¿Mantener una economía lenta sería una respuesta acertada para el proceso de reactivación?

Economista del Banco de la Reserva Federal de St. Louis explica, además, los mensajes dados por las autoridades monetarias

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¿Será acaso que una de las soluciones para sobrellevar la pandemia consista en mantener un ritmo económico relativamente lento? Esta es una de las dudas y reflexiones que compartió conmigo el economista costarricense Alexánder Monge, quien labora para el Banco de la Reserva Federal de San Luis, Misusi, en Estados Unidos..

Esa lentitud estaría ocasionada por el funcionamiento a menor capacidad de varios negocios con el objetivo de evitar una alta velocidad en los contagios.

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Como es usual en economía, la respuesta no es sencilla y también lleva a otras reflexiones como la prioridades que tenga un Gobierno ante su población.

En las décadas más recientes después a la Segunda Guerra Mundial hemos sido testigos de hechos que son considerados puntos de inflexión o singularidades que posteriormente van a redirigir el rumbo de países, poblaciones, economías e individuos.

Las advertencias sobre crisis económicas han sido usuales, pero nadie imaginó la profundidad de la situación actual. El factor común del presente es la incertidumbre y pese a que existen pronósticos sobre el rumbo de la economía, las personas más sensatas afirman que se desconoce aún la seriedad del problema causado por la pandemia.

La importancia de lo que sucede en la economía ya fue confirmado por los bancos centrales de Costa Rica y de Estados Unidos. Este último hizo anuncios extraordinarios y ha tomado medidas muy poco usuales.

Localmente la autoridad monetaria también ha tomado decisiones poco usuales, llevó la Tasa de Política Monetaria a niveles mínimos y posteriormente hizo una actualización de las proyecciones económicas.

Respecto a las decisiones de autoridades monetarias y las perspectivas económicas ante la emergencia conversé con Monge.

¿Fueron sorpresivos los anuncios de la Fed al bajar las tasas de referencia el pasado domingo 15 de marzo? ¿Cómo se puede interpretar ese mensaje poco usual de las autoridades monetarias?

A quienes no estamos dentro del grupo que tiene información confidencial nos tomó por sorpresa que la Fed bajara las tasas un domingo.

Mi interpretación siempre es que más que arrojar un pronóstico preciso de lo que va a ocurrir es un anuncio explícito o una acción para mostrar que la Fed está lista para actuar. Es como decir: “estamos despiertos, estamos reaccionando, no estamos durmiendo o esperando a que pase el desastre para empezar a actuar”.

Con salvedad de la distancia de no estar en Costa Rica, me imagino que la motivación de muchos bancos centrales aplica para el caso de Rodrigo Cubero (presidente ejecutivo del Banco Central de Costa Rica)y es mostrarle a los inversionistas y a los distintos agentes económicos que está despierto, y que no está pintado en la pared. Que está listo para actuar de maneras poco convencionales.

La Fed está dispuesta a tomar medidas que tal vez eran impensables hace cuatro o cinco semanas, aún después de la política no convencional de la crisis anterior.

Tomando en cuenta las enseñanzas de la crisis financiera del 2009, ¿Se apresuraron los bancos centrales a anunciar ciertas medidas de estímulo?

Acuérdese de la crisis europea del 2012 y 2014. La narrativa dominante era que Mario Draghi (expresidente del Banco Central Europeo) al anunciar que estaba dispuesto a hacer lo que se necesitara fue lo que paró la crisis de deuda soberana en Europa. El hecho de que se lea que en este caso, Banco Central Europeo haya reaccionado súper agresivamente y parara la crisis podría ser una de las motivaciones.

Yo no estuve en el FOMC (Federal Open Market Committee), no tengo ese acceso, pero estoy dispuesto a apostar unos dólares que la narrativa dominante fue: “hagamos algo, hagámoslo ya”.

Por desgracia, una de las cosas que veo y en paralelo con los efectos biológicos de este virus (...) es un poco lo que ha ocurrido con las autoridades económicas de países importantes, en febrero o a principios de marzo, usted escuchaba al presidente (Donald Trump) y otros líderes formadores de opinión diciendo que esto era cualquier cosa y que ni siquiera era una gripe. Por ejemplo, se anunciaba que habían casos positivos en Washington y el presidente dijo que no le sorprendería o asustaría que en la semana siguiente hubieran cero casos y que esto desaparecería como de milagro. Eso no ayudó.

