¿Eres mi amigo?

Usted tiene más de 1000 amigos en Facebook ¿cuáles son amigos en la vida real?

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Leí un artículo en el New Yorker titulado The Limits of Friendship, de Maria Konnikova; en el mismo se expone que Facebook permite seguirle la pista a contactos, gente conocida que, de otra forma, simplemente desaparecería de nuestro radar. Eso es muy bueno para mí por ejemplo, que he vivido la mitad de mi vida en un país y la otra mitad en otro; esto me permite saber de gente querida que tengo físicamente muy lejana.

Facebook, Twitter e Instagram, permiten además la colaboración colectiva en formas que antes no era posible.

¿Son esas personas de Facebook nuestros amigos? ¿Quiénes son nuestros amigos? ¿Cómo nos vinculamos con ellos?

Lo que hace que las relaciones de amistad perduren en el tiempo, es la fuerza que genera el vínculo de la experiencia compartida, y la fuerza de ese vínculo, no la generamos mediante medios como Facebook.

Un amigo es al que vemos periódica e individualmente. Cuando estamos con esa persona nos olvidamos del mundo y las horas se pasan sin sentirlas.

Un amigo permite retomar conversaciones que se interrumpen a lo largo de las semanas pero permanecen intactas. Cuando por alguna circunstancia dejamos de vernos, sabemos los temas importantes y pendientes el uno del otro.

Un amigo nos permite ser espontáneos. Nos sentimos cómodos para mostrarnos vulnerables, probar una broma (sin saber si tendrá el efecto esperado o no) o, simplemente, ser nosotros mismos en un ambiente seguro.

Un amigo nos da retroalimentación que no queremos oír pero que necesitamos. Esto es difícil, pero si somos verdaderos amigos podemos decir con cariño y compasión, lo que sabemos que más nadie va a decir a esa persona. Y viceversa, recibir tranquilos esa retroalimentación difícil de un amigo, como por ejemplo: que el pelo no se nos ve bien, que tenemos mal aliento hoy o que andamos muy irritables hace días.

Un amigo es con quien hemos compartido experiencias que se vuelven memorias. Vivencias intensas compartidas nos dan la oportunidad de desarrollar una amistad.

Los amigos son muy importantes en la vida de una persona. Señalan los estudios de investigación que la calidad y profundidad de las amistades, determinan la longevidad de las personas y su salud mental.

Me paso conversando con gente y muchos de mis clientes me dicen con frecuencia que entre las demandas del trabajo y una vida familiar, no les queda tiempo para amigos.

Para mí misma es un reto invertir tiempo con mis amigos. Pero me recuerdo y le recuerdo a mis clientes que precisamente, porque tenemos que dar lo mejor de nosotros a nuestra familia y a nuestro trabajo, debemos buscar y defender esos pequeños espacios para compartir con amigos.

Y compartir con los amigos, no significa comentar en Facebook, sino compartir cara a cara, con un capuchino o un vino y sin mirar el reloj…