Cantones del Caribe, la Zona Norte y el Pacífico Central se rezagan en graduación universitaria

La graduación universitaria de 2020, primera con registros completos de graduados por cantón, desnuda una nueva entre el interior y el exterior del país

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La graduación universitaria de 2020 en títulos de grado (bachilleratos y licenciaturas) evidenció menores porcentajes de títulos otorgados por cada 100 habitantes de entre 20 y 39 años en la mayoría de cantones de la Zona Norte, el Caribe y el Pacífico Central de Costa Rica.

Los datos se desprenden de los registros más recientes de graduación por universidad que actualiza anualmente el Consejo Nacional de Rectores (Conare), los cuales registraron por primera vez en 2020 el cantón de habitación de cada graduado al momento de recibir su título.

El banco de datos incluye información de más de 30.000 estudiantes de universidades públicas y privadas; con excepción de 1.297 de los que fue imposible obtener el dato de habitación.

La cantidad de títulos otorgados por cantón es especialmente alto en Montes de Oca, en donde se encuentran las principales sedes de la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Universidad Latina: las dos casas de enseñanza que más emiten certificaciones en el sector público y el privado, respectivamente.

Por otra parte, los índices caen entre tres y seis veces en cantones como Carrillo, Upala, Guatuso, Los Chiles, Río Cuarto y Sarapiquí, hacia el Norte del país; Guácimo, Matina y Talamanca, en el Caribe; y Quepos, Parrita, Turrubares, Garabito y Abangares, en el Pacífico Central.

En la región central del país, solo cantones como Jiménez o Alajuelita evidenciaron índices tan bajos como los de esas zonas.

Para la jefa de la División Académica del Conare, Katalina Perera, este fenómeno se debe analizar más allá de la cercanía o la lejanía de los cantones en que viven las personas con los centros de estudio. Recordó que el modelo de desarrollo costarricense dificulta las condiciones para que jóvenes de zonas alejadas, con peores condiciones de conectividad, salud o educación primaria y secundaria, accedan a la educación superior y la culminen con éxito.

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Múltiples factores

Los porcentajes de títulos otorgados por cantón en 2020 evidencian un mejor desempeño en variedad de cantones de la región Central, con porcentajes de graduados medios o altos, en comparación con otras regiones.

También se observan desempeños altos en cantones periféricos de poblaciones relativamente bajas (como Acosta, Puriscal y Montes de Oro), o en regiones estratégicas como la Zona Sur, el cantón de Turrialba, Occidente del Valle Central y la península de Nicoya.

En estas regiones existe al menos una o varias sedes universitarias de las cinco principales casas de enseñanza públicas y privadas. Sin embargo, hablar de una causalidad sería aventurado, según recordó en entrevista con EF la investigadora del Programa Estado de la Nación (PEN), Valeria Lentini.

A fin de cuentas, las universidades también deciden en qué lugares operar dependiendo de la cantidad de estudiantes que, estiman, podrían atender en cada sitio.

“Esta es una gran pregunta que se hacen las universidades en términos económicos y sociales, tanto públicas como privadas. Los centros quieren llegar a diversos lugares pero, aún si pudieran hacerlo, podrían no tener suficientes personas para atender”, explicó.

Por ese motivo es que la jefa Académica de Conare, Katalina Perera, considera que las causas del fenómeno deberían analizarse como una multiplicidad de condiciones.

“Se tienen programas específicos y algunas universidades han abierto programas itinerantes, pero hay múltiples factores que explican este fenómeno. El acceso de las personas (a la educación superior) y el nivel educativo, la disponibilidad de profesionales especializados en las áreas que se requieren en las zonas, la baja población, y el tipo de oferta que se puede dar versus la disponibilidad de recursos en ese tipo de zonas son algunos de ellos”, comentó.

Para calcular los índices de graduados por cantón, EF separó los títulos de grado (bachilleratos y licenciaturas) por cantón, según el lugar de habitación documentado por cada estudiante. Luego, calculó porcentajes de esos títulos entre la población de entre 20 y 39 años estimada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) para cada territorio.

Se utilizó como referencia ese sector de la población de entre 20 y 39 años porque es el grupo que acumula la mayor cantidad de personas graduadas en el país (un 89%), según la última actualización del Observatorio Laboral de Profesionales (Olap) del Conare.

Los datos de 2020; sin embargo, podrían contener algunas ligeras alteraciones por la pandemia de COVID-19, advirtió la investigadora Lentini. Por ejemplo, es posible que algunos estudiantes se movilizaran de cantones cercanos a la sedes universitarias (en los que habitaban durante su estudio) a sus cantones de origen, ante la posibilidad de completar sus cursos de manera virtual ese año.

Asimismo, como únicamente se dispone de los datos de 2020 fue imposible realizar comparaciones con años anteriores o revisar tendencias históricas.

Rezago general

Los rezagos hacia las afueras de la zona Central del país no son nuevos. Por el contrario, son una realidad que se replica en la mayor cantidad de mediciones de las que dispone el país en materia de desarrollo regional.

El Consejo Nacional de Competitividad (CNC) recientemente agrupó más de 110 indicadores para realizar su primer índice de competitividad por cantón; el cual dio calificaciones de “deficientes” o “limitados” a la gran mayoría de los cantones con peores índices de graduación universitaria de 2020.

De ellos, apenas algunos como Quepos, Sarapiquí, Guácimo y Alajuelita se contabilizaron con calificaciones medias, bajo la coletilla de cantones “emergentes”.

Ese índice contabilizó variables relacionadas con la fortaleza institucional de los cantones y la calidad de su infraestructura, su adopción de tecnologías de información y comunicación (TICs), sus servicios de salud, las habilidades y competencias de su población, y su trabajo económico y en integración de mercados.

