¿Cómo se construye un fondo de emergencia y cuánto dinero debo destinar a él?

Un problema laboral o uno médico son impredecibles. Por eso, se recomienda tener un ahorro para atender imprevistos, el primer paso es determinar con certeza cuánto es el monto de sus gastos mensuales.

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Contar con un fondo de emergencia puede salvarle de dolores de cabeza y endeudamientos caros e inesperados. Un problema laboral, una enfermedad, un accidente o cualquier mala noticia similar puede llegar en cualquier momento, y es diferente ese temor para quienes tienen una base de ahorros para atender una situación de ese tipo que para quienes no la tienen.

Si bien estudios realizados en años recientes indican que más de la mitad de los hogares costarricenses no logran ahorrar y llegan a fin de mes en “números rojos”, la formación de un pequeño capital para afrontar imprevistos o cambios en la carrera laboral es una práctica que no solo tiene efectos positivos en el futuro, sino que sirve para poner a raya el estrés del día a día laboral y financiero de cualquier persona.

Pero, ¿cómo se forma un fondo de emergencia efectivo y cuánto dinero es suficiente para ello?, EF conversó con la economista y profesora universitaria, Estefany Alfaro; así como con la gerente de Educación Financiera de Coopenae, Cindy Rivera, para brindarle la mejor orientación posible. Estos son sus consejos.

¿Cómo calcular el monto idóneo para el fondo?

No existe un monto específico que todas las personas y hogares deberían ahorrar, sino que existen recomendaciones que se adaptan a cada cual.

Lo más importante, indican tanto Alfaro como Rivera, es que la persona u hogar tenga claro cuál es el monto de sus gastos mensuales en todos los rubros (como alimentación, pago de servicios, gastos personales como ropa, entretenimiento y transporte, entre otros); de modo que forme su fondo de emergencias como una proporción de ello.

“Una vez que se tiene claro el monto mensual que cubre todos los gastos periódicos, se decide entonces cuántos meses se desea que dure el fondo de emergencia. Si la persona no tiene la costumbre de ahorrar, se recomienda comenzar con un fondo que cubra tres meses de los gastos recurrentes. Para personas u hogares con mayor hábito de ahorro o con situaciones laborales inestables, se recomienda que el fondo cubra de seis meses a un año de los gastos”, explicó Alfaro.

De este modo, en caso de que llegue una emergencia, la persona u hogar puede afrontarla por varios meses sin tener que acudir a endeudamiento. Por otra parte, si la emergencia se trata de un imprevisto que corta su relación laboral, entonces tiene un respaldo para sostener su estilo de vida hasta corregir la situación.

El monto del fondo varía sustancialmente entre una persona soltera y una familia, pues los gastos fijos de un hogar compuesto por varias personas son mucho más amplios y están sujetos a muchas más variables que los de una sola persona. En ese sentido, se deben contemplar no solo los gastos fijos por necesidades y gustos de las personas, sino los variables por sus riesgos usuales a enfrentar un imprevisto.

¿Cómo empezar a formarlo?

“Para formar un fondo de emergencia”, indicó Rivera, “se debe ahorrar regularmente, una cantidad estimada entre el 10% y el 20% de los ingresos mensuales”. Además, indicó que se pueden usar cuentas de ahorro o inversión, las cuales “permiten hacer uso sin cargas por retiro de emergencia”.

Formar el fondo de emergencias no es sencillo porque requiere de un esfuerzo consciente con un objetivo que no es del todo tangible. El ahorro para enfrentar emergencias se trata de una gran fuente de tranquilidad y de independencia para quien lo concreta; sin embargo, esa es una retribución diferente de la que obtienen las personas cuando ahorran para costear cuestiones que se disfrutan más inmediatamente, como un viaje o un bien.

Según Alfaro, las personas para las que es difícil ahorrar podrían encontrar una gran ayuda en mecanismos de ahorro automático que aplican las entidades financieras. “Si para la persona o el hogar es difícil ahorrar, se recomienda automatizar los ahorros desde la cuenta corriente a una cuenta de ahorros en las fechas en que se reciben los principales ingresos”, aseguró.

Una vez formado, también es necesario mantenerlo actualizado. Esto es importante, recordó la economista, porque el estilo de vida y las necesidades de las personas están en constante cambio.

¿Qué hacer si tengo que utilizarlo total o parcialmente?

Cuando llega una emergencia, se debe procurar hacer un uso responsable del dinero y, de ser posible, no cargarlo todo al fondo de emergencia. Esto se puede al menos intentar cuando la persona o la familia tiene ingresos extra o puede recortar algunos de sus gastos mensuales en ese determinado momento.

Luego, se debe realizar un nuevo plan de ahorro para reponer el dinero utilizado o para continuar costeando la emergencia, en caso de que no haya sido suficiente.

“Posterior al evento, es esencial trabajar en la reconstrucción del fondo de emergencia para que no sufra estos imprevistos y pueda mantener de forma planificada recursos que le permitan hacer frente a estos eventos”, señaló Rivera.

Entre tanto, añadió Alfaro, es “muy importante” no adquirir otras deudas y reconsiderar prioridades.

“Es también importante no sentirse culpable por utilizar el fondo, aunque puede ser desalentador utilizar los recursos y tener que empezar el ahorro desde cero nuevamente, el propósito del fondo es proporcionar seguridad en momentos críticos. La clave es actuar de manera proactiva y tener un plan claro para reconstruirlo”, afirmó.

¿Debe el dinero estar disponible o puede estar invertido?

Más allá de si está invertido o no, lo importante es que el dinero sea de fácil acceso en caso de que se presente una emergencia.

Según recordó la economista, las dos principales características de este tipo de fondos son que deben ser líquidos (que el dinero este fácilmente accesible) y seguros (estar en entidades con bajo riesgo), pues el rendimiento no es la prioridad de este tipo de recursos.

“Para el fondo de emergencia se deben evitar inversiones de alto riesgo o de mucha volatilidad como las acciones o fondos de inversión inmobiliarios”, puntualizó.

Una buena práctica es dividir los instrumentos en los cuales se dispone del fondo. Por ejemplo, tenerlo en varios certificados de depósito a plazo y cuentas de ahorro, de modo que se diversifique el riesgo y la accesibilidad.

¿Qué es lo más recomendable que puedo hacer si pasa una emergencia y no formé un fondo antes?

Cuando llega una emergencia y la persona no tiene el respaldo de un fondo para enfrentar este tipo de situaciones, las opciones suelen remitirse a endeudamiento, cuando no existen otros ahorros destinados a objetivos que puedan aplazarse o cuando no sea posible acceder a apoyo familiar.

Lo más importante es evitar las opciones de crédito informales, que suelen generar inconvenientes, según afirmó Rivera. “Si se enfrenta a una emergencia y no se tiene el dinero necesario, lo más recomendable es buscar opciones como préstamos personales u otras líneas de crédito que se ajusten a ese imprevisto”, subrayó.

Alfaro también explicó que, en caso de una emergencia, “es posible que se deban sacrificar algunos lujos o actividades recreativas por un tiempo para liberar fondos”.

“Se deben también pensar formas alternas de ingresos como un trabajo temporal extraordinario o vender posesiones innecesarias o que se les dé poco uso. Una vez que se haya solventado la emergencia, es vital aprender de la experiencia y desarrollar un plan financiero que incluya la creación de un fondo de emergencia para el futuro”, concluyó.