Volatilidad cambiaria: una razón más para dolarizar

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El tema de conversación estos días en Costa Rica es hasta dónde llegará la caída vertiginosa que ha venido mostrando el colón en el último mes. La discusión no es ociosa. El tipo de cambio está experimentando una volatilidad no vista en varios años. Mucha gente está endeudada en dólares y teme el impacto de estos movimientos en sus finanzas personales. ¿Qué es lo que está ocurriendo?

Recapitulemos: a partir del 29 de enero el tipo de cambio empezó a subir de manera sostenida. Desde entonces, el dólar ha ganado en valor ¢37, para una devaluación del colón de aproximadamente el 6,43%. Cuando la moneda estadounidense sube de tal manera en tan poco tiempo, es porque hay menos dólares en la economía. La interrogante es por qué hay menos billetes verdes circulando.

Al principio la explicación automática fue factores externos. Como señalé hace dos semanas, la Reserva Federal de EE.UU. se encuentra en el proceso de retirar los estímulos monetarios que implementó a raíz de la crisis financiera global. Esto tiene el efecto de que muchos de los dólares que inundaron las economías emergentes en los últimos años ahora empiecen a regresar a EE.UU., lo cual ha generado una caída en el valor de las monedas de los países en desarrollo. Costa Rica, al ser una economía sin control de capitales, no es la excepción.

Sin embargo, la devaluación que ha experimentado el colón en un mes es demasiado brusca como para explicarse por un fenómeno que se viene anunciando desde mayo pasado y que oficialmente arrancó en diciembre. De ahí que otros economistas señalaran como la raíz del problema a las compras de dólares que realizó el Banco Central la semana antes de las elecciones. Recordemos que el BCCR cuenta con el monopolio en la compra de dólares para el sector público no financiero. Al ser el mercado cambiario de Costa Rica tan pequeño, estas compras, si se realizan de un solo, pueden “secar” de dólares a la economía y empujar súbitamente el tipo de cambio. El hecho de que el BCCR causara un socollón cambiario justo antes de la elección también llevó a que muchos pensaran que había incertidumbre política de por medio.

Pero las elecciones ya pasaron y el escenario que generaba más inquietud económica –que el Frente Amplio entrara a segunda ronda– no se materializó. Además, el BCCR ha disminuido el nivel de compras de dólares. Aún así, la moneda estadounidense continúa su vertiginoso ascenso. ¿Qué es lo que ocurre entonces? Pues parece que estamos ya ante un escenario de pánico cambiario especulativo: actores privados están comprando dólares apostando a una mayor devaluación del colón. Conforme el tipo de cambio continúa aumentando, más gente se preocupa y trata de conseguir dólares, acelerando el proceso. Todo esto se ve magnificado por el hecho de que el mercado cambiario es una pecera con varios tiburones adentro: es relativamente sencillo mover el tipo de cambio para especular.

El Banco Central ha estimulado a la incertidumbre con la decisión de intervenir en el mercado para evitar fluctuaciones “violentas” del tipo de cambio. En este caso, el BCCR lo hace vendiendo dólares (de los $7.300 millones que tiene en reservas internacionales). En los últimos dos días la intervención del BCCR ha sido significativa: se ha volado $65 millones tratando de estabilizar el tipo de cambio. El problema radica en que el Banco Central no ha emitido ningún criterio técnico sobre qué circunstancias ameritan dichas intervenciones. Más bien Rodrigo Bolaños anunció que no revelará esos criterios para evitar más especulación contra el colón. Todo esto simplemente le añade más “bulla” al mercado.

Las consecuencias del aumento en el precio del dólar son delicadas. Se estima que casi la mitad del crédito que se ha otorgado en el país es en moneda estadounidense. De esos que se han endeudado en dólares, el 75% tiene sus ingresos en colones. Es decir, el servicio de sus préstamos se hace cada vez más oneroso conforme el valor del dólar siga en aumento. Eventualmente el peso podría hacerse insoportable para mucha gente, llevándolos a la mora y, por su parte, comprometiendo de alguna manera la estabilidad del sistema financiero.

Todo esto nos lleva al meollo del asunto: Costa Rica bien podría librarse de estos problemas si simplemente dolarizara la economía. El BCCR cuenta con suficientes reservas para sustituir todos los colones circulantes con dólares. De hacerlo, nos ahorraríamos la incertidumbre cambiaria, consolidaríamos aún más la baja en la inflación de los últimos dos años y disminuiríamos las tasas de interés. La alternativa es, por mero fetiche nacionalista, continuar amarrados a una moneda volátil, que nadie sabe cuánto va a valer mañana, y que se presta fácilmente para manipulaciones.

Los acontecimientos de las últimas semanas nos confirman que para una economía pequeña y abierta como la costarricense, la mejor política monetaria es no tener moneda propia.