El 2016 cierra con un crecimiento económico moderado y con un dólar más protagonista

Mientras las tasas en colones siguen a la baja y la inflación apenas repunta, el tipo de cambio ha venido subiendo

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El 2016, se caracterizó por un crecimiento económico moderado y por la estabilidad en algunas variables, pero también fue el año en que el tipo de cambio volvió a ganar protagonismo, no solo por el alza del tipo de cambio, sino también por el debate sobre qué hacer con régimen cambiario.

Indicadores como la producción y los precios permanecieron estables en los últimos meses, al tiempo que la Tasa Básica Pasiva (TBP) mostró un descenso que se le atribuye mayoritariamente al cambio en la metodología de cálculo del Banco Central (BCCR).

Del lado fiscal, el déficit del Gobierno estuvo relativamente controlado la mayoría del año, aunque se mantiene la presión por financiarlo. En esta tarea, el Ministerio de Hacienda utilizó nuevas herramientas con tal de conseguir recursos, entre ellas, los canjes de deuda.

Sin embargo, la discusión de los paquetes tributarios sigue empantanada en el Congreso.

Empero, uno de los temas que sigue sin mejorar es el desempleo, que no registró disminuciones significativas, aunque la pobreza sí tuvo una leve reducción (de 21,7% a 20,5%).

Protagonista

En un año en que las principales variables macroeconómicos estuvieron estables, el tipo de cambio del dólar se salió del canasto en el segundo semestre.

El pasado 9 de noviembre, el precio de la divisa alcanzó su punto máximo al llegar a ¢557,95 por unidad en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex), ¢22 más que hace un año atrás o, lo que es lo mismo, una devaluación del 4% del colón.

Desde finales de abril pasado, el dólar comenzó una tendencia alcista que persistió precisamente hasta el 9 de noviembre, cuando se volvió a relajar.

El comportamiento vino a romper la relativa estabilidad que había predominado a lo largo del 2015.

La razón de ese incremento es que en Costa Rica este año hubo menos dólares disponibles.

Mientras esto sucedía, desde el inicio de año, se activó una discusión entre economistas acerca de si el BCCR debía permitir una flotación más libre y, por ende, intervenir menos.

El debate se dividió entre quienes consideraron que debía ocurrir una mayor devaluación y quienes defendían las acciones del Central o, bien, consideraban que el valor del dólar podría continuar a merced del mercado.

Los que pedían un alza del tipo de cambio insistieron en que el país perdía competitividad frente a otros países latinoamericanos que sí sufrieron de ajustes.

Por su parte, la autoridad monetaria insistió en que mantendría su política de intervención en el mercado y eso se reflejó en ventas de dólares que provenían de sus reservas. Dichas reservas cayeron en $372 millones durante el periodo.

Para el economista de la firma Ecoanálisis Alberto Franco, lo anterior se reflejó el poco financiamiento externo en el mercado cambiario.

Roxana Morales, economista del Observatorio de Coyuntura Económica y Social de la Universidad Nacional, también considera que se notó el menor ingreso de divisas al país, pues no se realizó una captación internacional de bonos por parte del Gobierno.

Morales está de acuerdo con las intervenciones realizadas por el BCCR en aras de mantener alejados los ajustes bruscos en el tipo de cambio, pues afirma que es es importante para la estabilidad económica.

Inflación mínima

En tanto, otros indicadores de la economía mostraban más calma, como la inflación medida por el Índice de Precios al Consumidor, la cual no reflejó presiones mayores al alza y se mantuvo cerca del 0% durante el año.

Parte de la poca presión en los precios se debe a que el valor de materias primas –como el petróleo– se mantuvo estable.

Aunque el Banco Central modificó a la baja el rango meta de inflación en enero de este año (entre 2% y 4%), el indicador siguió por debajo del objetivo y la autoridad monetaria tampoco ejecutó acciones para empujarlo.

Adriana Rodríguez, gerente sénior de análisis económico de Scotiabank, afirmó que la tendencia en el precio internacional del petróleo ha sido relevante en este año.

Este comportamiento ha impactado la tasa de inflación, la negociación de aumentos salariales y la confianza sobre la moneda nacional. En otras palabras, mejoró el ingreso disponible de los hogares y su capacidad de compra, dijo la economista.

La producción también tuvo estabilidad y las proyecciones hechas hasta el momento muestran que la economía crecerá cerca de un 4%, porcentaje que se considera bueno dado que otros países han crecido menos, pero es negativo porque el país necesita de mayor dinamismo que logre bajar el desempleo.

