La amnistía tributaria será insuficiente para las necesidades del Gobierno en el 2019

En enero los ingresos del Gobierno crecieron a un ritmo no visto en más de seis años.

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El Ministerio de Hacienda le está apostando a los efectos de la amnistía tributaria para obtener un poco más de dinamismo en su caja chica y así pagar sus obligaciones de los primeros meses del año.

El efecto estacional que tiene el mecanismo de recuperación de recursos sobre los ingresos se diluye en medio de las necesidades de Hacienda, y además, envía mensajes en direcciones divergentes a los agentes económicos: a quienes se acogieron a la amnistía y también a los que no.

En enero las entradas del Gobierno crecieron a un ritmo nunca visto en los últimos seis años.

La suma de tributos fue por ¢455.189 millones y crecieron a un ritmo de 21,7% en su variación interanual, liderados principalmente por el incremento de los impuestos a los ingresos y utilidades y al impuesto interno de ventas.

A pesar de que el crecimiento es considerablemente mayor al del año previo, está directamente relacionado con los ingresos obtenidos por la amnistía tributaria; en especial, por el monto importante de recursos que tuvieron que pagar los bancos públicos que se acogieron al beneficio.

La amnistía fue puesta en marcha en diciembre, después que se aprobara la reforma fiscal y está vigente hasta el 4 de marzo.

En estos casi tres meses, Hacienda asegura haber recuperado ¢193.433 millones, el equivalente al 0,5% del Producto Interno Bruto del 2018.

Según explicó a EF Nogui Acosta, viceministro de ingresos del Ministerio de Hacienda, el sector financiero, manufacturero, el agro, los hoteles y otros servicios fueron los mayores contribuyentes que se acogieron a la amnistía.

Los bancos contribuyeron con ¢150.725 millones, mientras que en manufactura se recaudó ¢25.486 millones.

Renta, sanciones, impuesto general de ventas y retenciones en la fuente fueron los impuestos que más se declararon.

La mayor porción del monto recaudado se dio en San José, con ¢181.879 millones y en Alajuela ¢4.235 millones.

A pesar de estos resultados, los beneficios de la amnistía no alcanzaron para levantar el resto de los impuestos que integran los ingresos del Gobierno Central.

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El impuesto sobre importaciones, al consumo interno, exportaciones y otros ingresos tributarios tuvieron decrecimientos con respecto al año previo.

El más preocupante resulta el selectivo de consumo (local), donde decreció la recaudación a un ritmo de 52,9%, pese a los esfuerzos que se han hecho con la aplicación de la factura electrónica.

El impuesto al consumo interno se ha desacelerado desde el 2016; pero ha alcanzado niveles mínimos al recaudar solo ¢1.000 millones en el primer mes del año.

Abelardo Medina, encargado de Análisis Macrofiscal del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), asegura que el impacto de la amnistía es en realidad menor al que proyecta Hacienda.

Para Medina, el efecto proyectado a enero es de ¢120.000 millones, o 0,3% del PIB, que, aunque es también un monto importante, es menos de lo que dice el Gobierno que ha recibido de parte de los contribuyentes.

“Yo no creo hayan recaudado medio punto del PIB”. Afirmó Medina.

El representante del Icefi basa esta afirmación en el hecho de que, si se toman los ingresos tributarios hasta la fecha, que son ¢455.000 millones y se divide ese valor dentro del PIB, la carga tributaria el mes representa 1,22%.

El año pasado, la carga representaba 1,08%.

Por tanto, si se debiera a la amnistía, el efecto serían solo 0,14%.

“Si le quitamos el efecto de la amnistía, la recaudación es menor. Vemos que estamos perdiendo dinamismo en otros sectores, hay que ver qué está pasado con la recaudación en Hacienda”, enfatizó Medina.

Pan para hoy y hambre para mañana

A pesar de que Hacienda asegura que lo observado en enero es una consecuencia directa de la reforma fiscal y de la mayor confianza de los consumidores por la economía, el resultado de la amnistía no va a durar por siempre.

Los ingresos no seguirán creciendo a este nivel en los próximos meses, ni siquiera a dos dígitos.

Según explicó el exviceministro de ingresos, Fernando Rodríguez Garro, enero no es un mes fuerte en cuanto a recaudaciones, por lo que en su mayoría el resultado de renta es producto de la amnistía.

En el caso de ventas, también se debe al mismo beneficio.

“El nivel de ventas corresponde en este caso a las ventas de diciembre, pero si vemos el Índice Mensual de Actividad Económica, diciembre no fue un mes fuerte para la actividad, por lo que no pareciera que hubiera mayor confianza como para que se produzca una mayor recaudación”, admitió Rodríguez.

Según Rodríguez, este año no sirve para marcar ninguna tendencia ni para saber cómo se van a comportar los ingresos del Gobierno de ahora en adelante, por lo que no es un buen punto de referencia.

La tendencia creciente debería estabilizarse hacia abril y mayo, cuando no hay períodos extraordinarios de recaudación

En el segundo semestre, los ingresos volverían a repuntar por la entrada en vigor de la reforma, pero de nuevo, caerían cuando haya pasado el efecto generado por el inicio de la aplicación de la reforma.

El Impuesto al Valor Agregado entrará en vigor en julio, por lo que el efecto se verá de manera más clara en agosto, cuando se observará una ‘grada’ o un pico de crecimiento, guiado por la inclusión de los servicios que antes no estaban gravados, explicó Medina.

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Sin embargo, el incremento va a depender de qué tanto logra Hacienda hacer que los comerciantes que ofrecen servicios paguen el IVA y que los que reciben tratamientos especiales, como las cooperativas, no tengan efectos negativos sobre los nuevos impuestos.

“Si los agentes tienen un tratamiento tributario especial y este es más grande que el de los años anteriores, la recaudación va a ser sin duda menor. Esperemos que la gente que antes no pagaba, pague y que la recaudación sea buena, para que compense esos tratamientos especiales”, agregó Medina.

Moral tributaria

La confianza de quienes participan en la economía también será fundamental este año.

Aunque el Gobierno asegura que los agentes económicos tienen ahora más confianza que antes, algunos creen que están siendo optimistas.

Naturalmente, el efecto positivo después de una imposición regulatoria no es siempre tan rápido como esperaría el Gobierno.

Pese a que las amnistías tienen algo bueno, como el aumento temporal en la recaudación, estas mandan un mensaje a los contribuyentes de que en cualquier momento puede haber otro proceso de amnistía, es decir una invitación a no pagar, según el criterio de Medina.

Además, estos procesos afectan la ‘moral tributaria’. Implica que la gente que si ha estado pagando pueda eventualmente dejar de pagar, reduciendo la productividad de los impuestos a futuro.

Cuando termine el proceso, la primera semana de marzo, el Gobierno deberá determinar cuál es el mensaje que le quedó a los contribuyentes que siempre han pagado y a los nuevos contribuyentes que formarán ahora parte del sistema.