Deuda del Gobierno crece a velocidad alarmante

De cumplirse el presupuesto del 2016, el peso de la deuda del Gobierno Central sería de 50% del PIB

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El desbalance entre los ingresos y los gastos del Gobierno Central amenaza con deteriorar las finanzas públicas y con aumentar la deuda pública a un nivel alarmante en los próximos años.

En caso de que el presupuesto gubernamental para el 2016 se cumpla tal y como fue presentado, el déficit fiscal llegaría a 6,9% del Producto Interno Bruto y la deuda sería equivalente a la mitad de la producción nacional.

Nótese que los especialistas recomiendan que este último indicador no debería pasar del 47,6%.

El origen del problema está en los crecientes gastos del Gobierno Central y los estancados ingresos, condiciones que hacen que cada año se recurra a solicitar más endeudamiento para cubrir todas las necesidades como el pago de salarios y obras de infraestructura pública.

Además, la deuda se hace más grande debido al monto por intereses que se deben pagar, así como el pago de amortizaciones o vencimientos en el periodo. En otras palabras, es como si el Ministerio de Hacienda tuviera una deuda por tarjeta de crédito cuyo pago mensual le consume todos sus ingresos y, además, pide más préstamos para pagarla.

Atender esa situación cuando los gastos continúan subiendo es complicado. Lo anterior sucede por varios factores, como los aumentos salariales, pues suben aunque los ingresos por impuestos (corrientes) sigan sin cambio.

Los intereses de la deuda, a pesar de que pueden tener tasas de interés fijas, se deben seguir pagando a lo largo del año.

En tanto, los ingresos se han mantenido sin variaciones importantes desde el 2009. Además, el crecimiento económico en los últimos tres años ha dificultado que llegue más dinero al Estado.

Las armas de Hacienda ya están en la Asamblea Legislativa, en especial, los proyectos de ley para convertir el impuesto de ventas en impuesto al valor agregado y para modificar el tributo sobre rentas. Según los jerarcas de esta cartera, a pesar de los recortes que hagan, se necesitan más ingresos para satisfacer las necesidades actuales.

Los opositores a la reforma fiscal sostienen que el sector público debe primero recortar sus gastos y ordenar el campo salarial.

Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dicho que el país sí debe tener una reforma fiscal amplia. Las calificadoras de riesgo tienen opiniones similares y consideran que Costa Rica ya no tiene más margen para seguir sin hacer ajustes si no quiere que la calificación de riesgo empeore.

Hacienda presentó el proyecto de ley para el presupuesto del 2016 el pasado 1 de setiembre. Según el jerarca interino de esa cartera, José Francisco Pacheco, el crecimiento del monto total es de 0,5% con respecto al 2015.

No obstante, al quitar el pago de intereses y de amortizaciones el aumento llega casi al 5% si se compara con lo que hasta el momento se encuentra autorizado para el 2015.

El impacto económico

Un déficit y una deuda más altos afectan a toda la economía y no solo al Gobierno.

Si Hacienda acude al mercado local para buscar el dinero que le hace falta, competirá por obtenerlo y esto ocasionará que presione las tasas de interés al alza.

Esa situación no es nueva. En el 2012, los rendimientos de referencia locales tuvieron un incremento mientras Hacienda luchaba para que se aprobara una reforma fiscal. En ese entonces, la Tasa Básica Pasiva (TBP) pasó de 8% a 11%, aumento que afectó el ingreso de las familias cuyos préstamos están ligadas a este indicador.

Adicionalmente, intereses más altos constituyen una limitante para el crecimiento económico, pues el alto costo del financiamiento desincentiva los planes de inversión de empresas y personas.

Precisamente, al año siguiente de que la TBP tuviera ese aumento, la variación del PIB fue de 3,5%.

Según la proyección oficial del Banco Central de Costa Rica (BCCR), el PIB para el 2016 será de 4%, pero con un déficit fiscal de 6,4%. Esta última cifra es menor a la proyectada en el presupuesto, que, en caso de que no suceda ningún cambio, será del 6,9%.

Aumento de la deuda

Para este presupuesto, el Gobierno debe conseguir un 46% mediante financiamiento. La cifra equivale a ¢3,6 billones mediante préstamos o emisión de títulos de deuda.

La diferencia con respecto a este año es que Hacienda ya no tendrá el dinero proveniente de la última colocación de los eurobonos ($1.000 millones) y deberá acudir al mercado local, es decir, aumentaría el endeudamiento.

Incluso, en el documento “Marco fiscal presupuestario a mediano plazo”, Hacienda esbozó diferentes escenarios para el crecimiento de la deuda pública.

