EE.UU. y talibanes: una historia de esperanzas frustradas y agitadas negociaciones de paz

En el verano de 2018, al reconocer Estados Unidos que el conflicto no tiene “solución militar”, emprende negociaciones directas con los talibanes en Doha

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Entre acercamientos frustrados, esperanzas de cese del fuego e influencia regional, las negociaciones de paz con los talibanes fueron una serie de oportunidades fallidas que han mantenido al país en casi dos décadas de conflicto sangriento.

Las ocasiones fallidas

Estados Unidos ya había mantenido contactos con los talibanes antes de su invasión a Afganistán en 2001, que precipitó la caída del régimen talibán.

Según documentos desclasificados, la administración Clinton estableció contactos secretos con los talibanes, que no impidieron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en territorio estadounidense perpetrados por Al Qaida desde Afganistán.

Desde la operación aliada, los talibanes habían aceptado deponer las armas a cambio de una amnistía. Pero los "halcones" de la diplomacia estadounidense, seguros de su victoria militar, declinaron la oferta.

"Cada pilar del régimen talibán será destruido", amenazó Estados Unidos en un mensaje al molá Omar, fundador del movimiento, en octubre de 2001.

Los insurgentes se desplazaron al vecino Pakistán, desde donde iniciaron una guerrilla sangrienta, regresando progresivamente a territorio afgano.

Las pérdidas colosales asestadas a las fuerzas de seguridad afganas, pese al apoyo estadounidense, forzaron a Washington, después de 18 años de presencia, a firmar un acuerdo sobre la retirada de sus tropas.

Tentativas de diálogo ocurrieron en 2004 y después en 2011.

En 2013, los talibanes abrieron una oficina política en Catar para negociar con Estados Unidos, pero las negociaciones se interrumpieron luego de que se declararon embajada no oficial de un gobierno en exilio, posición inaceptable para el gobierno afgano.

Un encuentro entre talibanes y gobierno afgano, organizado en julio de 2015 en Pakistán, cesó tras la revelación de la muerte del molá Omar ocurrida dos años antes.

Cese del fuego

En 2015, el presidente afgano Ashraf Ghani propone negociaciones de paz con los talibanes, y propone el reconocimiento de su movimiento como partido político. Los talibanes ignoraron la propuesta.

En 2018, Ghani vuelve a hacer la oferta y anuncia un cese del fuego unilateral con los insurgentes para el Aid-el-Fitr, que celebra el fin del ramadan. Los talibanes anunciaron tres días de cese del fuego simultáneamente.

Los combates se detuvieron, una primicia desde 2001, y condujeron a inéditas escenas de fraternización entre talibanes y miembros de las fuerzas de seguridad.

Las esperanzas fueron de corta duración, al intensificarse luego la violencia.

Negociaciones talibano-estadounidenses

En el verano de 2018, al reconocer Estados Unidos que el conflicto no tiene “solución militar”, emprende negociaciones directas con los talibanes en Doha.

Donald Trump, deseoso de acabar con las "guerras sin fin", nombra en septiembre a Zalmay Khalilzad como enviado especial para la paz. A partir de octubre y hasta el verano de 2019, el ex embajador estadounidense en Afganistán lleva a cabo en Doha ocho series de negociaciones con representantes talibanes.

A inicios de septiembre, ambas partes están a punto de llegar a un acuerdo por el que, a cambio de una agenda de retirada de las fuerzas estadounidenses, los talibanes se comprometen a impedir cualquier presencia de grupos terroristas en el territorio, reducir la violencia e iniciar un diálogo intra-afgano.

Pero el martes 7 de septiembre, en medio de la sorpresa general, Trump pone fin a las negociaciones. Justifica este espectacular cambio súbito de posición por la muerte de un soldado estadounidense y otras 11 personas en un atentado talibán dos días antes en Kabul.

Las autoridades afganas ven con buenos ojos la ruptura de las negociaciones, de las que fueron marginadas desde el inicio.

El presidente estadounidense da un nuevo impulso a las negociaciones durante una visita a Afganistán a fines de noviembre. Khalilzad se reúne con los talibanes en Catar.

Pero todo se detiene de nuevo tras un ataque de los insurgentes el 11 de diciembre contra la base aérea de Bagram, cerca de Kabul, controlada por los estadounidenses.

Reducción de la violencia

Estados Unidos exige de los talibanes que se comprometan a “reducir la violencia”, y los insurgentes aceptan esa condición el 18 de enero.

Este periodo de disminución de los combates, cuyo objetivo de lado estadounidense es demostrar la buena voluntad de los talibanes y su capacidad para controlar sus tropas en el terreno, se inicia el 22 de febrero y se respeta globalmente hasta el sábado 29, en que firmó el histórico acuerdo en Doha.

Según este acuerdo, Estados Unidos se compromete a retirar gradualmente a sus cerca de 13.000 militares en Afganistán, primero hasta 8.600 efectivos, y totalmente en un plazo de 14 meses.

Como gesto de buena fe mutua, los talibanes acuerdan liberar a 1.000 prisioneros de las fuerzas afganas, y Kabul, 5.000 insurgentes.

Las negociaciones intra-afganas, entre los talibanes y representantes del gobierno, de la oposición y la sociedad civil, comenzarán el 10 de marzo.