Próximo gobierno de Ucrania deberá resolver inmensos desafíos para superar crisis política y económica

La Rada Suprema (Parlamento) decidió destituir al presidente actual, Víktor Yanukóvich, y convocó elecciones presidenciales anticipadas para el próximo 25 de mayo

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Con una economía al borde de la quiebra, una oposición dividida y tendencias separatistas en algunas regiones, el próximo gobierno de Ucrania afronta no pocos desafíos para estabilizar el país.

El jefe del Estado firmó el viernes un acuerdo con la oposición que prevé importantes concesiones tras el baño de sangre en el centro de Kiev que se cobró 80 vidas en tres días.

Pero esto no basta para apaciguar el movimiento de contestación, al que la policía y muchos de los partidarios del presidente están apoyando.

De hecho, horas después de que el jefe del Estado ucraniano, Víktor Yanukóvich, dijera que no dimitiría y de que huyera de la capital del país, la Rada Suprema (Parlamento) decidió destituirlo por “abandono de sus funciones constitucionales” y convocó elecciones presidenciales anticipadas para el próximo 25 de mayo.

En la sesión extraordinaria de la Rada también se nombró a un dirigente opositor, Alexandr Turchínov, presidente del Legislativo, luego de que el anterior dimitiera.

Así, el nuevo gobierno de unión nacional tiene mucho trabajo por delante para resolver la peor crisis en Ucrania desde su independencia en 1991.

La economía será probablemente la principal preocupación de las nuevas autoridades.

Reparar el centro de Kiev, desfigurado y convertido en una zona de guerrilla urbana, será costoso; pero antes de esto, Ucrania ya se encontraba al borde de la bancarrota y necesita urgentemente ayuda financiera.

Precisamente esta situación fue la que condujo a Yanukovich a anunciar en noviembre, de forma repentina, una suspensión de las negociaciones sobre un acuerdo de asociación con la Unión Europea, para centrarse en reforzar las relaciones económicas con Moscú.

Rusia le prometió más tarde un crédito de $15.000 millones y una rebaja importante en el precio del gas.

A finales de diciembre le entregó $3.000 millones, pero esta semana anuló un nuevo tramo de $2.000 millones, y la entrega del montante restante es incierta.

La agencia de calificación financiera Standard & Poor's advirtió el viernes que si Rusia daba marcha atrás, Ucrania, que debe reembolsar $13.000 millones de deuda este año, entrará en quiebra

Y aunque la Unión Europea prometió ayuda financiera, no podrá alcanzar ese nivel. Por el momento se ha mencionado una cifra menor a los $1.000 millones.

"No me imagino a los votantes alemanes alegrarse de la noticia de una ayuda financiera masiva a Ucrania, cuando ya refunfuñan por ayudar a los Estados miembros de la Unión en dificultades", recalcó Andrew Weiss.

Retos políticos

En el ámbito político, la oposición, unida en su lucha contra Yanukovich, está formada por tendencias muy heterogéneas, desde activistas proeuropeos a ultranacionalistas.

"Va a ser muy complicado para los responsables de la oposición superar estas contradicciones", considera Viktor Nebojenko, responsable del centro de reflexión Barómetro ucraniano.

El excampeón del mundo de boxeo en la categoría de pesos pesados Vitali Klitschko, de 42 años, es una de las figuras más populares y moderadas de la oposición, pero carece de experiencia política.

Mucho más radical, Oleg Tiagnibok, que dirige el partido nacionalista Svoboda (Libertad), ha sido acusado en el pasado de ser racista y antisemita.

También está la ex primera ministra Yulia Timoshenko, ícono de la Revolución Naranja de 2004 y enemiga de Yanukovich. Pero su imagen ante la opinión pública se deterioró con su paso por el poder y con sus rivalidades personales con otros opositores.

De hecho las divisiones entre la oposición y las desilusiones fueron las que hicieron posible que Yanukovich ganara las presidenciales en 2010.

"Es posible que la liberación de Timoshenko en un momento tan tenso no traiga serenidad, sino todo lo contrario", sugirió Matthew Rojansky, del instituto Kennan.

La reacción de Rusia también es crucial, en un país que otrora formó parte de la Unión Soviética y al que Moscú quiere mantener en su zona de influencia.

Algunas provincias del este y el sur de Ucrania son prorrusas, al igual que Crimea, una región autónoma que pidió recientemente protección a Moscú.

"Si Rusia responde a esta petición, esto traería consigo un cambio importante en las relaciones de la posguerra fría", advierte Andreas Umland, analista político de la universidad de Kiev-Mohyla.