¿Por qué “caímos” en las pruebas de educación PISA?

País solo retrocedió en habilidades de lectura, pero se mantiene estancado en Matemáticas y Ciencias

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Los nuevos resultados de las pruebas estandarizadas PISA aplicados a jóvenes de 15 años pintaron un nuevo panorama sobre la educación costarricense.

El movimiento de las notas promedio alertó a medios de comunicación y comentaristas que aprovecharon los datos para advertir un “desplome” y “caídas significativas” en la calidad de los salones de clase del país.

La realidad, aunque preocupante, es particularmente distinta. A pesar de los malos resultados relativos que se mantienen desde las primeras pruebas, es falso decir que Costa Rica haya retrocedido en Matemáticas o Ciencias: solo se mueve dentro de un margen de error estadístico.

Únicamente en el área de lectura se observan cambios que permiten advertir un retroceso, aunque podrían estar explicados por un factor, más bien, positivo: el aumento en la proporción de jóvenes que asisten a las aulas.

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¿Qué elementos se vinculan a los nuevos resultados del país? ¿Hubo un retroceso en los niveles educativos?

Rendimiento estancado

Un estudiante se sienta frente a una computadora y empieza a leer breves textos acerca de la migración de aves.

Los enunciados incluyen mapas sobre las rutas migratorias de los chorlitos dorados. Le hablan acerca del trabajo de los científicos para medir su movimiento geográfico y le explican el papel evolutivo de la migración para sobrevivir a factores como el frío o la lluvia.

Luego, le piden al estudiante que descifre dibujos entre los mapas para determinar hacia qué puntos geográficos suelen moverse en el invierno esas especies o por qué podrían ser importantes sus movimientos para sobrevevivir.

Las pruebas PISA son un esfuerzo aplicado desde el 2000 entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Ejecutadas de forma trienal, pretenden medir las habilidades de los estudiantes de 15 años (sin importar el año lectivo que cursan) en Matemáticas, Ciencias y lectura.

Distan mucho de evaluar los conocimientos y la capacidad de memorización de los estudiantes. Se centran, más bien, en sus habilitades analíticas para traducir los conocimientos a la vida cotidiana y aplicarlos para la resolución de problemas prácticos.

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Costa Rica comenzó su participación en ellas desde el 2009 y se mantuvo en las siguientes rondas del 2012 y 2015. Desde entonces, el país ha demostrado insuficientes resultados que le ubican por debajo de los países de nivel medio, con algunos de los más bajos resultados.

Los nuevos datos divulgados por la OCDE para Costa Rica se refieren a unas 6.866 pruebas aplicadas a una muestra representativa de los 66.524 jóvenes de 15 años que participaban en las aulas durante el 2015.

Al tratarse de una muestra, las estimaciones derivadas de ella poseen errores estándar. Por ejemplo, la calificación promedio del país en ciencias para el 2015 no es realmente 420, sino que está entre 416 y 424 puntos (si se considera una confianza del 95%).

En apariencia es ese elemento técnico el que explica los aparentes movimientos de Costa Rica en Matemáticas y Ciencias, cuando –en realidad– mantiene niveles similares a los de hace seis años. La situación es la misma sin importar si se trata de colegios públicos o privados. .

Esa caída solo es válida para el área de lectura. En el 2009, Costa Rica obtuvo una calificación promedio de 443, mayor a la nota de 427 puntos obtenida el año pasado. Es la única área donde puede demostrarse un agravamiento.

¿Qué pasó en lectura?

El desempeño entre los jóvenes de 15 años en lectura es peor que el demostrado hace un sexenio en la primera participación de Costa Rica para las pruebas PISA.

De forma preocupante, la caída no se explica porque estudiantes de altas calificaciones hayan empezado a tener resultados regulares o mediocres, sino porque hay cada vez más personas en los peores niveles, por debajo de los estándares básicos.

En concreto, entre el 2009 y el 2015, el país pasó de tener a un 32% de los jóvenes por debajo del nivel básico de lectura a un 40%.

Estos estudiantes no pueden inferir nada en un texto al leerlo: necesitan que la información les sea entregada en oraciones breves, explícitas, preferiblemente con imágenes o símbolos que faciliten su comprensión.

“Si me preguntaran cuál es el problema más grave de la educación, diría que es ese”, comenta el exministro de educación Leonardo Garnier. “Porque si alguien no entiende lo que lee, ¿cómo va a entender un contenido de Ciencias, o Matemáticas cuando lea?”.

La caída en lectura de Costa Rica no se observa de forma significativa en los colegios privados, lo que quiere decir que se trata de un fenómeno sintomático de los colegios públicos.

Ante los resultados, el Ministerio de Educación (MEP) reporta dos argumenos.

“Antes del 2015 podíamos escoger entre hacer una prueba en papel o computadora. A partir del 2015 todos los países participaron en computadora”, explica Lilliam Mora, directora de evaluación de calidad del MEP. “El cambio de enfrentarse por primera vez a una prueba por computadora podría decirnos algo”.

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Empero, las bases de datos de PISA muestran que los resultados son negativos por igual para estudiantes con alta y baja familiaridad en uso de computadoras.

El fenómeno, más bien, podría tener otras explicaciones. Las pruebas PISA no son representativas del 100% de jóvenes de 15 años de los países. Algunos de los jóvenes no están cubiertos por el sistema educativo, otros tienen adecuaciones curriculares y otros grupos no forman parte del sistema de educación abierta.

Para el 2009, la muestra de las pruebas PISA solo representaba a un 53% de los jóvenes de 15 años de Costa Rica. Se trataba de un porcentaje mucho menor al 61% de México o al 85% de Chile.

En el 2012 la investigadora Ana María Rodino se preguntó cómo habrían cambiado los resultados de las primeras pruebas del país con una cobertura mayor.

En lectura, por ejemplo, si Costa Rica hubiera tenido una cobertura de un 61% la nota habría bajado de un 443 a un 438. Si hubiera tenido una cobertura de un 85% habría bajado de un 443 a un 424. Lo mismo sucedía en Matemáticas: el país también bajaba significativamente sus notas si se simulaba una mayor cobertura.

“La lógica y nuestro contexto nos inclina a pensar que el desempeño promedio de estos grupos en las pruebas sería menor por haber tenido, en general, menos oportunidades de aprendizaje”, explicó Rodino en el Cuarto Informe del Estado de la Educación.

Justamente lo anunciado por el Estado de la Nación pudo pasar en las pruebas del 2015, pues la cobertura del país subió de un 53% a un 63%, con respecto al 2009.

“Si esa es la explicación, no me preocuparía tanto, porque significa que estamos integrando a más estudiantes en el sistema”, apunta el exministro Garnier.

Empero, los matices que brindan los datos de PISA no cambian el oscuro desempeño de Costa Rica en los últimos años: con malos resultados relativos en todas las áreas y peores en lectura con respecto a hace seis años.

En el 2014 el país estrenó nuevos programas de enseñanza en primaria enfocados en la aplicación de conocimientos de los niños y jóvenes para la vida cotidiana, acordes con lo que evalúan las pruebas PISA. Sin embargo, su efectividad tardará un tiempo en mediarse: los niños formados con los nuevos programas cumplirán 15 años hasta el 2023.

Colaboró el economista Andrés Fernández.