Grano de oro brilla en menos fincas

Área sembrada y número de fincas se redujo en los últimos 30 años

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“Aquí en la parte alta de Naranjo yo he visto como ha caído por lo menos un 50% la cantidad de tierras que sembraban café”, dijo Manuel Barrantes, propietario de la finca Leoncio en Naranjo, Alajuela.

La apreciación del productor no está muy lejos de la realidad.

En los últimos 30 años, la disminución en el área total dedicada a la siembra de café ha caído un 6,4% en todo el país.

Mientras en 1984, el área sembrada del grano era de 89.881 hectáreas, para el 2015 se contabilizaron 84.133 hectáreas destinadas a esa actividad.

Cafetales que han tenido que ceder terreno ante desarrollos inmobiliarios, al menos en la Gran Área Metropolitana (GAM), es una de las razones que explican ese comportamiento.

Al mismo tiempo, el vaivén de precios que ha tenido que sortear el grano en el exterior ha mermado la rentabilidad de esta actividad.

Tales escenarios no han hecho más que desnudar los retos de los cafetaleros.

La necesidad de volverse cada vez más productivos y apostar por añadir valor a sus productos, toca la puerta de las fincas y propietarios que quieren mantenerse en el negocio.

Realidad confirmada

Paralelo a la merma en el área destinada a la actividad, el número de fincas que siembran café también ha venido a la baja.

En las últimas tres décadas ese número cayó un 23% de 34.464 fincas a 26.527, según datos del Estado de la Nación.

El programa utilizó información del Atlas Estadístico Agropecuario realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) y del IV Censo Nacional Agropecuario (2014).

Otras actividades agrícolas que se destacan por la cantidad de fincas y el área dedicada a su producción son la palma aceitera, la caña de azúcar, el arroz, el banano y la piña.

Claro está, ninguna alcanza ni en extensión de área ni en número de fincas a lo reportado por el grano en los años en estudio.

Sin embargo, el comportamiento de estos otros productos mete presión al grano para mantenerse en la cúspide.

Por ejemplo, el área dedicada al cultivo de piña creció quince veces en los últimos 30 años, pasando de 2.497 hectáreas a 37.660 en 2014.

La producción de caña de azúcar se concentró en menos fincas puesto que la cantidad de estas dedicadas a su producción se redujo un 34%, pero el área de cultivo aumentó un 38%.

El proceso contrario se dio en la producción de banano, en la cual la cantidad de fincas dedicadas al cultivo casi se cuadruplicó mientras que el área aumentó en un 60%.

Actualmente las fincas de café de mayor tamaño se encuentran en los cantones de Perez Zeledón, Coto Brus y Naranjo.

Claras razones

De acuerdo con el Estado de la Nación, la población de los cantones que conforman la GAM pasó de 1.288.082 a 2.268.248 personas entre 1984 y 2011.

Al mismo tiempo, entre 1982 y 2013 casi se duplicó el área construida en ese mismo espacio.

Para Ronald Peters, director ejecutivo del Instituto del Café de Costa Rica (Icafé), esta es de las razones principales que explican la reducción en el número de fincas y áreas destinas al cultivo del cafeto.

Empero, lo que se ha perdido el país en algunas zonas, lo ha compensado con el despertar de otros espacios fuera de la GAM, como la zona de Los Santos.

“Es cierto que antes se veían cantidad de cafetales en partes como Tres Ríos y hasta en el mismo San Ramón, pero no por eso podemos decir que no queda café”, comentó Peters.

Al mismo tiempo, la irregularidad en los precios en la Bolsa Mercantil de Nueva York, principal mercado de referencia, ha contribuido a sacar del juego a algunos caficultores. Como ejemplo, para el primero de diciembre de este año, el precio de cierre por quintal en la bolsa fue de $117, contra $230 que se cotizaba el grano cinco años atrás.

“Uno como productor soporta un año, a veces hasta dos con malos precios, pero tres o cuatro como en los 90, no se puede vivir así y soportar la plantación”, recordó Barrantes.

Más con menos, el reto

Por ello, más que el precio y el espacio para sembrar, lo que le quita el sueño al propio Icafé y al sector es la productividad y su capacidad para diferenciarse.

En el primer punto, el país no ha logrado recuperar su punto más alto de producción, 30 fanegas por hectárea. Hoy ese número es alrededor de 24.

La necesidad de modernizar el parque cafetalero y buscar variedades resistentes al clima y a plagas, se torna vital.

LEA: Productividad agrícola de Costa Rica creció 78% en últimas dos décadas

En un segundo término, la búsqueda de mercados de nichos ha caracterizado la pauta.

“Se cae en productividad pero no en competitividad. Entonces se termina imponiendo la calidad”, comentó Miguel Ángel Arvelo, del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).