Economía de Estados Unidos está en ‘stand by’

La Reserva Federal está a la espera de evidencias concretas de recuperación para subir las tasas de interés

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

La economía de Estados Unidos se encuentra en stand by (a la espera) de las señales de más dinamismo o crecimiento, las cuales se podrían dar en la segunda parte del próximo semestre.

Aunque el Producto Interno Bruto (PIB) de ese país mostró un leve decrecimiento en el primer trimestre pasado, no fue tan agudo como un año atrás, cuando hubo un decrecimiento del 2,8%.

Otros indicadores como el desempleo y la confianza del consumidor han mejorado, mientras que la inflación es suficiente para ahuyentar las amenazas de la deflación.

Sin embargo, el banco central de Estados Unidos, la Reserva Federal (Fed), sigue siendo cauteloso y espera de señales más concretas de reactivación económica para modificar sus políticas.

El pasado 17 de junio, luego de que concluyera la reunión de gobernadores de la Fed, los mercados aguardaban si daría el anuncio de incremento en las tasas de interés, pero la presidenta de la entidad, Janet Yellen, dijo que lo más recomendable era esperar mejores evidencias.

Ver más

La proyección de crecimiento de la autoridad estadounidense es de 1,9% para este año, porcentaje que es menor al que anteriormente se manejaba.

Antes del anuncio de la Fed, la jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, envió un mensaje directo: le pidió a las autoridades de Estados Unidos que aplicaran el aumento de las tasas de interés hasta en el 2016, dado que no veían razones para hacerlo antes, específicamente por la inflación sin crecimiento.

Desde Costa Rica las expectativas son optimistas. Los analistas confían en que, hacia el final de este año, mejore el ritmo de la producción estadounidense, ya que lo visto en el primer trimestre del 2015 fue provocado por condiciones climáticas adversas.

Ahora, la expectativa es que para setiembre próximo se haga el anuncio de aumento en tasas, pero el riesgo de hacerlo es que sea una medida anticipada y más bien frene el crecimiento.

Ver más

Algunas señales

Hernán Varela, jefe de estrategia de la firma Aldesa, confía en que mejoren las condiciones este mismo año.

Datos como el aumento del 17% en las ventas de vehículos en mayo y de un 4% en la ventas al detalle en ese mismo mes, son algunas de los señales de un paulatino crecimiento.

Mayores ventas del sector residencial y aumento en el empleo son también algunos de los indicadores mencionados por el analista de mercados de INS Valores, Marco Chaves Rodríguez.

“Consideramos que la producción de Estados Unidos podría registrar un crecimiento en el rango de 2,5% a 3%, levemente superior al crecimiento registrado en el 2014 (2,4%)”, dijo Chaves.

Para el economista Alexander Monge, en los próximos periodos, el crecimiento del PIB estará cercano al 2%. Actualmente, el optimismo ha bajado y ya no es el mismo de hace dos meses debido a que han existido factores como la frágil economía europea o el clima adverso que tienden a bajar las estimaciones.

Otro punto a favor de la recuperación estadounidense, sin embargo, ha sido el descenso en el precio del dólar y de materias primas.

Según Chaves, los consumidores, que son el principal motor de la economía, han aumentado su gasto (2,1% en el primer trimestre) debido a que hay un mayor ingreso disponible y, por lo tanto, más demanda de productos y servicios.

“Esperamos que en la segunda parte del año el consumo repuntará y veremos los efectos positivos de la caída en los precios de las materias primas”, dijo Varela, quien también advirtió sobre la posibilidad de que la economía quede estancada si los hogares deciden inclinarse más por el ahorro que por el gasto.