¿Por quién votar? Las cualidades del buen gobernante

Costa Rica está a las puertas de unas elecciones que, lejos de estar marcadas por el bipartidismo político de décadas atrás, se caracterizan por una amplia diversidad de candidatos presidenciales

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“El santo, que nos oriente; el sabio, que nos enseñe; el prudente, que nos gobierne”. Esta sentencia de Tomás de Aquino sigue siendo actual, sobre todo en un país que está a las puertas de unas elecciones que, lejos de estar marcadas por el bipartidismo político de décadas atrás, se caracterizan por una amplia diversidad de candidatos presidenciales. Ahora bien ¿por quién votar?

Para Platón, autor del clásico libro La República, la característica del buen gobernante es la prudencia. Según Aristóteles, la prudencia es una sabiduría práctica propia de quienes saben tomar las decisiones correctas en relación a las circunstancias. Concretamente, sabe pedir consejo, escuchar a las partes implicadas, valorar los diversos matices de cada escenario, tomar en cuenta la historia del contexto, mantener una visión de conjunto, y defender sus valores. Para un escritor contemporáneo como Jim Collins, autor de “Level 5 Leadership”, los grandes líderes son capaces de construir proyectos magnánimos y duraderos, porque les caracteriza una paradójica combinación entre la humildad personal y la voluntad profesional: son tímidos y feroces, reservados e imparables.

Un buen ejemplo es Ángela Merkel, que distinguía entre “policies” (distintos tipos de políticas públicas) y “politics” (la política). Ella era una “policy person”, porque no le interesaban las batallas ideológicas. Una mítica frase suya lo resume así: “Siempre he pensado que la política se basa en resultados”. Mujer y científica, se tomó la política con seriedad, enfocándose menos en la ideología y más en la gestión: así mantuvo a Alemania como la economía más fuerte de Europa y alcanzó una popularidad mundial sin precedentes. Merkel se conservó 16 años en el poder, únicamente igualada por Helmut Kohl, y seguida por Konrad Adenauer, quien estuvo 14 años.

Promesas

Para Montserrat Herrero, profesora de Filosofía Política en la Universidad de Navarra, mantener la palabra dada ha sido y es favorable para el ser humano, porque crea vínculos de cohesión y cooperación. Sin embargo, la promesa incluso en nuestros días, atraviesa una época de crisis, tanto en la vida privada como en la política. «Como afirmó el poeta y premio Nobel Vicente Aleixandre: “Ser leal a sí mismo es el único modo de ser leal a los demás”».

En consecuencia, un buen presidente, una buena gobernante, debería tener principios sólidos, colocar el bien común encima de los intereses particulares, crear puentes de diálogo entre las diferentes posiciones para lograr acuerdos donde no existen, y contar con una enorme astucia para encontrar formas lícitas y ágiles de ejecutar proyectos, respetando la normativa y burocracia institucionales. En esta línea, también debería contar con probada experiencia en el quehacer político, ser coherente entre lo que dice y hace —tanto en su vida personal como pública—, poseer una trayectoria intachable, gozar de espíritu joven y vigoroso, entre otros aspectos.

Al final del día, todos los candidatos tienen pros y contras, y como se afirma en “management”, demasiado análisis conduce a parálisis. Los planes de gobierno se escriben sobre papel, y en una previsible Asamblea dividida, será difícil conseguir lo que se prometió, si no se cuenta con la habilidad política de llegar a consensos y la experiencia para construirlos.

Los debates son tan mediáticos como limitados, porque el tiempo y la atención son escasos. Así que en medio de toda esta información, uno de los fundamentos principales para decidir por quién votar deberían ser la coherencia y desprecio hacia la corrupción, tanto del candidato como de su equipo, porque nadie gobierna en soledad. Finalmente, “salir a votar”, más que un mantra, debería ser una llamada a escapar de nuestra zona de confort. En palabras de Confucio, “la mejor manera de confundir al enemigo, es estar uno confundido”: es responsabilidad individual escoger alguien que esté dispuesto a servir al país, y evitar a toda costa que llegue al poder un enemigo de la nación, un “déspota, inicuo opresor”.