Cetáceos varados, un fenómeno frecuente y difícil de explicar

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La muerte de unas 200 ballenas piloto encalladas en una playa de Tasmania, en el sur de Australia, renovó las preguntas sobre las causas de este fenómeno y las posibilidades de prevenirlo.

Karen Stockin, experta sobre este tema en la Universidad Massey de Nueva Zelanda, responde a cinco cuestiones clave:

Las razones por las que ballenas y delfines encallan en la arena no se conocen totalmente y pueden responder a varias causas al mismo tiempo. Las hipótesis apuntan a una enfermedad, la topografía del suelo del océano, errores de navegación, presencia de predadores o condiciones meteorológicas extremas.

A veces una ballena se dirige hacia la costa tras haberse enfermado. Debido al carácter social de estos mamíferos, el grupo decide seguirlos.

Hay algunos lugares en el mundo donde se produce de manera más frecuente. En el hemisferio sur, Tasmania y Golden Bay en Nueva Zelanda han sido escenarios de varios fenómenos de este tipo. En el hemisferio norte, se ha identificado a la bahía de Cape Cod, en Massachusetts, Estados Unidos.

Esos lugares comparten similitudes de topografía de sus playas y condiciones medioambientales. Por ejemplo, Cape Cod y Golden Bay tienen una larga costa estrecha y aguas bajas con grandes variaciones de mareas. Algunos califican a esas zonas de "trampas para ballenas" debido a la velocidad con la que baja la marea.

Posiblemente. Varamientos de ballenas han sido documentados desde la antigüedad. Pero la salud de los océanos se ha deteriorado en las últimas décadas.

El fenómeno podría volverse más común con el uso que hace el hombre de los océanos, y el aumento del tráfico marítimo y la contaminación química.

Las enfermedades también pueden aumentar los casos. Pero aún queda mucho por entender sobre el tema, dice Stockin.

Los estudios sobre cómo el cambio climático afecta a los mamíferos marinos se encuentran aún en un estadio prematuro. Los expertos saben que el cambio climático puede provocar modificaciones en la distribución de predadores y presas. Para algunas especies, esto haría que las ballenas se acerquen a la costa.

Por ejemplo, recientes investigaciones basadas en modelos de predicción del clima sugieren que para el año 2050 la distribución de cachalotes y ballenas azules en Nueva Zelanda podría varias de manera considerable.

Generalmente, no. Cuando un grupo de ballenas encalla no hay un único procedimiento para intentar un rescate.

Pero Stockin afirman que un mejor entendimiento sobre si los cambios inducidos por el ser humano tiene un impacto en este fenómeno podría ayudar a encontrar soluciones.

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