Nueva fecha de discurso presidencial rompe 130 años de tradición en la Asamblea Legislativa

Última vez que se programó el discurso en otra fecha fue en 1885

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La aprobación de una reforma al Reglamento de la Asamblea Legislativa para que el informe del mandatario Luis Guillermo Solís no se realice el 1° de mayo rompe una tradición de, al menos, 130 años.

El cambio en el reglamento aprobado de forma unánime mueve el discurso de apertura de un ciclo en el Congreso al dos de mayo: una fecha en la que, al menos, desde los registros de 1826, no se ha agendado un discurso de apertura de sesiones del Congreso o un estado de la nación y el gobierno.

La nueva reforma al Reglamento pretende evitar que las discusiones y juegos propios del 1° de mayo atrasen el discurso presidencial, al que -anualmente- deben esperar diplomáticos y ministros.

130 años de tradición

La programación del discurso durante el primero de mayo es prácticamente una tradición desde 1849 cuando el Benemérito José María Castro Madriz abrió las sesiones del Congreso.

En su mensaje, el mandatario daba cuenta acerca del esmero del Poder Ejecutivo en mantener la amistad entre los Estados centroamericanos, la crisis sufrida desde hace dos años en el comercio y la agricultura del país y la urgencia de abrir una carretera hacia el Atlántico.

Con variaciones, relacionadas con los vaivenes de la guerra y la inestabilidad política, el discurso siguió emitiéndose en esa fecha hasta institucionalizarse el 1° de mayo de 1886. Desde entonces, el discurso se ha programado -invariablemente- en la misma fecha. Hasta ahora.

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Programados, pero no leídos

La historia permite enumerar pocas excepciones a la fecha en el último siglo y medio, pero la programación del discurso siempre tuvo el mismo lugar en la agenda.

Por ejemplo, el 1° de mayo del 2011 fue más que negro, polémico y crítico para el país. Ese día la Asamblea fue incapaz de elegir a un nuevo directorio legislativo: el enfrentamiento entre Juan Carlos Mendoza (líder opositor en el congreso, por el PAC) y Luis Gerardo Villanueva (PLN) para alcanzar la presidencia del congreso impidió que la mandataria pudiera leer su discurso en el Plenario Legislativo. El dos de mayo, el país amaneció sin presidente en el Primer Poder de la República.

Ese domingo 1° de mayo la presidenta optó por entregar el discurso a los diputados y periodistas y leerlo ante el nuevo directorio hasta el jueves cinco de mayo.

El primero de mayo de 1936 sucedió algo similar. En esa fecha, Ricardo Jiménez Oreamuno decidió no dar su mensaje ante el congreso, pero envió un documento de seis páginas dando cuenta de sus labores al final del cuatrienio.

El informe

Tradicionalmente los discursos presidenciales para la apertura de sesiones del Congreso han constituido también un informe de labores. La información se desprende de una recopilación o corpus de mensajes presidenciales de Costa Rica desarrollada por la catedrática de la UCR Carla Victoria Jara Murillo.

El primero del que tenemos registro (un texto de tres páginas de Juan Mora Fernández y emitido un primero de marzo de 1826) daba ya cuentas de los esfuerzos por hacer prosperar "el importante ramo de la minería", dar instrucciones para hacer más fácil la ejecución de leyes y lamentaba el "deplorable estado" en que se encontraba el Poder Judicial por falta de individuos.

También daba cuenta de "la crisis más peligrosa que pudiera experimentarse en la época gloriosa de independencia": una conspiración motivada por el español José Zamora que intentó atacar el Cuartel de la ciudad de Alajuela con el plan de proclamar el Gobierno español y que terminó dejando cuatro muertos y algunos prisioneros.

"El cabecilla de la misma revolución luego fue capturado y presentado para su decapitación (...) mas no bastando esto para destruir enteramente la fracción tuvo que expedir la de confinación de los principales cómplices" señaló el mandatario.

Desde entonces, los discursos han variado entre saludos presidenciales e informes del estado de la Nación.

La tradición de un 1° de mayo se mostró casi institucionalizada durante ciento treinta años, y el cambio en la fecha aprobado por la Asamblea Legislativa resultará más que histórico en nuestra vida institucional.