Inversiones del mercado de valores migran al corto plazo

La expectativa de incremento en tasas detuvo el entusiasmo por bonos de larga duración

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Los inversionistas del mercado de valores realizaron un cambio de marcha en lo se refiere a sus preferencias de plazo y a mitad de año le dieron más velocidad a sus movimientos de corto plazo.

El ajuste redujo la velocidad que traían las transacciones con bonos de mayor duración (a más de dos años plazo).

El surgimiento de la posibilidad de mayores rendimientos dentro de poco tiempo, hizo que el mercado reaccionara y orientara los recursos disponibles a operaciones que venzan en el 2014 y hasta el 2015.

Sin embargo, este año no fue así siempre.

En el primer semestre, la preferencia fue por bonos con vencimiento más allá del 2017, pues ante las condiciones de tasas relativamente bajas, los plazos largos aseguran ganancias.

En condiciones de intereses bajos, los bonos de corto plazo tienden a ofrecer poco atractivo si se descuenta el efecto de la inflación esperada. Además, ante el temor de más descenso, algunos inversionistas buscan refugio en papeles más duraderos.

La baja en las tasas es evidente entre los bonos más populares en el mercado secundario. Para un título de cinco años, al inicio del 2013, se cotizaba con un promedio de 9,51% y en la tercer semana de setiembre era de 7,77%; para un vencimiento de nueve años, pasó de 9,96% a 8,18%. .

A lo largo de este año, se nota el efecto de preferencia por mantener el dinero más a la mano.

Durante el primer trimestre, las transacciones con bonos del 2013 y 2014 solo pesaron un 20% entre el total de los 20 más negociados, pero, más recientemente, del 1 de julio al 23 de setiembre, el volumen transado de los títulos similares aumentó a un 35%.

“A partir del mes de junio, luego de que la Reserva Federal (de Estados Unidos) cambiara su discurso y alertara al mercado sobre su posible decisión de disminuir el volumen de compra de activos, los inversionistas mostraron una mayor propensión a invertir tanto en bonos de corto plazo (menos de 3 años), como en bonos de tasa ajustable”, explicó el director del puesto de bolsa de Scotiabank, José Alfaro.

La motivación de este comportamiento es la disponibilidad que se obtiene de los recursos ante la posibilidad de mejores precios y rendimientos en lo que resta del año o a lo largo del próximo.

La analista económica del puesto de bolsa INS Valores, Marianny Espinoza, explicó que la incertidumbre ante lo que sucederá con las condiciones económicas hace que las personas dejen su dinero en el corto y mediano plazo.

Todo tiene un sacrificio. Para quienes cambiaron su ritmo y eligieron operaciones de poca duración, deben esperar menos ingresos por intereses.

Así lo explicó Alfaro al decir que en el presente obtienen menos ingresos con el fin de aprovechar las mejores tasas cuando estas suban.

Para los bonos de rendimiento fijo, el elemento variable es el precio relativo al que se negocia respecto a su valor nominal. Este lleva una relación inversa con respecto a la tasa de mercado y, por ese motivo, es que a menores tasas el precio es más alto, dado que de esa forma se descuenta un rendimiento relativamente elevado para la condición que impera en el resto del mercado.

Precisamente, si las tasas llegan a subir, sería un buen momento de compra para quienes tienen disponibilidad de recursos, pues en este instante los precios de los valores locales están elevados en comparación con el 2012.

Un año diferente

El aumento en la preferencia de corto plazo en las semanas recientes es solo una de las particularidades presentes en el mercado durante el 2013.

Otra de las características ha sido el incremento en el volumen negociado, el cual aumentó un 135% entre enero y setiembre de este año con respecto al 2012.

Hasta el 23 de setiembre, la Bolsa Nacional de Valores registró un total transado de ¢4,1 billones.

También se contabilizó una mayor proporción de operaciones de corto plazo. Al tomar en cuenta la totalidad del mercado secundario en casi nueve meses completos, el 73% del valor transado fue de operaciones con un vencimiento que no superaba el 31 de diciembre del 2013.

Mientras tanto, este año más bien es el 41% de valor negociado el que se ha hecho con papeles que no exceden del 31 de diciembre del 2014 y en mayor proporción de julio a la fecha.

En este momento, existen títulos de largo plazo disponibles, especialmente por las denominaciones en que ha emitido Hacienda, pero, a pesar de la disponibilidad la demanda actual por esos papeles, carece de la aceleración que tenía en el primer trimestre del año, explicó Espinoza.

Las mayores negociaciones se deben precisamente a las tasas bajas y altos precios de los bonos, lo cual estimuló a los propietarios a ejecutar ventas de bonos que compraron a precios más bajos.

Lo anterior produce ganancias de capital para los dueños y dinamismo entre los operadores bursátiles ante el mayor número de transacciones.

La expectativa

Por ahora, la expectativa que tienen los intermediarios es que ocurran pocos cambios en lo que se refiere a movimientos de rendimientos.

Esperan más bien que una marcha lenta se mantenga en lo que resta del año y se reduzca la euforia vivida en los primeros meses.

En lo que falta del 2013, los inversionistas no realizarían grandes movimientos de sus carteras y postergarían compras hasta el próximo año, dijo Olivares.

Para Espinoza, otro indicador más de la relativa estabilidad es la tasa básica pasiva (TBP), que desde inicio de agosto se mantiene cercana al 6,55%, influenciada por la poca presión que ejerce Hacienda en este momento

Lo anterior hará que el fin de año se parezca más al comportamiento usual del pasado, cuando predominaba una actividad baja.

Si a estas características se añaden las condiciones internacionales, como la política monetaria de Estados Unidos, entonces las inversiones que van más allá del 2017 pierden atractivo porque el mensaje de la Fed es mantener las tasas bajas mientras no se observe un mayor dinamismo económico.

Un cambio en la tendencia, es decir, aumento en el costo del dinero tampoco disparará los mercados. Usualmente los inversionistas tratarán de acertar en qué momento el aumento de tasas llega a su cúspide para ejecutar compras de mayor plazo.