Coffee & Kids abre en Escazú: las claves para pasar de un pequeño local a tres restaurantes y con la perspectiva de abrir otros más

Actualmente Coffee & Kids está presente en Heredia y Pinares, al tiempo que planean al menos dos nuevas aperturas en los próximos años.

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El crecimiento de un emprendimiento depende de la visión de sus fundadores y de una serie de decisiones claves.

“Desde un principio establecimos una misión empresarial, en la cual definimos que los niños y las niñas deben sentirse como en su habitación, comportarse como tales y estar seguros. Mientras los padres y las madres están como en casa y pasar un rato ameno”, dijo Johan Coto.

Él es fundador junto con su esposa Kendy Ulate de Coffee & Kids, que acaba de abrir su tercer restaurante en Bello Horizonte, en Escazú.

Coffee & Kids nació en noviembre del 2018, después que Johan se quedó sin empleo. Era un local de 100 metros cuadrados en Heredia, ubicado en la planta baja de un edificio que alberga la cooperativa Caficultores y contiguo al Automercado camino a Barva.

Desde el inicio Kendy y Johan tenían una conceptualización clara del negocio, enfocado en un espacio seguro para menores de edad y que sus madres y padres pudieran consumir un café.

A principios de 2020, con un grupo de socios inversionistas, abrieron la segunda sede en Escazú, frente a Distrito Cuatro y cerca de Multiplaza. Contrataron trece personas. La aceptación fue inmediata y las posibilidades de expansión aumentaron.

Se acercaron más personas para preguntar cuándo abrirían una sede más en otro sitio. Incluso se presentó una posibilidad para abrir en Guatemala.

Varias personas estaban interesadas en realizar la inversión mediante el modelo de franquicia. Pero la pandemia detuvo todo.

Esperaron a ver qué ocurría después del confinamiento. Pero la emergencia se extendió. Se realizó una negociación con los inversionistas. La decisión fue cerrar la sede de Escazú al mes y medio de abierto. “Nadie podía proyectar lo que iba a pasar”, dice Johan.

La cafetería de Heredia se mantuvo con el servicio a domicilio y las ventas mediante delivery. A la clientela le gustaba el menú.

La demanda fue tal que el mismo Johan tuvo que ir a realizar las entregas cuando el mensajero no era suficiente. También Kendy, los fines de semana, cuando no estaba en su trabajo en una firma internacional en la gerencia financiera.

Desde el inicio Kendy se encarga de la revisión de la estrategia financiera de Coffee & Kids, analizando los estados de resultados, los ingresos y los gastos. No solo eso.

Ella también define las provisiones para pago de aguinaldos, por ejemplo. Así como, para las inversiones de expansión.

Siempre tuvieron la idea de expandirse. Desde el inicio. Y esa es una de sus claves: la visión de negocios. La oportunidad apareció.

Muy cerca del Automercado, a cien metros camino a Barva, encontraron una amplia casa con un espacio alrededor para parqueo, así como para que los niños y las niñas jugaran en el exterior vigilados desde una terraza por las personas mayores que les acompañaban.

La experiencia del local de Escazú les había dejado una gran enseñanza del atractivo de ese tipo de instalaciones. En ese momento las ventas apenas generaban suficientes ingresos. Pero los consumidores buscaban lugares donde mantener el distanciamiento.

En febrero de 2021 se trasladaron al nuevo local y se convirtieron en un restaurante, con un menú que va del desayuno a la cena.

Johan explica que la inversión en este caso no fue mucha, pues se aprovechó el equipamiento y el mobiliario que ya tenían.

Empezaron con siete personas y actualmente tienen doce en este local.

Otra oportunidad de expansión apareció al año siguiente, esta vez en Pinares de Curridabat. Kendy y Johan analizaron si volver a Escazú. Pero encontraron una residencia que también podían transformar en un restaurante.

