¿Ha demostrado el Gobierno un buen manejo político de la huelga?

Lo que se vive es un encontronazo de fuerzas para determinar quién aguanta más: los sindicatos o el Gobierno

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Tras cuatro días de huelga a nivel nacional, el manejo político que el presidente Carlos Alvarado había tenido de la situación era bastante bueno. El adelantarse a acciones de los huelguistas, con la toma de planteles de Recope y garantizar el funcionamiento completo de puertos y aeropuertos, son solo algunos de los puntos aplaudidos por los que se oponen a la manifestación convocada por los sindicatos.

Sin embargo, los recientes actos catalogados por muchos como “violencia policial” contra un grupo de estudiantes universitarios que cerraron el paso de una de las vías principales de San Pedro, podría haberle disparado en el pie a esa buena estrategia del Gobierno. Y más aún, afectar la imagen del presidente y su causa ante la opinión pública.

La disputa entre los universitarios y los policías terminó con varios heridos y arrestos de estudiantes. Además significó el ingreso de la Fuerza Pública al campus de la Universidad de Costa Rica, poniendo en escena el polémica tema de la autonomía universitaria.

Ante esto, las cinco universidades públicas del país convocaron una marcha -que resultó bastante masiva-, para condenar la violencia usada por los policías. La entrada en juego de las universidades, que hasta el momento no estaban activamente en la huelga, podría haber sido un punto de quiebre en la lucha por la reforma fiscal.

Buen inicio pero con la imagen en juego

Partiendo del hecho de que la actual huelga en contra de la reforma fiscal no es una huelga laboral tal y como la regula el Código del Trabajo, el procedimiento seguido por el Gobierno es el correcto, de acuerdo con el analista político Vladimir de la Cruz.

La manifestación que se ha extendido por el territorio nacional es más bien un movimiento político contra un tema expuesto por el Gobierno. Pone a competir opiniones políticas sobre la reforma fiscal, que no son las reivindicaciones laborales.

El actuar del Presidente -secundado por sus ministros- de pedir la ilegalidad de la huelga ante los tribunales es correcta. A esto se le suma un accionar rápido que incluso sorprendió a los sindicatos, para garantizar suministros de energía, gasolina y otros servicios. Otro punto para la imagen de Carlos Alvarado.

Sin embargo, el paro se mantiene.

Lo que se vive es un encontronazo de fuerzas para determinar quién aguanta más: los sindicatos o el Gobierno. Un pulso que Zapote no puede perder en las calles.

Si los sindicatos ceden se va a fragmentar y debilitar más la situación que tiene. Eso pesará en el futuro frente a situaciones similares. Si el Gobierno se mantiene firme, mandará la señal de que con ellos “no se juega”, mientras la autoridad de los líderes sindicales cae, según de la Cruz.

Si fuera el Gobierno el que retrocediera al final, el golpe más fuerte lo recibiría en la imagen que puede ser bastante frágil y por lo tanto un golpe bastante duro.

A pesar de que Carlos Alvarado se convirtió en presidente con un abultado abrumador (más de 1.3 millones de votos), el verdadero apoyo de este nuevo gobierno de Acción Ciudadana fue el que el ahora Presidente recibió en la primera ronda (una tercera parte de los votos).

De ahí que es tan importante que el Gobierno -y por supuesto el Presidente- mantenga buena imagen.

El Gobierno no puede echar marcha atrás, debe mantener su posición hasta ahora. Si no mostraría una figura débil cuyas acciones serían dictadas por ‘la calle’. Algo que ningún Gobierno puede aceptar, aseveró de la Cruz.

En esto coincide el también analista político Constantino Urcuyo. A nivel general el Gobierno de Alvarado ha tomado los canales formales de la institucionalidad pública y hace bien en no ceder a las demandas del sector sindical.

Pero también tiene márgenes de negociación en busca de la mejor salida posible. El plan fiscal ya está en el Congreso y debe seguirse manejando con mano de seda pues aún puede sufrir modificaciones en el plenario. “La flexibilidad del Gobierno podría mostrarse ahí”, de acuerdo con Urcuyo.

Esa flexibilidad podría ser necesaria luego de que el buen inicio mostrado por el Mandatario en el arranque de la huelga se viera ensuciado por actos del tercer día del paro.

Acción de policías son como un disparo al pie del Gobierno

La actuación de la policía del miércoles por la noche es una golosina para el sector sindical. Si bien es cierto que algunos estudiantes y funcionarios universitarios estaban participando de la huelga, ninguna de las cinco universidades se había involucrado al 100%. Por el contrario, las clases se daban con normalidad.

Después de los arrestos en San Pedro, donde se reportaron actos violentos por parte de la policía a estudiantes y periodistas, la participación de las universidades podría cambiar, de acuerdo con Urcuyo.

Ese acto considerado por algunos como “matonismo policial” fue un disparo a los pies de la estrategia del Gobierno, según de la Cruz.

Una unión entre sindicatos y universidades es peligrosa para el interés del Gobierno de que la huelga se detenga. La academia representa un grupo numeroso que históricamente tiene músculo. La presencia universitaria ha sido importante en otras manifestaciones nacionales masivas, como la en contra del TLC y el Combo del ICE.

La marcha programada por los cinco centros de estudio -de manera expedita en menos de 10 horas- fue masiva. Participaron estudiantes y profesores de las cinco universidades estatales incluyendo traslados de sedes regionales como Turrialba y Guanacaste.

Sin embargo, la manifestación fue en contra de lo ocurrido el miércoles por la noche. Como un todo, las universidades siguen sin unirse a la huelga.

“Las cinco universidades -públicas- no estamos en huelga” señaló el rector de la UCR Henning Jensen en conferencia de prensa junto a los demás rectores y el Presidente. Agregó que aunque hay personas que han acudido a manifestaciones, son nada más representaciones individuales.

Lo cierto es que la situación del miércoles puso en vilo la táctica del Gobierno. Es más difícil aguantar una huelga si más personas se suman y si la opinión pública está cada vez más en contra. Carlos Alvarado lo sabe, por eso su proceder después del altercado entre los oficiales y los estudiantes fue condenar el acto y pedir una investigación posterior.

Mientras tanto, los sindicatos disfrutan de una victoria que no estaba presupuestada y que con un problema más podría sumar una fuerza importante a sus filas.