Desde hace algunos meses escuchamos sobre la OCDE y ha surgido la pregunta entre muchos lectores sobre el papel que juega esta organización en los temas tributarios locales.
La OCDE es la institución de mayor jerarquía y relevancia en materia tributaria a nivel mundial. Es, por así decirlo, la Administración Tributaria Global, y por ello su voz se escucha fuerte allí en donde hable.
Por esa misma razón hay que saber escuchar lo que dice la OCDE, y entender que su interés es primordialmente estatal, igual que lo hace la Administración Tributaria a nivel local. No debe aceptarse todo lo que nos dicen sin análisis ni reparos. Esta discusión ya ocurrió en Colombia y en Chile, y debemos aprender de tales experiencias.
La OCDE nace en 1961 como resultado de la reforma llevada a cabo en la Organización Europea para el Desarrollo Económico, que en 1948 se crea para colaborar con los recursos del Plan Marshall de reconstrucción europea.
Hoy forman parte de la OCDE 34 países, y Costa Rica ha sido invitada a formar parte como miembro de pleno derecho. No obstante, previo a ello deberá probar que cumple ciertos estándares derivados de un plan de acción presentado por el país, que incluye la participación actualmente en diferentes foros y órganos de la organización con sede en París.
Si bien la OCDE dedica recursos a muchas áreas (competencia, agricultura, educación, salud y Gobierno, entre otras), la influencia mundial en los temas fiscales no tiene precedentes. El G-20 y algunas grandes potencias económicas, le han elevado como su mayor vocero en temas fiscales como tratados internacionales, precios de transferencia, intercambio de información, administración tributaria y otros, que tienen como objetivo la obtención de mayores recursos para el Estado.
A pesar de todas sus críticas y falencias, la OCDE será quien dibuje el camino fiscal que nuestro país seguirá en los próximos años.