Columna Tributaria: ¿Y si me fiscalizan?

Conviene tener presente algunas reglas concretas que podrían facilitar un resultado positivo para usted y su empresa

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Una de las mayores dudas de los contribuyentes es qué hacer cuando la Administración Tributaria ha iniciado un proceso de fiscalización: ¿cómo afrontar el proceso? Es por ello que conviene tener presente algunas reglas concretas que podrían facilitar un resultado positivo para usted y su empresa.

La Administración Tributaria tiene el derecho (y el deber) de fiscalizar el correcto cumplimiento de las obligaciones tributarias. Por ello, la Administración Tributaria se rige por la normativa aplicable a los criterios objetivos de selección de contribuyentes para fiscalización, que si bien establece unos parámetros de objetividad, los mismos son tan amplios que básicamente todos podemos ser fiscalizados en cualquier momento.

Es importante leer detalladamente el documento de Inicio de la Actuación Fiscalizadora, ya que ahí se indica el impuesto o impuestos que se revisarán, los períodos fiscales y los funcionarios, así como el primer requerimiento de información y un detalle de los derechos del contribuyente.

A partir de este momento, resulta importante comunicar la situación a los responsables del área contable o financiera de la empresa, o al contador en el caso de profesionales independientes, y preparar toda la documentación que le solicitan. Tómese el tiempo necesario para revisar detalladamente toda la documentación de previo a su entrega a la Administración Tributaria. Es importante revisar que lo que está presentado corresponde con lo que le están solicitando, y -sobretodo- que refleja la realidad de la empresa. Un documento que se entregue con errores puede generar desconfianza al auditor y afectar el resultado del proceso de fiscalización.

Es recomendable que se nombre un único interlocutor entre la empresa y la Administración Tributaria. Recuerde que tan importante es tener todo en orden como poder comunicar y trasladar la información de forma correcta. Por ello, múltiples interlocutores podrían generar confusión.

La fiscalización es un proceso de comprobación del cumplimiento de las obligaciones tributarias, por lo que la certeza de los documentos escritos es lo que prevalecerá. Por ello, revise sus políticas de documentación internas, las formas de bajar la información de las plataformas informáticas y la verificación del apropiado soporte documental de los asuntos legales (contratos, actas de Junta Directiva y otros). Asimismo, cualquier requerimiento que el auditor realice es recomendable que sea siempre por escrito y de manera formal.

El éxito de un futuro proceso de impugnación de un posible traslado de cargos dependerá en gran medida de la forma en que el proceso de fiscalización se haya llevado. Por ello, no se lo tome a la ligera.