Esprint final para Macron y Le Pen hacia la presidencia de Francia

Los sondeos ofrecen una corta ventaja del 53% al 55,5% al presidente saliente respecto a su rival de extrema derecha

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Emmanuel Macron y Marine Le Pen inician el lunes la última semana de campaña, marcada por un debate televisivo de alto riesgo para los dos candidatos a la segunda vuelta de la elección presidencial de Francia el 24 de abril.

A una semana de la votación no hay nada decidido. Los sondeos ofrecen una corta ventaja del 53% al 55,5% al presidente saliente respecto a su rival de extrema derecha. El margen es mucho menor al de 2017, cuando Macron ganó con un 66% de votos.

El desafío de la segunda vuelta es convencer a los indecisos y a los abstencionistas, que en la primera vuelta superaron el 26% del censo. Especialmente importante será movilizar al electorado de izquierda, árbitro de esta ajustada carrera.

Desde el cierre de la primera vuelta el 10 de abril, los dos finalistas no han dejado de hacer promesas ecológicas y sociales dirigidas al electorado del líder de izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, que quedó en tercera posición con casi 22% del voto.

El sábado, Macron, a menudo criticado por su gestión medioambiental, prometió que su política si es reelegido "será ecologista o no será", en política ecologista, mientras Le Pen se presentaba como "madre de familia" protectora de los "más vulnerables".

A una semana de la segunda ronda, en un contexto de campaña tenso y con la extrema derecha más cerca del poder que nunca, el debate televisado del miércoles se anuncia decisivo.

El tradicional duelo celebrado desde 1974 entre ambas vueltas de todas las elecciones presidenciales en Francia estará moderado por una periodista de la cadena pública France 2 y otro de la privada TF1.

Marine Le Pen y Emmanuel Macron "se juegan mucho", estima el sociólogo y especialista de comunicación política Philippe Riutort.

En 2017, el debate fue desastroso para Le Pen, que se mostró agresiva y poco preparada ante el dirigente centrista lo que, según muchos analistas, provocó en gran parte su derrota.

Cinco años después, la líder de extrema derecha ha suavizado su imagen, ha trabajado su programa y ha desplegado una campaña de proximidad, consiguiendo un perfil más "presidenciable".

"Estoy preparada porque tengo experiencia, he trabajado mucho el proyecto, he afinado mi proyecto con ellos (los franceses), lo he acercado a sus realidades, sus esperanzas, un proyecto serio, equilibrado, presupuestado", afirmó el viernes la candidata.

Por su lado, el presidente saliente no subestima un debate "extremadamente ajustado", admite su entorno.

Macron, que ya no cuenta con la frescura de hace cinco años, debe intentar desmontar el programa de su adversaria, señalando los aspectos radicales que ha intentado maquillar en campaña en cuestiones como la inmigración o las instituciones.

También tratará de corregir su imagen a veces percibida demasiado a la derecha para los electores de izquierda.

Desde la publicación de los resultados de la primera vuelta, ganada por Macron (27,8%) por delante de Le Pen (23,1%), los dos candidatos retomaron su campaña, multiplicando los desplazamientos, los baños de multitudes y sus intervenciones en radio y televisión.

Después de una corta pausa —Le Pen descansará el domingo y el lunes por la Pascua católica y Macron no tiene nada en su agenda hasta unas entrevistas el lunes—, las campañas lanzarán su esprint final.

La dirigente de extrema derecha efectuará un viaje antes de sumergirse en la preparación del debate del miércoles, según su entorno, y organizará su último gran mitin el jueves en Arras, en el norte del país.

Macron retomará también los desplazamientos en la recta final de una campaña que, según los candidatos, es nada menos que un “choque de civilizaciones”.