Efecto de la política monetaria del Banco Central se demora en llegar a la economía

Ajustes en tasa de referencia aún no llega a intereses y no impacta economía

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El efecto de las decisiones que toma la junta directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR) demoran en llegar al resto de la economía, mientras que sí hay un impacto en el mercado de muy corto plazo.

Durante este año, la Tasa de Política Monetaria (TPM) ha bajado en 2,25 puntos porcentuales, pero su consecuencia sobre el resto de la economía ha sido escaso.

La Tasa Básica Pasiva (TBP) ha descendido menos de 0,5 puntos y, por lo tanto, los intereses que se aplican sobre los préstamos se han visto poco presionados a la baja.

En este momento, la TPM se ubica en su nivel más bajo dado el reciente ajuste anunciado el pasado 30 de julio, junto con la revisión del Programa Macroeconómico 2015-2016.

Según el Central, las acciones que han tomado en torno a la política monetaria son congruentes con el objetivo de lograr las condiciones necesarias para que la inflación se ubique en el rango meta definido, el cual sigue siendo entre 3% y 5%.

El Central, además, ha podido hacer todos esos ajustes a la TPM, pues hasta el momento los precios de combustibles y materias primas en el exterior han evitado que la inflación, medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), tenga incrementos que preocupen a las autoridades.

Adicionalmente, ha argumentado que la producción efectiva no ha alcanzado su nivel potencial. Es decir, se carece de presiones para que haya inflación desde la propia actividad económica.

Todas estas condiciones han favorecido para que el Central ajuste su tasa de referencia, pero de momento, no se ha visto un efecto generalizado en otros indicadores.

“Es un fenómeno que estamos viendo con cuidado porque tenemos que analizar cuáles son las restricciones que en el mercado financiero existen para estos ajustes. Es un fenómeno que no ha sido usual en el país”, dijo Olivier Castro.

Según lo bancos, el escaso impacto de la TPM ocurre porque los ahorrantes aún no interiorizan una menor inflación y solicitan rendimientos altos por sus ahorros, lo cual impide bajar las tasas. Además, los bancos privados prestan mayoritariamente en dólares y no en colones.

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¿Ineficaz?

Entonces, ¿es la TPM un instrumento ineficaz para la política monetaria?

El Central y algunos analistas no cuestionan su calidad como instrumento y, más bien, confirman que la tasa de interés debe ser el buque insignia de las decisiones de las autoridades económicas.

Desde el BCCR sostienen que el instrumento funciona, pero con rezagos que terminan por afectar todas las tasas, aunque en diferente intensidad.

Ya la entidad efectúo dos estudios acerca de la transmisión de la TPM al resto de la economía y en ambos se dice que las tasas se ven impactadas en un plazo de 8 meses para los bancos privados y 12 meses para los públicos.

Sin embargo para el economista José Luis Arce, la TPM nunca se ha caracterizado por ser eficaz y, más bien, en el contexto nacional enfrenta condiciones poco deseable como un sistema financiero poco profundo, dolarización de los créditos, déficit fiscal y que, en la práctica, funcionen dos monedas: el colón y el dólar.

Para Arce, esos factores le restan efectividad a la TPM.

Luis Diego Herrera, economista del Grupo Acobo, cree lo contrario y considera que la afectación de las tasas de interés es un asunto de plazos que solo implica que el efecto no sea inmediato.

Liquidez en el mercado

La transmisión de lo que desea la junta directiva del Central es, entonces, cuestión de tiempo.

“Se sabe que hay rezagos variables. Está respondiendo a una estructura que hay en Costa Rica en varios sentidos, (...) este mercado no es totalmente competitivo, la organización del sistema financiero y del sistema bancario claramente incide, pero no es lo único”, dijo Roger Madrigal, director de la división económica del BCCR.

No obstante, a ese factor debe sumar la decisión de los bancos de bajar intereses, pues estas entidades toman en consideración diferentes elementos –como sus costos– para convertirse en transmisores de la política monetaria a los deudores.

Desde el BCCR argumentan que las condiciones para el descenso de las tasas existen en este momento, pues aseguran que los bancos del país están “sentados” sobre unos ¢300.000 millones totalmente líquidos.

Es decir, la tasa de referencia es baja, hay dinero en el sistema para prestar y no se corre el riesgo de disparar la inflación.

Bernardo Alfaro, subgerente general del Banco Nacional, reconoció que esa entidad tiene un nivel de liquidez “holgado” e índices en niveles adecuados. “Eso significa que estaría en capacidad de atender una demanda de crédito mayor a la que atiende hoy en día”, agregó.

Para Alfaro, los ahorrantes, que, en su mayoría, invierten a plazos mayores de un día, consideran expectativas de indicadores más altos y eso hace que demanden tasas superiores en los plazos más usuales, como el de seis y doce meses.

Es hasta que interiorizan que la inflación será menor a la esperada que bajan sus demandas. Para el banquero, esto significa que los costos de captación para los bancos se mantienen por más tiempo sin variación e impiden reducciones.

Hairo Rodríguez, gerente general de Cathay, también confirmó la existencia de una amplía liquidez, pero explicó que son los clientes quienes no están demandando préstamos, entre algunas razones por desconfianza de la situación económica.

Con los bancos privados hay una diferencia, estos se concentran en préstamos en dólares y, por lo tanto, son afectados en menor medida por la TPM.

Jonathan Valembois, gerente de finanzas de banco Lafise, dijo que la demanda de crédito en general está afectada por la incertidumbre ante el empleo y las condiciones económicas futuras y que, por esa razón, dudan de cuál será el escenario que encuentren para el pago de los préstamos que hagan hoy.