Banco Nacional debe recuperar dinamismo para mejorar indicadores

Nuevo gerente deberá velar por subir la suficiencia patrimonial y otros indicadores financieros

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El crecimiento real de utilidades del Banco Nacional de Costa Rica (BNCR) fue del 50% en el 2014 y, aunque el porcentaje es llamativo, no revela toda la situación por la que atraviesa el intermediario más grande del país.

La entidad está en proceso de salir de una situación financiera incómoda e intentando eliminar el estrés que ha pasado en meses y semanas anteriores.

Algunos especialistas coinciden en que el banco debe atacar pronto varios frentes: mejorar su eficiencia, reducir su morosidad, afinar su colocación de crédito, fortalecer su patrimonio y, en esa misma línea, incrementar sus ganancias, de tal forma que tenga una posición más robusta para ganar más mercado.

En términos absolutos, las ganancias terminaron el año pasado en ¢39.634 millones, monto que es apenas una aproximación a las ganancias del 2012 (¢46.222 millones). Es decir, el incremento del año pasado solo fue una recuperación del descenso del 46% que tuvo en el 2013.

Empero, las utilidades no han sido el único problema de la entidad. Varios indicadores financieros pusieron en alerta a la junta directiva, la cual solicitó medidas correctivas inmediatas para mejorar la situación financiera.

La junta hizo llamadas de atención claras y peticiones directas a las gerencias para que se implementaran mejoras; las órdenes incluyeron acciones para la principal cabeza de la entidad, Fernando Naranjo.

No obstante, el pasado 26 de enero, la situación del BNCR cambió cuando Naranjo anunció su renuncia, efectiva a partir del 1 de marzo del 2014.

El hecho ocurrió el mismo día en que la Contraloría General de la República acusó a tres de los cuatro bancos públicos de tener incentivos desproporcionados a sus empleados. El Nacional fue uno de los señalados y el que repartió el mayor volumen entre el 2006 y el 2012.

Sin embargo, en los últimos dos años, el nivel de suficiencia patrimonial y otros indicadores financieros de banco han mostrado debilidad y ha llevado preocupación a la directiva, presidida por Víctor Hugo Carranza.

Los otros miembros de la directiva son Jeannette Ruiz Delgado, Jenifer Morsink, Gabriela Flores, Luis Enrique Pal, Olman Briceño y Jorge Luis Méndez.

Desde el 2013, el índice de suficiencia patrimonial mostró un deterioro que lo llevó a niveles entre el 10% y 11%. El nivel mínimo permitido por la regulación es de 10%.

El índice de suficiencia es el porcentaje mínimo de capital ponderado por riesgo que debe tener una entidad bancaria para respaldar los préstamos e inversiones que otorga.

Entre las medidas que se plantearon para fortalecer ese indicador estuvieron la emisión de deuda subordinada, el aporte de dividendos por parte de subsidiarias, la venta parcial de la cartera de créditos a otros bancos, un recorte en gastos, la aplicación de comisiones por servicios y el cierre de oficinas.

Factores esenciales

Respecto a las labores esenciales para este año, Carranza enlistó como prioridades aumentar la eficiencia, mejorar el clima organizacional y procurar un mayor acercamiento con los clientes.

Sin embargo, el representante no se refirió a las acciones puntuales para subir la suficiencia patrimonial o aumentar ingresos.

El exgerente general del banco William Hayden considera que la institución debe resolver cuatro problemas para mejorar sus resultados.

El primero es la eficiencia del gasto, pues este parámetro se ha deteriorado en los últimos años.

Según el indicador utilizado por la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) –que consiste en medir la utilidad bruta entre los gastos de administración–, el Nacional descendió en el 2013 a 1,27 veces, pero en el 2014 se recuperó a 1,4, básicamente por un repunte de las ganancias, dado que sus gastos mantuvieron un ritmo creciente.

El segundo factor es la morosidad de la cartera, que aunque bajó en el último año, los créditos más atrasados aún no vuelven a los niveles del 2012.

Según Hayden, los créditos en mayor riesgo obligan al banco a realizar provisiones y, mientras este rubro no descienda, afectará a las utilidades.

Si persisten los elementos que minan las ganancias, la entidad carecerá de recursos para alimentar su patrimonio y, por lo tanto, la suficiencia se quedará estancada, el tercer punto enlistado por el exgerente.

El cuarto punto por mejorar: el costo que tiene su pasivo. Al igual que otros indicadores, este porcentaje no ha retornado a los niveles del 2012.

Para Hayden, el BNCR debería sacar mayor provecho de las captaciones por cuentas de ahorro y corrientes, las cuales le representan un gasto menor en comparación con depósitos a plazo o endeudamientos en el exterior, por lo cuales debe pagar un interés.

Carlos Fernández, quien estuvo al frente del Banco de Costa Rica (BCR), reconoció que el Nacional ha logrado salir de una ligera crisis por medio de algunas medidas como el endeudamiento, pero se cuestiona si los resultados son sostenibles en el largo plazo.

Algunos de los puntos de vista de Fernández coinciden con los de Hayden, aunque un mensaje final se centra en fortalecer el capital de la entidad.

El exbanquero señaló que el nivel de utilidades del Nacional debería ser de unos ¢60.000 anuales, lo cual le daría la suficiencia necesaria para estar en el negocio del crédito con una posición competitiva, es decir, ofreciendo tasas acordes con el mercado. Incluso, tener la capacidad de hacer ofertas a los mejores clientes.

La idea, agregó Fernández, es mantenerse en los créditos de alta rentabilidad, como tarjetas de crédito y consumo, al tiempo que debe hacer las gestiones para deshacerse de las operaciones que lo drenan y le aportan poco en intereses.

También insistió en mantener una fuerte presencia y recuperar terreno perdido en la captación de cuentas corrientes mediante un buen servicio, tecnología y mecanismos eficientes en la recolección de los fondos.

Para Fernández, el banco debe hacer un viraje de inmediato para enfrentar la competencia, la cual, pronostica, será intensa en los próximos tres años.