El dólar ha subido 16% durante la pandemia y no hay señales de que vaya a bajar pronto

El precio de la divisa enfrenta el periodo alcista más contundente de los últimos diez años

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La subida constante en el precio del dólar ha sido la tendencia de los últimos dos años. Poco después de que se presentó el primer caso de COVID-19 en Costa Rica, el 6 de marzo del 2020, hasta el 24 de mayo del 2022, el precio del dólar subió ¢110,74 más, es decir, sufrió un aumentó del 16,27% en dos años y dos meses, según el promedio ponderado en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex).

Dos temporadas con el turismo caído, una guerra internacional con presiones inflacionarias, altas demanda de dólares por parte del Sector Público no Bancario (SPNB) y una dolarización de las carteras de inversión de las operadoras de fondos de pensiones han devaluado al colón de manera sostenida por más de un año.

Otros picos alcistas de la última década

Las presiones alcistas han sido más fuertes a lo largo de toda la pandemia. Pero en los últimos doce meses: el precio del dólar subió un 9,13%, pasando de ¢618,48 a ¢680,61. Esta subida no ha sido la más grande de la última década, pero sí la más constante si se le considera en términos anuales.

Del 20 de mayo del 2013 al 30 de mayo del 2014 se vivió un aumentó en el valor del dólar incluso mayor al actual: creció un 10,2%; de ¢500,01 a ¢556,02. Sin embargo, tan solo un mes después bajó a ¢543,49. Además, la mayor devaluación del colón se concentró en un solo pico de alrededor de cuatro meses: de diciembre de 2013 a abril del 2014. A partir de allí, mantuvo un precio relativamente estable alrededor de los ¢540 por poco más de dos años.

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A partir de junio de 2016 inició otra tendencia alcista, menos empinada que la de 2013-2014, pero que subió el precio del dólar en un 4,79% para agosto del 2017. Este aumento lo causó un ajuste de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos, la inflación de las materias primas y un bajo premio por invertir en colones. Empero, a partir de agosto del 2017 el preció bajó un 1,85% hasta equilibrarse alrededor de los ¢566 durante los siguientes ocho meses.

Cabe resaltar que estas dos periodos alcistas se dieron mientras Olivier Castro presidió el Banco Central (2014-2018) con su visión de “nadie en este país quiere inestabilidad en el tipo de cambio”. En su momento, expertos consultados por EF delimitaron la estabilización del tipo de cambio por cuatro razones. La primera fue el anuncio de que el Central dejaría de negociar los requerimientos del SPNB en el Monex, la segunda fue una fuerte lucha para la desdolarización de los créditos y la tercera, y más importante, fue la eliminación del régimen de banda cambiaria el 30 de enero del 2015, después de que estuviera activo por ocho años.

El periodo de estabilización del dólar terminó abruptamente después de julio del 2018, cuando en tan solo tres meses subió un 8,45% hasta alcanzar un precio de ¢620,64 para octubre de ese mismo año, tras una combinación del incremento en las tasas de interés en dólares estadounidenses y una incertidumbre doméstica sobre el rumbo de las finanzas públicas. De hecho, fue alrededor de esa fecha en la que el Banco Central tuvo que otorgar un financiamiento de emergencia para ayudar al Gobierno a pagar sus obligaciones a través de las letras del tesoro.

No obstante, de manera similar al pico de 2014, el precio se estabilizó casi tan rápido como subió: para noviembre de 2019 el dólar ya costaba un 9,29% menos (¢563,01). Este bajón en el dólar se dio en un contexto de repunte en la confianza de los consumidores y empresarios, una menor demanda de importaciones, el ingreso de $1.500 millones por la colocación de los eurobonos y la relativa desdolarización del ahorro financiero.

Diferencias con otros picos

A diferencia de los picos de 2014 y 2018, Adriana Rodríguez, gerente general de Acobo Puesto de Bolsa, y Vladimir Sequeira, economista y consultor privado, no creen que esta tendencia alcista que se remonta desde inicios de la pandemia se estabilice en el corto plazo.

“Nadie sabe cuándo va a parar esto. El que diga que se va a estabilizar sobre un valor X lo hace a través de una mera expectativa. Estamos en un contexto internacional complejo porque se empezó una guerra apenas ‘terminando’ una pandemia, entonces es muy poco lo que se puede hacer para controlar esa presión sobre el tipo de cambio”, dice Sequeira.

Para Rodríguez, las alzas de la última década respondían a solo uno o dos actores, lo cual las hacía más fácil de estabilizar, como se hizo entonces, pero ahora las presiones alcistas del último año han sido multifactoriales como para corregirse con prácticas similares.

Sin embargo, Róger Madrigal, actual presidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR), considera que el precio del dólar todavía no se le ha salido de las manos al Central.

“El mercado cambiario ya se ha comportado en estos dos días con relativa calma, entonces quiere decir que el juicio del mercado es que sí, que hay una presión cambiaria, pero que pareciera que todavía es administrable por el BCCR”, mencionó Madrigal, el pasado 24 de mayo en entrevista con EF.

