Katherine Brown: a cargo de una cocina caribeña que no puede dejar de reinventarse

La TCM encarna una promesa de progreso para Limón –una vez más–, pero los comerciantes de la provincia se debaten entre la esperanza y la duda

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El restaurante Caribbean Kalisi tiene casi 13 años de operar en Limón. Desde el mismo punto en el centro de la provincia ha visto pasar miles de personas, centenares de turistas y decenas de proyectos que prometen convertir a Limón en una provincia próspera.

Detrás de la barra del bufé se encuentra Katherine Brown. Como todos los días, lista para la hora pico que significa el almuerzo.

El Kalisi ha vivido de todo y dentro de una semana será testigo de un momento histórico. De entre las miles de promesas que han escuchado los limonenses una sí vio la luz. Tal vez la más temida de todas. Posiblemente la más ansiada. En definitiva la más grande.

La nueva Terminal de Contenedores de Moín (TCM) está a días de inaugurarse formalmente, pero ya trabaja a media máquina amenazando el statu quo del principal puerto del país.

La TCM encarna una promesa de progreso para Limón –una vez más–, pero los comerciantes de la provincia se debaten entre la esperanza y la duda. Al menos eso le sucede a Katherine.

La etapa constructiva de la TCM significó más trabajo para los limonenses, según Brown. Muchos trabajaron en la construcción. Otros se convirtieron en proveedores. Los lugares como Kalisi disfrutaron de nuevos clientes que rápidamente se enamoraron de las delicias del Caribe.

Los operarios de la construcción eran de la zona y las contrataciones externas aportaron dinero al urgido comercio de la provincia.

Ese comercio en cadena se repitió con distintos productos y servicios en la provincia mientras la megaterminal estuvo formándose. Pasó lo mismo con los servicios de transporte o alquileres.

Sin embargo, la construcción no duró para siempre. Tras el cierre de la primera etapa, los comerciantes empezaron a resentir el cese de esas actividades. Los empleos temporales se cerraron.

En el corazón del recelo que despierta la nueva terminal está el enfrentamiento con la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Jadeva).

Porque Japdeva no es cualquier empresa. Es la compañía en la que tienen el corazón miles de limonenses, de la que dependen cientos de familias. En la que trabaja algún tío, amigo o vecino de todo habitante de Limón.

La nueva terminal no se va a detener ante eso. Tampoco tendría por qué hacerlo. Japdeva estaba advertida de su llegada desde hace varios años y tenían un plan de acción que se atrasó, pero que hoy está en marcha.

Y es que aunque inmediatamente Katherine se queja de la nueva terminal, después de pensarlo un poco vislumbra una nueva oportunidad en el cambio de operaciones de Japdeva.

La llegada de la TCM obliga a la entidad estatal a transformarse. En Moín ahora se atenderán solo barcos pequeños, pero en Limón se centrarán en el turismo. Es ahí donde está la esperanza del comercio limonense.

Ante esto los negocios limonenses están innovando con el objetivo de vender más. Incursionar en líneas distintas del negocio es una forma que han abrazado los dueños de la ferretería que están por montarse un cine, o el muchacho de los shows de comedia, o la zapatería en la que también se venden bolsos y vestidos de baño, o la librería que se convirtió también en bazar y pasamanería. Y así innumerables ejemplos.

Ajustes de precios, cambios de horario y hasta la aplicación de exámenes FODA son pan de cada día de los comercios en su afán de mantenerse estables. La ansiedad es entendible cuando el comercio representa el 48% de las patentes entregadas en la región y el turismo el 33% según datos del Estado de la Nación.

Cuando el vecino de la esquina se puso una venta de ensalada de frutas y batidos, en Kalisi se dejó de vender lo mismo. Como la floristería de doña Maritza vende flores secas y decorativas, entonces doña Carmen vende en su negocio flores frescas. Así tratan de mantener el negocio lo más justo posible según Katherine. La idea al final es no ponerse más trabas entre ellos.

La provincia sigue caminando y sus comerciantes también. A pesar de los obstáculos como la última huelga que dejó a los negocios en ascuas.

Ahora la idea es estar listos para responder a la nueva promesa del turismo. Con el nuevo muelle de Limón dedicado a los cruceros, habrá miles de potenciales clientes. Después vendrá la Marina, otra promesa futura que Katherine espera con ansias que sea una realidad.

Ante todas esas promesas lo que le queda a Katherine es estar lista. Entonces una vez que lleguen, seguirá convenciéndolos de comprar a través de un buen servicio.

Después de un rato Katherine Brown no se lamenta de la llegada de la TCM. Ya llegó y no hay marcha atrás. Por el contrario ve lo positivo que generará casi de manera obligada la nueva terminal.

También llegó McDonald’s y en el horizonte se vislumbra un KFC. Ambos restaurantes son competencia, claro. Pero para Brown no son un problema, sino una oportunidad de trabajo para los limonenses.

A ninguno les tiene miedo porque sabe que Kalisi responderá y seguirá siendo exitoso. Al fin y al cabo ella se encargará de reinventar el restaurante las veces que sean necesarias.