Viajar con Waze por San José

Es que nadie en el resto del mundo –ni el informático más avisado y avispado, ni el algoritmo más potente- puede imaginar el caos en esta Villa de la Boca del Monte y sus actuales extensiones

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Es viernes a las 6 p. m., pero da igual que fuera a las 4 p. m., a las 2 p. m. o a otra hora, el Waze me muestra solo calles en rojo.

En rojo, tirando a colorado oscuro, aparecen las autopistas, las rutas principales de ciudad, las calles secundarias, las paralelas, las que van al contrario, las que tienen cuestas y las que bajan, las planas, las rectas, las que están llenas de curvas, las que van en zigzag o en U, las de los barrios y -hasta uno creería en tales circunstancias- casi casi hasta los trillos.

Ya sea que vaya o venga a Alajuela, a Heredia, a Cartago, a Coronado o a los Hatillos. En rojo siempre.

Viernes 4 p. m.: La Uruca. Sí, ya lo sé: La Uruca siempre tiene presas. ¿Y cuál otra ruta no? ¿Por la Pitahaya? ¿Por avenida 10? ¿Por Paseo Colón? En rojo todo.

Y en el cruce donde antes estaba un restaurante de comidas rápidas hay un cabezal varado. Caos completo. En rojo.

Le doy navegar: la voz de Waze con acento español titubea incrédula. Hacia adelante el tráfico está detenido, es como un parqueo. Y no hay forma que nos saque de ahí: no hay una vía lateral o paralela.

Estamos atascados, sin ninguna posibilidad de escape.

El otro día fuimos a Curridabat, le indicamos adónde íbamos y la voz iba dando las indicaciones, contenta, pues era la semana de vacaciones y parecía que medio mundo había salido de la ciudad.

Nos llevó en el tiempo justo.

El martes de la semana pasada le doy que me lleve a casa y cuando nos acercamos a la entrada a Heredia la voz y la direccional de Waze empiezan a aconsejarme un desvío. La presa es descomunal, como siempre ahí, pero estoy a varias cuadras del destino final.

Nos acercamos a una bocacalle y Waze, alarmada por la presa, dice que gire a la derecha con dirección a... San Isidro de Heredia por la ruta que lleva a Santo Domingo. ¡Yo vivo en Heredia centro!

La presa avanza y cuando pasa entre restaurantes de comidas rápidas y grasosas, vuelve a indicarme que doble hacia San Isidro. "¡¿Está loca?! Estoy a tres cuadras del hogar, dulce hogar".

Que conste que la dirección está preestablecida, por lo que no debería tener tales equivocaciones.

Claro que entendemos. En este país sin planificación urbana, de cuadras formadas en las época colonial y que después se desordenó a como Dios mandara, y con un diseño vial y una programación de semáforos de escritorio... claro que Waze acá no puede ser Waze, no puede ser ella misma, no le pidamos tanto.

Probablemente Waze miró alrededor, reviso calle por calle entre Heredia, San Pablo y Santo Domingo; las encontró repletas y vio que lo único viable era desviarnos hasta el otro extremo.

Encuentro defensores y una que otra anécdota que los contradice.

"Waze nunca se equivoca", dice la editora web. Y le cuento que unas noches atrás casi me lleva a 7 kilómetros de mi casa. No me cree. A su lado otro editor web me mira como si hubiese cometido un sacrilegio.

Al día siguiente en una reunión una amiga empieza a hablar de las peripecias que ha sufrido con Waze. Una noche la voz la quería desviar sin ningún sentido por calles que no la llevaban a ningún lado. "¡Qué necia que era!", reclama.

Otra amiga contó en Facebook que un día Waze la dirigía hasta Grecia y que ella solo quería ir un restaurante en Alajuela.... solo eso.

Evidentemente el problema no es Waze.

Es que nadie en el resto del mundo –ni el informático más avisado y avispado, ni el algoritmo más potente- puede imaginar el caos en esta Villa de la Boca del Monte y sus actuales extensiones. Ni que las calles sigan con los anchos de hace dos siglos y que tampoco se amplía ni se mejora la infraestructurac por pura negligencia.