¿Cuáles son las formas de usar una casa propia para obtener más dinero en la jubilación?

Pasar de recibir una pensión de ₡220.000 mensuales a ₡520.000 es posible si se utiliza la vivienda como un activo que genere ingresos en la vejez. ¿Es una buena opción? ¿Cuáles son los riesgos? Le explicamos.

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Isabel Rodríguez es una mujer ya jubilada, viuda y con cuatro hijos que viven fuera de su vivienda con sus respectivas familias. A ella su casa ubicada en Desamparados se le hizo grande, pues quedó con cinco habitaciones disponibles para ella sola. Además, le resultaba más costoso mantener la propiedad y su único ingreso era una pensión de ₡220.000 mensuales.

Uno de sus hijos le dio la idea de dividir la casa en dos. Una parte sería para vivir ella y la otra para alquilarla. Con solo eso, le plantearon, podía incrementar sus ingresos a ₡520.000.

En Costa Rica los adultos mayores son el segmento de la población costarricense que crece a un ritmo más acelerado que la población total, y este comportamiento se mantendrá a futuro. Este grupo poblacional presentará un crecimiento anual sostenido entre el 2025 y el 2045, y pasará de ser el 7% en 2015, al 13% en 2030 y 18% en 2045; cifra que representa más de un millón de personas para ese año, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Este cambio demográfico provoca que el sistema de pensiones se vea cada vez más comprometido y que no haya seguridad de que toda esa población recibirá su respectivo sustento económico para cuando llegue a su edad de retiro.

Por esta razón, tanto para la población actual como futura es importante cuestionarse de cuáles formas se puede asegurar un ingreso económico, y lo ideal es que sea a partir del patrimonio propio.

En el caso de Isabel, lo que ella hizo fue aprovechar su casa propia para obtener retornos y así incrementar sus ingresos de forma tal que pueda tener una vejez con mayor holgura económica. ¿Es esta una buena opción?

Utilizar una vivienda propia como un activo para generar rentas puede ser una salida para cientos de personas. En la última Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) elaborada por el INEC, en Costa Rica existen 1.722.602 viviendas ocupadas, de las cuales la mayoría están completamente pagadas.

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El INEC estima que gran parte son viviendas independientes o están ubicadas en fila contigua, y en un porcentaje mucho menor se encuentran las que están en edificio, ya sea en torre o apartamento.

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¿Qué se podría hacer en Costa Rica?, ¿es rentable?

Ante consultas de este medio, la economista y asesora en finanzas personales, Estefany Alfaro, señaló que existen diferentes opciones que una persona puede emplear si quiere obtener rentas usando su vivienda.

La primera y más sencilla, en el sentido de que no implica ningún gasto extra, es compartir la casa con familiares o personas de mucha confianza y establecer un monto fijo mensual por la estadía. Ese monto no necesariamente tiene que ser desembolsado en efectivo, pues la estadía puede intercambiarse por el pago de alimentos o servicios del hogar.

Otra opción es utilizar plataformas como Airbnb o Booking para rentar, ya sea un espacio de la vivienda o toda la propiedad. No es necesario vivir en una zona altamente turística para intentar esta alternativa. “Usando la creatividad se puede transformar el espacio de forma que sea atractivo y mercadeable”, especificó Alfaro.

Una tercera opción es —si el tamaño de la vivienda lo permite— dividir la casa, quedarse con el espacio más pequeño y alquilar la parte más grande para poder obtener mayor renta; si la casa tiene varias habitaciones también se puede considerar la posibilidad de rentar cada habitación por separado.

En estos casos es importante considerar cómo se van a financiar los cambios a la vivienda, con ahorros o si es necesario obtener financiamiento.

A la vez, se puede ofrecer servicios en el hogar a cambio de una remuneración, como por ejemplo cuido de mascotas, preparación de alimentos o lavandería.

“La casa también se puede vender o hipotecar para obtener un crédito que funcione como renta vitalicia”, añadió.

Las opciones que se presentan en este artículo son posibilidades y es relevante que cada quién analice lo que mejor se alinea a sus objetivos sin descuidar su patrimonio ni la calidad de vida que va a tener en su vejez.

¿Para qué tipo de personas funcionan estas opciones?

Para muchas de las personas adultas mayores no es viable invertir dinero para hacer cambios en sus casas y obtener rentas debido a su condición económica. Para este sector de la población, la mejor opción es compartir su casa con familiares o amigos, o bien rentar espacios de la vivienda sin tener que invertir en modificaciones.