La casa les gustó mucho. Todo se alineó para reiniciar el proyecto de crecimiento. Se decidieron por Pinares. Previamente habían consultado en redes sociales a los clientes. Además de Curridabat y Escazú, otra opción era Alajuela.

Abrieron en Pinares en febrero de 2022. El local tiene setecientos metros cuadrados de patio, un staff de 17 personas. La aceptación fue inmediata, también. Para lograrlo no se esperaron a que gustara por sí solo el concepto del sitio.

“Trabajamos en fortalecer un buen servicio al cliente y mejorar la gastronomía”, explica Johan. “Todos los años cambiamos el menú. Todos los años estamos innovando”.

Ambos aprovechan los viajes familiares fuera del país para conocer experiencias, tendencias y buenas prácticas, que se suman las ideas que venían madurando.

El menú incluye cortes de carnes, salmón, pescado, camarones, hamburguesas artesanales, pizzas, espaguetis. entradas, una gama muy amplia de bebidas (que abarca cervezas internacionales y coctelería), repostería, paninis, sándwich, tortillas alineadas y diferentes tipos de pancakes y café de alta calidad, para el cual trabajan con la marca Brumas del Zurquí.

La posibilidad de abrir en Escazú surgió a principios de 2023. La actividad comercial, además, y de restaurantes viene en crecimiento, de acuerdo con los datos del Banco Central de Costa Rica.

Tras un leve decrecimiento del comercio en enero pasado (-0,1% interanual), el resto del año la actividad creció entre 1,% y 3,6% en agosto pasado.

En alojamiento y comidas, una actividad relacionada con el turismo, el incremento alcanzó el 13% en enero y febrero pasados. En agosto anterior fue de 1,7%.

Como la vez anterior, unos inversionistas se acercaron a proponerles abrir en forma conjunta. Kendy y Johan analizaron. Decidieron que no. No era el momento para tener socios,. Al menos por ahora.

Surgió también la posibilidad de abrir en Alajuela. Le ofrecieron un local en un centro comercial. Las negociaciones y la coyuntura no se alinearon.

Contrataron tres personas para hallar el sitio del nuevo restaurante. Vieron hasta doce locales. Ninguno era lo que buscaban. Hasta que vieron la casa y la eligieron.

La dirección: un kilómetro al sur del Puente de los Anonos en San Rafael de Escazú, en Bello Horizonte. Abrieron el pasado 12 de octubre.

Tiene un espacio grande (donde instalar diversos tipos de juegos, incluyendo electrónicos) y con terraza, zona verde de unos ochocientos metros cuadrados, seguridad y parqueo (que ampliarán para cincuenta vehículos).

Se cuenta, además, con un circuito cerrado de video para que los mayores vean cómo están sus hijos. Otra facilidad es que los mayores pueden trabajar con sus computadoras, mientras los menores se entretienen.

La casa estaba alquilada a un residente extranjero que regresó a su país. Para su acondicionamiento se invirtieron $235.000, muy similar a la que realizaron en Pinares.

Para Johan las claves en todo el proceso, junto con la visión empresarial, es la buena planificación, el equipo de trabajo, saber delegar, desarrollar una estructura organizacional sólida.

Otra clave es el complemento entre Johan, que lleva la batuta en las relaciones externas al negocio, y Kendy, que lleva el mando en lo financiero.

Además, adaptarse a las particularidades de cada restaurante. Las sedes tienen su propia dinámica en cuanto a rango de edades, consumo y comportamientos de los clientes. Para eso se analiza continuamente los datos en cada sede.

Las dificultades no han estado ausentes, en particular los trámites municipales para la patente. Escazú implicó un reto mayor.

El plan es establecer uno o dos más Coffee & Kids. Tal vez alguno en Liberia.

Y, más adelante, llevar la marca fuera del país, así como diversificar la empresa.

También, Johan y Kendy ya saben cuáles son las señales que indiquen el momento para decidir atraer socios inversionistas.

“Hicimos un planteamiento para el 2025 desde hace cuatro años atrás”, dice Johan.