En adopción de las TICs, por ejemplo, los cantones con peores calificaciones fueron la mayoría de los que menos graduados reportaron en 2020. Entre ellos, estuvieron Guatuso, Río Cuarto, Talamanca, Matina, Turrubares, Upala, Los Chiles, Carrillo, Parrita y Jiménez.

El consultor a cargo del índice de competitividad, Andrés Fernández, comentó durante la presentación del trabajo que este tipo de estudios demuestran la existencia de “rezagos estructurales”, los cuales necesitan de amplias concertaciones nacionales para ser superados, más allá de pequeñas respuestas.

En materia meramente educativa, el INEC estima, a través de su Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) que la cantidad de personas mayores de 15 años con educación primaria incompleta es del 5% en la región Central del país: una cifra que crece entre 3 y 6 puntos porcentuales (p.p.) en el resto de regiones del país.

Educación distinta

La gama de áreas de conocimiento en títulos de bachillerato y licenciatura que se entregaron en 2020 varía, dependiendo de qué región del país se analice.

Por ejemplo, fuera de la región Central, las carreras relacionadas con educación cobran una mayor fuerza.

La proporción de títulos otorgados en educación como parte del total incluso osciló entre un 37% y un 45% en el Pacífico Sur, la Zona Norte y el Caribe; mientras que en el centro del país fue de menos de un 20%.

Por el contrario, los títulos otorgados en ingenierías y computación son más como proporción del total entre estudiantes que habitan en la región Central.

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Semanas atrás, la investigadora Valeria Lentini explicaba en entrevista con EFque para muchas universidades pequeñas y sedes regionales es más complicado ofrecer carreras de ciencia, tecnología o salud porque estas ofertas requieren de mayores recursos.

En cambio, otras en áreas como Educación, Ciencias Económicas, Ciencias Sociales o Derecho suelen necesitar de menores esfuerzos económicos. “En un laboratorio, los reactivos y los equipos son carísimos”, comentó.

Eso lo reconoció Perera, del Conare, quien explicó que en las regiones más alejadas es complicado desarrollar espacios para ingenierías y ciencias, “por los costos, por la estructura que se debe de tener y la disponibilidad de profesionales para impartir esas carreras”.

En el caso de la educación, además, existe un incentivo para acumular graduaciones por el sistema remunerativo del principal empleador del país: el Ministerio de Educación Pública (MEP), en el que existen conexiones directas entre los grados académicos y el nivel de las remuneraciones de los trabajadores.

Otro fenómeno que potencia la graduación entre carreras de Educación, Ciencias Económicas, Ciencias Sociales o Derecho es la tendencia de estudiantes de primera generación; es decir, de aquellas personas que logran acceder a la educación superior por primera vez en sus núcleos familiares.

“Esto ocurre más en hogares de quintiles más bajos y en la zona periférica, en donde la oferta es principalmente educación”, explicó Lentini.

En promedio, toda Costa Rica otorgó tres de cada 10 títulos en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) en 2020. Sin embargo, las proporciones caen hasta solo dos de cada 10 títulos entre los estudiantes graduados que habitan en la Zona Sur, el Caribe y el Norte del país.

La educación y las carreras de administración son actualmente las que generan más empleo en el país, según un reciente estudio de mercado hecho por la Comisión Nacional de Préstamos para Educación (Conape), en coordinación con el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica (IICE-UCR).

Según ese documento, de cada 100 posiciones de trabajo en ocupaciones profesionales, 30 son actualmente en enseñanza y 24 en administración.

Educación además es una de las carreras con mayor cantidad de plazas vacantes según el estudio (seis de cada 100), junto con las relacionadas con TICs.

Planes remediales

Según Katalina Perera, de la División Académica del Conare, las universidades públicas trabajan en distintos programas para potenciar mejores y más amplias ofertas académicas a las regiones.

Para ello, por ejemplo, se estudia qué posibles alianzas se podrían coordinar con entidades presentes en zonas estratégicas que además dispongan de instalaciones suficientes para la enseñanza de carreras claves.

Esto es esencial para que más carreras puedan llegar a las poblaciones, en lugar de depender únicamente del sistema de becas y del traslado de estudiantes a sedes centrales o recintos que sí imparten las asignaturas en cuestión.

No obstante, Perera considera que el país debe ir más allá en este proceso para evitar el efecto migratorio que hoy tienen muchas disciplinas, tarde o temprano.

“El modelo de desarrollo actual, que ha estado centrado en el Gran Área Metropolitana (GAM), lo que hace es que incluso si nosotros salimos a ofertar carreras y a brindar opciones educativas en las regiones; las personas igualmente se vean obligadas a migrar al GAM para emplearse y desarrollarse profesionalmente. Hablamos de mejores condiciones, más estabilidad y conectividad, entre muchas otras características”, apuntó.

Además, peores condiciones de desarrollo en los cantones siempre se traducirán en menores tasas de éxito en educación superior, recordó.

Otro factor al que apunta el director de la División de Planificación Interuniversitaria del Consejo Nacional de Rectores (Conare), Olman Madrigal, es la necesidad de incentivar mejor las carreras tecnológicas y científicas desde edades tempranas.

Él señaló que los rezagos en ese campo específico también requiere como solución de mejores y más atractivas condiciones de la educación primaria y secundaria.

“Las universidades estatales están muy enfocadas en el tema de carreras STEM, porque la demanda del mercado va en esa línea; pero hay algo que es todavía más importante, y es que los estudiantes quieran estudiar estas carreras”, concluyó.

EF intentó contactar a la presidenta de la Unión de Rectores de las Universidades Privadas (Unire) y rectora de la Universidad Latina, Rosa Monge, para obtener la visión del sector universitario privado sobre estos hallazgos. Sin embargo, no fue posible concretar la entrevista.