Último debate presidencial propició intercambios de dardos entre candidatos y expuso sus estrategias

Candidatos se cuestionaron entre sí sobre propuestas y se dirigieron ataques

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La campaña electoral tuvo este viernes 4 de febrero su último debate presidencial, organizado por Teletica a solo dos días de las elecciones nacionales.

Los candidatos presidenciales presentes en el debate de Teletica fueron José María Figueres, del Partido Liberación Nacional (PLN); Lineth Saborío, del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC); Fabricio Alvarado, del Partido Nueva República (PNR); Rodrigo Chaves, del Partido Progreso Social Democrático (PPSD); José María Villalta, del Frente Amplio (FA); y Eliécer Feinzaig, del Partido Liberal Progresista (PLP).

El formato de la discusión de más de dos horas abrió las puertas para intercambios entre los seis candidatos, así como para dirigir ataques.

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Uno de los temas que acaparó la conversación fue los derechos de las mujeres en el contexto de la acusación contra Chaves por “conductas inapropiadas” en el Banco Mundial. Prácticamente, todos los cinco candidatos restantes cuestionaron su actuar. Villalta incluso leyó una parte de la acusación en la que se enumeran las supuestas actitudes de Chaves.

Por su parte, Chaves insistió en que la parte resolutiva del caso desestimó dichas acusaciones.

Uno de los momentos más álgidos se vivió cuando Chaves le cuestionó a Saborío su “capacidad intelectual” en torno a la comprensión de dicha resolución. “Yo no le permito a usted que me diga si tengo o no capacidad intelectual”, le respondió la candidata.

Saborío también protagonizó otro momento tenso cuando, al inicio del debate, le pidió a Figueres respeto y evitar hacer “muecas”, tras las imágenes que circularon el día anterior durante el debate de Repretel.

El pasado de Figueres y del PLN también fue tema consistente. Chaves acusó a esa agrupación de causar la crisis fiscal actual, Alvarado insistió en que el bipartidismo es cosa del pasado, mientras Villalta le reclamó al expresidente el “quebrar instituciones” y favorecer negocios en conjunto con el PUSC.

Ante estos ataques, Figueres defendió sus decisiones al decir que fueron a causa de corrupción en esos entes, como el banco Anglo o el Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer).

Las posturas de Lineth Saborío fueron punto de cuestionamientos de parte de otros candidatos, quienes manifestaron falta de claridad. Figueres y Chaves le reclamaron falta de un plan en temas de crecimiento económico y pensiones, respectivamente.

Finalmente, otro de los ataques constantes se dirigieron hacia Alvarado. Chaves le preguntó en varias ocasiones temas técnicos de economía y exploración de petróleo, a lo que Alvarado respondió que tenía equipos respectivos trabajando en ello, al tiempo que defendió su propuesta de aprovechar recursos naturales como el gas y la minería.

Por su parte, Alvarado y Villalta intercambiaron sus posiciones en torno a la objeción de conciencia. El primero a favor; el segundo en contra. “Ustedes están buscando justificar y legitimar a aquellos funcionarios públicos que discriminan a personas de poblaciones vulnerables”, le espetó el frenteamplista al candidato de NR.

Estrategias

El último debate de la campaña sirvió para exponer también algunas estrategias a solo dos días de la elección presidencial y en medio de un ambiente incierto ante el alto porcentaje de indecisos, al cual llega al 32% de acuerdo a la última encuesta del Centro de Investigación en Estudios Políticos (CIEP).

Figueres, quien lidera la intención de voto, intentó limpiarse de cuestionamientos y evitó entrar en polémicas, incluso se mantuvo al margen en buena parte del debate abierto.

Alvarado y Villalta mantuvieron el intercambio que ya traen desde otros debates. El primero con el objetivo de ligar el “comunismo” a la figura del actual diputado, mientras Villalta le cuestiona constantemente temas de derechos humanos. Ambos están en pelea por entrar en una posible segunda ronda.

Chaves también apuntó hacia Alvarado en algunas ocasiones, pues es su contendor más cercano; mientras Villalta dirigió sus preguntas a cada uno de los candidatos en diferentes ocasiones, exponiendo temas incómodos como la inhabilitación del cargo de Feinzaig luego de su gestión como viceministro de Transportes.

Por su parte, Figueres y Saborío, en disputa de ese primer lugar, intercambiaron preguntas y respuestas en varias ocasiones.

Feinzaig lució más diluído en este debate, sin grandes encontronazos pero tampoco con un protagonismo contundente. Evitó entrar en “dimes y diretes” y apostó por presentar propuestas, aunque el resto de candidatos le cuestionó el cómo de sus ideas.

Saborío recibió dardos y preguntas de prácticamente todos los candidatos, con la intención de evidenciar la falta de claridad e ideas que se le reclama tanto por parte de los mismos candidatos, así como en entrevistas y en espacios de redes sociales. La socialcristiana ocupa actualmente el segundo lugar, pero con una tendencia a la baja.