El Gobierno pagará ¢4,8 billones de colones en deuda pública (amortización e intereses) durante el 2021. Este monto representa ¢13.500 millones por día, ¢562 millones por hora, ¢9,4 millones por minuto y ¢152.200 por segundo.
Los datos se desprenden del proyecto de ley de Presupuesto Nacional 2021 enviado por el Ministerio de Hacienda a la Asamblea Legislativa la tarde de este martes 1 de setiembre.
El costo de los intereses para el próximo año supera los ¢2 billones, con ese dinero se podrían construir 214 rotondas con pasos a desnivel como la recién inaugurada en las Garantías Sociales en Zapote, esa cifra permitiría entregar 2,85 millones de bonos Proteger de ¢125.000 por seis meses, o facilitaría el desarrollo de 33 obras como el Estadio Nacional.
El servicio de la deuda (intereses más amortizaciones) creció 6% entre el 2020 y el 2021, un monto equivalente a ¢169.017 millones.
Los intereses que se pagan en deuda externa se redujeron 0,1%, mientras que los de la deuda doméstica aumentaron 0,3%, en ambos casos como porcentajes del Producto Interno Bruto (PIB).
Elian Villegas, ministro de Hacienda, reconoció en conferencia de prensa, la tarde este martes, que la deuda del Gobierno para el próximo año resiente un incremento en el pago de intereses, pero es optimista sobre los resultados que pueden tener la aplicación la regla fiscal, los límites a los incentivos salariales y el aumento de los ingresos por la reforma fiscal.
El presupuesto nacional 2021 es por ¢11,4 billones, de los cuales el 45,1% se financiará con ingresos corrientes (impuestos y aranceles) y el 54,9% con deuda.
Mientras que del total de ese dinero contemplado en el plan de gastos del Gobierno, el 42,4% se dirigirá al pago de la deuda pública, este es el segundo rubro en importancia solo por detrás del 42,6% de recursos que se girarán a las entidades del Poder Ejecutivo, órganos desconcentrados y la Presidencia.
Los intereses son el problema insuperable del presupuesto y representan el mayor reto para el futuro si el Ejecutivo desea contener la deuda para plasmar ajustes a la baja en los próximos proyectos presupuestarios.
Villegas aceptó que es necesario balancear el costo de la deuda interna frente a la externa, pero sobre todo racionalizar el gasto de la deuda doméstica.
El ministro indicó en entrevista con EF que tras la discusión con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la presentación del presupuesto, retomará las rondas de diálogos con tenedores de bonos del Gobierno en el mercado interno para buscar renegociaciones de cara a los canjes venideros.
Hacienda proyecta con la implementación gradual de la reforma fiscal que la deuda pública mantendrá su tendencia creciente hasta alcanzar un máximo en el 2024. Además, las necesidades de recursos por parte del Gobierno seguirán por varios años más.
El pago de intereses mostrará una tasa de crecimiento promedio del 11%. Sin embargo, la aplicación de la regla fiscal que limitará el incremento del gasto corriente (a 4,33% el próximo año) deberá traducirse en un mejor resultado en el déficit primario entre 2020 y 2025.
El acceso a préstamos de apoyo presupuestario con organismos multilaterales permitirá afrontar la falta de liquidez del 2020 generada por la pandemia. Estos recursos se utilizarán primordialmente en canjes de deuda interna más cara por dinero externo con tasas favorables.
El ministro de Hacienda explicó que en el plan del 2021 se contempla la necesidad de recursos mediante deuda, pero esperan acceder al Servicio Ampliado con el FMI por hasta ¢1.750 millones, que se percibirá en desembolsos; además de otros empréstitos internacionales y la emisión de bonos de deuda externa en los mercados extranjeros (eurobonos).
El próximo año casi el 55% del presupuesto se financiará con deuda y el resto con recursos provenientes de impuestos. En 2020 la situación planeada inicialmente fue diferente ya que los ingresos corrientes representaban el 52%, antes del golpe del coronavirus.
Intereses nublan recortes
Los intereses y las comisiones alcanzaron los ¢2,15 billones, un crecimiento del 10,6% con respecto a los ¢1,98 billones de la ley aprobada para 2020.
El peso de esta partida dentro de las erogaciones representa el 18,8% en la comparación interanual.
Sin embargo, el esfuerzo por recortar o reducir el crecimiento del gasto con la regla fiscal en rubros como remuneraciones y transferencias, se ve nublado por el crecimiento de la deuda y los intereses.
Para el 2021 se incorporan los órganos desconcentrados al presupuesto nacional, por esa razón se refleja un crecimiento del 6,3% en las remuneraciones. Sin embargo, si se simula el efecto que esas instituciones hubieran tenido en el plan del 2020, el incremento se anularía y la tasa de variación sería del 0%.
En general, la desaceleración de salarios se ve influenciada por las limitaciones que impone la regla fiscal bajo un escenario de deuda superior al 60% de la producción nacional en la cual no se aplicarán aumentos de sueldos por inflación.
Además, se contabilizan los congelamientos de pagos de anualidades para los periodos 2020 y 2021.
La inclusión de los órganos desconcentrados también repercutió en las transferencias, sobre todo en partidas como bienes y servicios, por esa razón, pese a los esfuerzos del Gobierno por generar reducciones, no se reflejan en este plan de gastos.