Para Morales, uno de los aspectos relevantes que se evidenciaron este año es el desenganche entre el crecimiento económico y la generación de empleo.

“Este fenómeno coyuntural, en el fondo, refleja un tema de carácter estructural, como en el cambio en el atractivo del país para la inversión extranjera directa; es decir, el país muestra condiciones para recibir este tipo de flujos en actividades de servicios de alto valor agregado, con la particularidad que su generación de empleo es menor”, comentó.

Hasta el segundo trimestre de este año, la tasa de desempleo abierto era de 9,4%, similar a la de los últimos periodos registrados.

Para Alberto Franco, un mayor crecimiento económico ayudaría al indicador laboral, pero aún así sería insuficiente. “Las carencias de formación y destrezas de nuestra fuerza laboral no es un asunto que se podrá reparar en un corto plazo”, añadió.

Los especialistas coinciden en que el país ha tenido un crecimiento aceptable, en especial impulsado por el sector de servicios y por la recuperación de la manufactura y la agricultura.

Ese es el criterio de Freddy Quesada, gerente general de INS Valores, para quien lograr un aumento del PIB por encima del 4% sería positivo.

Por su parte, Pedro Aguilar, jefe de análisis económico de Aldesa, reconoció que la producción fue dinámica por elementos externos o temporales, pero que es difícil mantener el mismo pronóstico porque no se dieron soluciones a problemas importantes. Uno de ellos es el déficit fiscal.

Solución a lo lejos

Por el momento, la solución al tema fiscal parece estar lejos pues no se realizaron las reformas legales necesarias impulsadas por el Gobierno, que entre otras le daría más recursos ante la modificación de tarifas de impuestos.

A octubre pasado, el déficit fiscal como porcentaje del PIB alcanzó un 3,9%, más bajo que el obtenido en el mismo mes del año pasado (4,6%), disminución que se debe a una menos intensidad en el aumento del gasto y un poco más de recaudación.

No obstante, las autoridades de Hacienda advirtieron que faltan por contabilizar meses en donde el gasto usualmente es más elevado, por lo que el déficit podría acercarse al 6%, cifra que había estimado el BCCR a mitad de año en la revisión del Programa Macroeconómico 2016-2017.

Luis Diego Herrera, economista del Grupo Acobo, afirmó que la solución fiscal es el gran reto y tema pendiente para las autoridades porque en términos generales se sigue acarreando un nivel de gastos superior a los ingresos.

“Un aspecto preocupante en este tema es que no hay acuerdo en la Asamblea Legislativa para aprobar nuevos tributos debido a que se exigen modificaciones en los gastos que aún no se han dado”, agregó Herrera.

La solución momentánea sigue siendo la misma de los últimos años: recurrir a la deuda para pagar las obligaciones, algo que compromete el riesgo del país y que acorta el espacio para tener una economía sin presiones.

Por su parte, Hacienda haría lo mismo que hizo este año si no cuenta con nuevos recursos, es decir, se financiará localmente.

En el 2016, le resultó la estrategia para no presionar las tasas de interés, pues, por un lado, el cambio de metodología de la Tasa Básica hizo que el indicador descendiera y por otro, se concentró en hacer captaciones en nuevas plataformas como Tesoro Directo, donde vende bonos de manera directa.

Aunque las tasas permanecieron bajas, las expectativas apuntaban a un incremento, lo cual pudo afectar el crecimiento del crédito en moneda local, opinó Álvaro Campos, director de riesgos de Grupo Mutual.

Esa posibilidad de mayores tasas de interés en colones permanece. La necesidades de Hacienda aumentan y existe la posibilidad de que estruje el mercado local de inversiones en cualquier momento si se agotan otros mecanismos de financiamiento.

En el caso del dólar, la menor disponibilidad de divisas se hizo sentir y se espera que así continúe o por lo menos que el mercado deje de ser excesivo de oferta en moneda extranjera.

La inflación, por su parte, tendrá la amenaza de aumentos en los precios de las materias primas, mientras que la producción no se despegaría en gran medida del 4% para el 2017.

Por eso, el 2016 fue favorable para algunos indicadores económicos debido a un viento de cola que alcanzó al país, según el expresidente del Banco Central Francisco de Paula Gutiérrez. Sin embargo, ese viento de cola aminora y con él las condiciones favorables para Costa Rica.