El menudo estorba, lo de hoy es pagar en forma electrónica

Estamos en el siglo XXI. En la era digital, donde andar efectivo es obsoleto, arriesgado y estorba

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"Solo traigo los pasajes del bus en efectivo y para el resto de mandados y compras uso la tarjeta".

Eso fue lo que dijo una vecina de Desamparados, en un reportaje de un telenoticiero local sobre la inseguridad ante los asaltos en los autobuses.

¿Y qué tal si los buses implementarán el cobro electrónico del pasaje, con tarjeta, con dispositivos como los propuestos por Go Pass o con mecanismos en línea como impulsa La Terminal? (Hay propuestas –como la de la foto– desde el año 2000.)

Ni siquiera se necesitaría andar menudo.

No somos los usuarios los que no estamos preparados para el pago electrónico. Quienes están atrás son los empresarios en todo tipo de servicios y negocios.

Hoy estamos acostumbrados a pagar en línea, con apps y con tarjetas de crédito o de débito: tarjetas, Internet, televisión por paga, teléfonos postpago o fijos y las recargas móviles en los pregpao, luz, créditos, escuela, colegio o universidad y hasta al entrenador de running.

La mensualidad de Netflix se carga a la cuenta también, de forma automática.

Otros pagos se hacen con la tarjeta, como las compras del supermercado o el almuerzo en la soda. Incluso en la pulpería reciben tarjetas.

¿Cuáles pagos hay que hacer en efectivo? Muchos propietarios de casas o apartamentos de alquiler se niegan a que se les cancele vía transferencia o con tarjeta. Y los buses.

Aparte de la facilidad y la mayor seguridad, pagar vía Internet y con tarjeta sale más barato. En menos de 15 minutos se realizan todas las transacciones que normalmente cuestan media hora o una hora como mínimo en una sucursal bancaria.

Además, el banco cobra por algunas o todas las transacciones en caja y por los retiros en el cajero: más de ocho retiros y viene cobro a la cuenta. No es mucho. ¿Quién le desea regalar ¢1.500 o más al banco cada quincena por estar sacando menudo del cajero?

El efectivo todavía se hace necesario por los negocios que se niegan a dar el paso al mundo del pago electrónico. Unos por deficiencias, porque no quieren invertir,.. ¿Otros porque no quieren tener cuentas claras con Hacienda, con la autoridad reguladora o con otras autoridades?

¿Qué el banco le cobra al negocio cada vez que uno paga con tarjeta? El dueño, el contador o el gerente deben sentarse a revisar sus números.

Hasta los restaurantes chinos   –que durante mucho tiempo se resistieron– reciben ahora tarjetas   . Algunos incluso tiene servicio wifi, como Starbucks.

También lo han aprendido muchos pequeños empresarios de turismo, que reciben pagos de clientes de Estados Unidos y de Europa a través de PayPal.

Los que no dan el paso, pierden.

Como los taxistas. Algunos sí aprendieron a andar con el datáfono para recibir tarjetas. Pero la mayoría no ha podido dar el paso ni para tarjetas ni para el uso de las apps.

Solo que de ellos ya ni me acuerdo. Uso Uber, otro servicio en el que hemos comprobado las facilidades de solicitar un servicio, ver por dónde viene y pagar (más barato) vía la app del móvil.

En un mundo digital, con usuarios digitales, que ya no nos asustamos porque un chatbot como Edna nos salude de nombre y apellido (sin haberle dicho quién es uno) gracias a la computación cognitiva, el que pierde es quien sigue en el siglo XX en modo analógico.

Estamos en el siglo XXI. En la era digital, donde andar efectivo es obsoleto, arriesgado y estorba.