El tipo de cambio es un tema cercano para Madrigal, ya que entre julio de 2008 y abril del 2022 fungió como director de la División Económica del Central, y, como tal, fue responsable de asesorar a las autoridades de la entidad en materias de política monetaria y cambiaria.

Las múltiples particularidades del alza

El primer efecto que empuja hacia arriba el dólar es la falta de ingresos de la divisa por medio del turismo. “Fueron dólares que sencillamente no entraron por dos años y al final el tipo de cambio funciona como cualquier sistema de oferta y demanda: al tener menor oferta de dólares en el mercado, se ha venido dando un alza en el precio”, cuenta Sequeira.

Según explica Rodríguez, aunque el número de turistas vaya en recuperación, el tamaño de la industria ya no es el mismo y eso hace que hayan dólares que no se estén convirtiendo en colones con la misma regularidad que la época prepandemia, ya que el encadenamiento es más pequeño.

“Si yo tengo un hotel también tengo un número X de meseros, mucamas, cocineros, etc. y a todos les pago con dólares, entonces en el momento en que entró lo que se llamó la ‘temporada cero’, hubo una destrucción de la industria, una destrucción de puestos de trabajo y de dólares que se convertían en colones para hacer pagos quincenales y eso frenó toda esa oferta de dólares”, dice la directora de Acobo.

A esta baja en la entrada de dólares también se sumó una mayor demanda de divisas por parte del sector público no bancario para afrontar vencimientos de deudas. Según lo comunicó por medio de su último Informe de Política Monetaria, el Banco Central participó en el mercado cambiario para gestionar esos requerimientos de divisas, no obstante, “frente a la mucho mayor demanda, el Central no pudo restituir en el mercado (Monex) todas las divisas vendidas al SPNB, lo que llevó a una reducción de sus reservas internacionales netas”.

“Tenemos (altas demandas) del Gobierno y de entidades como la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), por el aumento en los precios del petróleo, y como el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), que ha estado haciendo una colonización de su deuda”, contó Rodrigo Cubero, antiguo jerarca del Central (2018-2022), en entrevista con EF el pasado 5 de mayo.

“El Banco Central tuvo una política de vender dólares al sector público (de sus reservas) y luego reponerlos en el Monex, sin embargo, ese ritmo de reposición estuvo interrumpido respecto a lo deseado en el periodo pandemia, entonces venimos viendo a un Banco Central que ya hace cerca de un año ha acelerado esa reposición de divisas y eso ha hecho que el tipo de cambio tenga poco margen para caer pero sí para ajustar al alza”, dice Rodríguez.

A su vez, la directora de Acobo considera que las bajas tasas en colones han incentivado la demanda de dólares en un contexto de poca oferta de la divisa. “Tenemos muchísimos inversionistas, como las operadoras de pensiones, comprando dólares para invertir. Esa falta de premio por invertir en colones hace que desde el más pequeño de los ahorrantes hasta el más grande, a la hora de elegir un certificado a plazo, probablemente lo elija en dólares y no en colones”, agrega.

Madrigal, jerarca del BCCR, también considera que esa alta demanda de las operadoras de pensiones ha puesto una presión adicional en el tipo de cambio.

A esto también se le suma una inflación importada por el aumento en los precios de las materias primas y, en general, de los bienes traídos de mercados internacionales, además del incremento en los costos del transporte de mercancías. Esta inflación aumenta la demanda de dólares para hacerle frente a gastos cada vez más altos.

Asimismo, el aumento de los precios también hace subir la demanda en cuanto los actores económicos buscan blindarse. “Cuando usted sabe que la inflación viene para acá, lo primero que se hace es demandar una moneda fuerte: el dólar”, dice Rodríguez.

Manos atadas

Ambos expertos concuerdan que era poco lo que el país podía hacer para evitar la devaluación del colón en los últimos doce meses debido a la sumatoria de presiones multifactoriales que circundaban —y que a la fecha todavía están presentes— a las finanzas costarricenses.

Si bien Rodríguez considera que la política cambiaria del Central sí hizo que la subida fuera más inclinada, considera que las decisiones se tomaron pensando en causar el menor daño posible.

“Juzgar en el presente si fue bueno o malo, creo que es un ejercicio poco práctico. Se tomaron las mejores decisiones en el momento en que estaba el país, había otro tipo de cosas en consideración en un momento de tanta incertidumbre y tanta destrucción de empleo como fue la pandemia. Hacia adelante lo que sí es bastante pertinente es que el Banco Central lleve más balanceadamente esa venta al sector público con la reposición de dólares que haga”, opina la economista.

De momento, todo parece indicar que las presiones alcistas se mantendrán. El mismo Madrigal mencionó que la política del Banco Central seguirá permitiendo que el tipo de cambio responda a las fuerzas del mercado.