Viajar y vivir fuera de su país lo puede hacer mas creativo

El mundo es un libro, quien no viaja es como quien solo lee una página.San Agustín

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Desde muy pequeña amo viajar.

En mi niñez aprendí que viajando conectaba con una parte importante de mi familia que vivía la vida a un ritmo diferente. Al vivir por periodos prolongados en otros lugares, cambiaba mi ritmo y trataba de adaptarme a la gente que visitaba. Al viajar durante mi niñez, no solo conectaba emocionalmente con mis abuelos, tíos y primos, sino que su forma de vida, me hacía apreciar mucho de lo que tenía y también lo que no tenía al vivir en una gran ciudad. Así que la primera asociación en mi mente con viajar es emocional.

Viajar nos inspira . Viajar me sembró muchos sueños. Me abrió la mente a posibilidades, me hizo sensible a otras culturas, personas y visiones.

Viajar nos transforma . Desde niña me percaté que yo no era la misma con cada viaje. A veces, al volver de un viaje largo donde había visto gente querida en un lugar lejos de lo cotidiano, me entraba una gran tristeza por semanas, algo así como un luto por el tiempo, espacio y compañía que recién había dejado. Pero más importante, ahora tomo conciencia, que viajar me hacía adaptarme, cuestionarme, salir de mi área de confort, y volver diferente en cada viaje.

Viajar da perspectiva . Esos viajes constantes de niña, me dieron claridad al alejarme de la vida diaria, para tomar al volver, decisiones fundamentales. Si, quebré algún novio luego de un viaje, o decidí cambiar de residencia, o de trabajo, luego de otro viaje.

Viajar es placentero . Viajar nos permite compartir y crear memorias juntos. Para mi viajar es mi mejor forma de compartir tiempo con quien quiero, aunque también disfruto y mucho, los viajes sola.

Me di a la tarea de investigar si se ha estudiado el impacto de los viajes y de vivir y sumergirse en otras culturas por periodos prolongados.

Encontré que William Maddox, profesor asistente de comportamiento organizacional y Adam Galinsky, profesor de administración, se dieron a la tarea de estudiar el tema.

Estos Investigadores de INSEAD (Escuela de Negocios en Francia) y de la Escuela de Negocios Kellog en Chicago, realizaron 5 estudios para entender el impacto en las personas de viajar por periodos prolongados y de vivir fuera de sus países natales. Las conclusiones una y otra vez apuntaron a que quienes se exponen a otras culturas por periodos prolongados como quienes viven fuera de su casa, país, comunidad y cultura, tienen 20% mas posibilidades de resolver situaciones complejas de formas creativas que quienes no tienen esas experiencias.

Los investigadores creen que estar expuesto a otras culturas crea una transformación psicológica, que se traduce en un incremento en la creatividad, producto de la adaptación.

De acuerdo a los investigadores, la experiencia de vivir en otras culturas, efectivamente “abre la mente” y da nuevas perspectivas, lo que permite aprender y vivir con la idea de que un objeto, acción o situación puede tener múltiples significados.

Ejemplo: En China dejar comida en el plato es buena educación… hay otras latitudes en las que no.

Cuál es la aplicación práctica de estos estudios y estas reflexiones mías:

  1. Para empezar, las empresas que busquen creatividad, flexibilidad y adaptabilidad, pueden empezar a dar mayor énfasis a explorar a candidatos con este tipo de experiencias en sus hojas de vida. No hay garantías, pero es un buen indicio e inicio.
  2. Como padres y educadores, deberíamos entender que integrar en los currículos de los niños y jóvenes intercambios culturales y viajes, es muy deseable como parte de su desarrollo integral.

  • Como empresas, el promover asignaciones cortas (año o año medio) en otros países, es una forma de desarrollar al personal no solo en competencias técnicas, sino en una transformación mas integral.
  • Así que aunque el cambio de residencia, ubicación, cultura y comida (entre otras cosas) puede dar miedo, sepa que usted, su empleado, su hijo, su alumno, vendrá transformado y mejor.

    Vuele y deje volar...