En el peor de los casos y sin considerar ninguna reforma a los impuestos, la relación de la deuda a PIB subiría hasta un 65%, pero con los ajustes propuestos en los proyectos de ley sería de 43%.

Una deuda alta es alarmante. No significa que el país llegue a eventuales impagos, pero sí de un riesgo más alto del país, que se traduce en tasas de interés elevadas y un eventual obstáculo para el crecimiento económico.

Para Edna Camacho, economista y exviceministra de Hacienda, aunque el presupuesto no se ejecuta de manera completa y se dan subejecuciones, los porcentajes estimados para el 2016 son preocupantes.

“No es que estamos en una insolvencia, Costa Rica podría pagar (sus deudas). Estamos en un nivel límite de la sostenibilidad y el riesgo ante choques externos es muy alto”, dijo.

Por su parte, el exministro de Hacienda Edgar Ayales también aclaró que no se está ante una eventual falta de pago, pero que el incremento del riesgo implica la pérdida de confianza de inversionistas sobre Costa Rica.

Según él, cuando esto sucede, los bonos soberanos ven incrementada la tasa de interés de mercado y el efecto se traslada hasta Costa Rica ocasionando un aumento en los intereses.

Guillermo Zúñiga, también exjerarca de Hacienda, explicó que si se cumplen las proyecciones más pesimistas, las calificadoras de riesgo verán entonces la falta de las correcciones que han recomendado.

Añadió que, sin ajustes, es posible que se llegue a esos niveles de deuda y déficit. A pesar de que haya subejecuciones, las finanzas públicas también dependen de la reacción del mercado con las tasas de interés internacionales, y si estas suben, el renglón de pagos subiría.

El indicador de saldo de la deuda entre el PIB fue la causa por la que Moody’s bajó su calificación de Costa Rica, recordó el gerente general del BAC San José, Gerardo Corrales.

Según el banquero, emitir deuda tapa el faltante a corto plazo, pero golpea la credibilidad del país y aumenta la dificultad para obtener financiamiento externo de bajo costo.

Abonos e intereses

Hacienda insistió en que uno de los factores positivos del plan de gastos es la disminución en amortizaciones de la deuda.

La reducción propuesta es de un 4,4% con respecto al presupuesto autorizado a agosto del 2015. Ese efecto ocurre por una menor colocación de bonos, en especial, los de largo plazo.

Con respecto al pago de intereses, el incremento proyectado es de 2,84% y una disminución en la tasa implícita (monto entre saldo promedio) que se paga al bajar de 7,86% a 6,79%.

La expectativa del Gobierno para el 2016 es que los intereses se mantengan estables o con leves incrementos debido a los ajustes que se puedan presentar en el mercado internacional.

El expresidente del BCCR Rodrigo Bolaños duda de lo anterior y toma en cuenta que más bien pueden darse aumentos que lleven el déficit fiscal por encima de lo previsto.

Bolaños explicó que si se mantiene la tasa de interés promedio igual a la del 2015, el faltante podría llegar a ser entre 7,5% y 8% del PIB. “Me da la impresión de que el déficit fiscal se va a ir para arriba más rápido de lo previsto”, agregó.

Este economista considera que las principales fuerzas o afectaciones en el mercado serán de origen local, pues se espera una cantidad importante de emisión de deuda gubernamental.

La expectativa del aumento en intereses es clara. “El déficit fiscal es muy elevado y la presión sobre las tasas está latente para el 2016”, dijo Pablo Montes de Oca, gerente general de la Sociedad de de Fondos de Inversión del Banco Nacional.

Por encima del límite

Un estudio de la Academia de Centroamérica –entidad conformada por economistas– determinó que el límite natural de la deuda debería ser del 47,6% del PIB. Ese porcentaje es el recomendado para que el Gobierno Central garantice de forma creíble el pago de obligaciones financieras ante presiones fiscales.

En el estudio se determinó que sin los ajustes fiscales, esa razón llegaría hasta el 52,2% en el 2016, que es incluso más alto que el límite máximo de endeudamiento señalado por el FMI, que es del 50%.

En setiembre del 2014, Moddy’s hizo el ajuste a la calificación de Costa Rica al bajarla, y a inicios del 2015 la firma Fitch advirtió que al país se le agotaba el margen fiscal y puso en perspectiva negativa a Costa Rica.

En estas advertencias, sin ajustes realizados y con el deterioro de las finanzas, el país se enfrenta ahora a la posibilidad de pagar su riesgo más alto con peores calificaciones.