No sé que estudiar

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No seas tan tímido y delicado respecto a tus acciones. La vida toda, es un gran experimento.

Entre más experimentes en tu vida, mejor será. Ralph Waldo Emerson

Participé en una reunión escolar donde muchos de los padres externaban su preocupación por la indecisión de sus hijos e hijas para seleccionar carrera. A raíz de dicha experiencia y por mi trabajo actual, donde funjo como un recurso para dar acompañamiento adultos en transiciones de carrera, decido compartir algunas reflexiones que espero le sean útiles a los padres que tienen un hijo adolescente indeciso.

Decisión compleja. Ojalá decidir qué carrera estudiar fuera tan fácil como hacer un test que le dijera a uno en qué va a ser competente, feliz y económicamente estable, trabajando. Todos quisiéramos este test, pero no existe.

Decidir una carrera, es una decisión compleja porque cuando la tomamos, no estamos maduros ni familiarizados con las complejidades que conlleva la vida adulta. Además, una vez tomada una decisión como ésta, las personas cambiamos, nuestras circunstancias cambian y los contextos en los que trabajaremos, cambian también, por lo que no siempre terminamos trabajando en lo que originalmente estudiamos.

Decidir qué estudiar, es el inicio de un proceso, no una decisión definitiva. Decidir qué estudiar, es un poco como decidir por dónde iniciaremos nuestra vida laboral adulta, pero no significa de ningún modo que decidimos en ese momento, a dónde la continuaremos o cómo la construiremos.

Yo me acuerdo cuando hice el test en su momento, quedé más confundida que cuando inicié, porque me dijeron que podría estudiar una variedad de carreras que no tenían relación unas con otras. Así que, porque no es lógico y por mi propia experiencia, no recomiendo tomar ningún test como la única herramienta para decidir.

Donde se pierden los muchachos. Los muchachos se pierden porque hay un mal manejo de expectativas, o expectativas contradictorias en su ambiente y a veces, ellos quieren complacer a otros, sin conocerse bien ellos mismos. Se mezclan en su mente lo que quiere el papá, la mamá, el tema económico, sus temores, inseguridades, entre otros temas y se hace como una especie de nebulosa mental que no facilita ninguna decisión.

Hablando de expectativas de familia, no siempre las expectativas se dan explícitamente como decir: “quiero que sea médico”, pero si se transmiten en el entorno de los muchachos con mensajes un poco más indirectos, confusos y contradictorios. Ejemplos: “Fulanita no sabe que estudiar, pero yo le digo que si quiere tener una familia debería considerarlo en su selección de carrera”, o “Fulanito es del tipo artístico, pero hay que pensar bien las cosas porque no va a estudiar uno algo para morirse de hambre”.

Al respecto de este tema de la decisión vocacional, visité una escuela y estuve con los niños de quinto grado (10 años de edad), el objetivo era conversar con ellos respecto a sus sueños como niños. Los niños y las niñas tenían sueños de carrera, pero algunos confesaban sus sueños con pena o ambivalencia, porque decía que sus padres no les apoyaban porque no eran trabajos “reales”.

Tal vez los padres podemos, por el amor que les tenemos a los niños, cortarles las alas sin quererlo, ni darnos cuenta. Ejemplo: Si una chiquita a los 10 años dice que quiere ser chef y la vemos con cara de que es una locura, tal vez le quitamos la motivación de explorar, jugar con ingredientes, cocinar y probar su creatividad, que es lo que necesita en ese momento para decidir a los 18 qué estudiar. Decidir qué estudiar atinadamente conlleva mucha exploración previa para aprender sobre uno mismo (intereses, valores y aptitudes) .

Qué funciona. Lo que funciona en esta etapa de la vida es ayudar al muchacho a auto-conocerse y a acallar el ruido externo que lo jala en muchas direcciones.

Preguntas como estas son las que se debieran contestar quienes están llegando a ese punto en sus vidas:

  1. ¿Por qué lo buscan sus amigos?
  2. ¿Qué ha sido usted muy bueno haciendo a lo largo de su vida?
  3. ¿Qué tipo de actividades le dan satisfacción y siente que el tiempo pasa sin sentirlo?
  4. ¿Cuáles son los temores que tiene al elegir carrera?
  5. ¿Qué le hace feliz o le da ilusión?
  6. ¿Sobre qué temas lee?
  7. ¿Con qué frecuencia vuelve a leer sobre esos temas?
Tomar tiempo para reflexionar sobre estos temas y otros temas es importante, tener un interlocutor neutral que no sea el papá, la mamá, el abuelo, o alguien emocionalmente cercano, que tenga sensatez y experiencia en orientar, puede ser valioso.

También ir y sumergirse en alguna práctica profesional del interés, para ver las cosas más de cerca, puede servir. No siempre la realidad profesional es como uno se la imagina y siempre hay profesionales generosos dispuestos a compartir su experiencia con los muchachos.

Yo creo que los chiquillos más exitosos, que se vuelven además adultos más felices son los que se conocen bien a sí mismos y ponen en práctica temprano sus talentos, intereses aptitudes y virtudes. Son además flexibles y realistas, es decir manejan las expectativas de formas sensatas. Y, si, son valientes, valientes para ir por donde ellos sienten que es auténtico aunque no sea lo que sus padres, abuelos, maestros o familia esperan de ellos.

Mis mejores deseos para los padres de muchachos en edad de decidir qué estudiar: que tengan la sabiduría y valentía de dejar a sus pajaritos volar…