La venta o hipoteca de la propiedad también es una buena opción, siempre y cuando la persona adulta mayor cuente con el conocimiento o un acompañamiento adecuado que le permita distribuir correctamente el dinero obtenido para vivir los años restantes.

Para la población adulta mayor en mejor posición socioeconómica se puede considerar la opción de hacer cambios en la casa para rentar, ya sea en modalidad de alquiler mensual por contrato o por noche, como un espacio vacacional.

La mejor opción va a depender también de la red de apoyo con la cuente la persona adulta mayor, del apego que tenga la persona con su casa de habitación y de cuánto patrimonio quiera dejar para su descendencia.

“En el caso de que una persona llegue al periodo de retiro y no haya acumulado suficiente monto para una pensión razonable, ahí ya mucho de lo que se podía hacer ya pasó, ya el tiempo fue superado, entonces no hay mucha opción. Y lo que comienza uno a ensayar son soluciones de emergencia, soluciones un poco al calor de la situación y entonces uno podría vender desde algún vehículo hasta algún lote que había comprado (...); puede vender algunos enseres que tenga que no utiliza, pero hay que entenderlo como situaciones de emergencia”, señaló Danilo Montero, director de la Oficina del Consumidor Financiero.

Montero recomienda que las personas preparen su retiro muchos años antes.

Opciones en otras latitudes

Utilizar la vivienda como una herramienta de soporte para la vejez es un modelo que ya se aplica en otros países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y otras naciones europeas como Francia y España.

Algunos ejemplos de esas figuras son:

  • Hipoteca inversa: este es un producto financiero que permite a las personas mayores convertir parte del valor de su vivienda en efectivo sin necesidad de venderla.
  • Renta vitalicia inmobiliaria: en este caso, una persona vende su propiedad a una compañía de seguros o a un inversor y a cambio recibe una renta mensual durante el resto de su vida.
  • Casa de retiro o comunidad de jubilados: son complejos residenciales diseñados especialmente para personas mayores, donde se ofrecen servicios y comodidades específicas para esa población. Los residentes pueden vender su casa actual y utilizar los ingresos para adquirir una vivienda en una de esas comunidades.

En Costa Rica estas figuras no están reguladas, pero sí existe actualmente una propuesta del diputado Carlos Felipe García Molina, del Partido Unidad Social Cristiana, relacionado con la hipoteca inversa y que está en discusión en la comisión de Asuntos Jurídicos de la Asamblea.

¿Cuáles cuidados deben tomarse en cuenta?

Cada opción tiene sus particularidades. En el caso de compartir la casa con personas de confianza, hay que dejar muy claro desde el inicio el precio que se va a cobrar por la estadía y la forma de pago. También es indispensable conversar sobre las normas básicas de convivencia. Lo mejor es plasmar todos los acuerdos de forma escrita para evitar conflictos en el futuro.

En el caso de rentar la casa por medio de plataformas virtuales, hay que estudiar detalladamente las normas y tomar en cuenta el riesgo de daños en el inmueble.

Para dividir y rentar la casa hay que tener en consideración si es necesario obtener permisos de construcción; en caso de requerir un crédito, además, se debe analizar en detalle el plazo y la tasa de interés. También se debe evaluar el tema de la privacidad al compartir la propiedad con los inquilinos.

Al vender o hipotecar la casa es donde se debe tener mayor cuidado, pues muchas entidades no desembolsan el 100% del valor de la propiedad. En este caso hay que hacer proyecciones y escenarios para estar completamente seguros de que el monto obtenido alcance para que la persona adulta mayor tenga una cantidad de dinero mensual que le permita vivir de forma plena.

“Vender la casa sí es una opción pero eso genera riesgos adicionales, porque si se logra vender de contado se recibe una suma de dinero muy grande inicialmente al momento de la venta, pero ese dinero tiene que hacerse rendir por 10 o 15 años, por lo menos, y las personas no siempre han tenido el entrenamiento para hacer uso o manejo eficientes de esos recursos”, advirtió Montero.

Otro aspecto a tomar en cuenta es la violencia patrimonial.

Cuando se llega a una edad adulta, las personas pueden quedar expuestas a sufrir engaños o restricciones que les impidan disfrutar de sus bienes e ingresos.

Alexandra Villalobos, jefe de la Unidad de Gestión Social y trabajadora social del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam) explicó que cuando hay personas que hacen un uso inadecuado del bien que posee el adulto mayor, o que no lo dejan hacer uso de su pensión, pueden acogerse a la Ley 7.935 e interponer la respectiva denuncia.