revolución laboral 2.0.?