El pánico puede tener razones razones fundamentales o puede ser una profecía autocumplida, mucho del trabajo en los bancos centrales es asegurarse de que las profecías autocumplidas no hagan mella. El ejemplo más burdo, pero más obvio y más actual es la crisis del papel higiénico, todo el mundo sale corriendo por el papel y resulta que no hay papel higiénico. ¿Qué es lo que sucede? Aunque usted no quiera meterse en eso, sí ve que todos sus vecinos andan comprando papel higiénico llega un momento en el que usted dice o piensa que se va a acabar y también termina comprando papel higiénico a pesar de que no está dentro del grupo original de la estampida. Termina siendo parte de la estampida porque es lo que más conviene.

Entonces, la motivación de los bancos centrales es decir: aquí estamos listos para contener, no corra, no liquiden sus posiciones en las acciones, no liquiden sus posiciones productivas de largo plazo.

¿Es esto realmente novedoso para los bancos centrales? Cuáles son las lecciones aprendidas?

Lo más novedoso de esta crisis es la conveniencia o no de reactivar la economía y que se pone en duda porque estamos en una crisis cuyo origen no es la falta de energía, la falta de producción, la falta de empleo, que haya alguna cosa en que los mercados están fallando, que se desplomen los precios de una mercancía o una crisis comercial o mal clima. En esas crisis el debate macro es cómo reaccionamos ante eso con operaciones de oferta, bajando los impuestos, incentivando la producción, el empleo o con operaciones de demanda mediante el aumento de gastos gubernamentales. El debate tradicional es sobre las medidas para estabilizar la demanda, que no suba o baje mucho.

Estamos ante una cosa completamente distinta. Hay mucha gente que —correctamente— diría que no tenemos que pensar en este momento en estimular porque precisamente la respuesta óptima ante una infección de este tipo es congelar la economía y de lo que tenemos que preocuparnos es de proteger a aquellos sectores que están más desprotegidos, a personas que tengan un empleo inestable, que no tengan liquidez y cómo sostener empresas para que no entren en bancarrota.

Si pretendemos enfrentar la crisis sanitaria, parte de las política será congelar la actividad económica; eso es nuevo porque en las crisis anteriores no teníamos que hacerlo.

En este caso el problema no era la economía, teníamos problemas económicos y en Costa Rica tenemos un problema fiscal, todos los países tienen problemas económicos; pero esta crisis no es originada por eso, tiene un origen meramente sanitario.

La analogía que le daba a mis hijos es que usted puede ir en un carro y en tiempos normales va a cierta velocidad. Una recesión es cuando el carro tiene algún problema, es decir se le estalló una llanta y hay que parar para hacer el cambio y se gasta tiempo. Una depresión es que el carro se varó y hay que meterlo en un taller. La realidad no es ninguno de esos dos casos, este es que en el camino hay un puente que se cayó, el carro está bien, pero no se puede seguir porque hay un puente inhabilitado.

¿Qué entendemos por reactivación económica?

Por nuestra propia naturaleza uno quisiera o añora volver a la situación anterior. Entonces reactivación sería volver a trabajar en el mismo lugar, tener el mismo tipo de clientes, el mismo flujo de caja. Tal vez en algunos sectores es posible, se puede pretender que poco a poco el nivel de actividad, de empleo, de ventas, de flujo de bienes y servicios empiece a retomar fuerza y a alcanzar los niveles que habían antes. La pregunta es ¿cuáles son las medidas óptimas de aquí en adelante para el gobierno y el sector privado?

¿Qué son medidas de reactivación?

Eso está sujeto a cuáles son las prioridades sociales que puede tener el país, qué riesgos quiere tomar, cuál es el nivel de tolerancia a riesgos que una nación está dispuesta a tomar.

Por otro lado, cuál es el nivel de tolerancia por la falta de generación de ingresos. Entonces hay otra pregunta: ¿Cuál es la relación de sacrificio, cuál de los dos males quiero sacrificar más? No tengo muy claro cuáles deberían ser para Costa Rica las medidas, pero una de las cosas que se deben plantear es si deberíamos mantener la supervivencia de personas y la futura actividad económica —en su forma de capital humano y empresarial—, ver la manera de poder minimizar el número de muertes y quién va a pagar, quién es el que está dispuesto a sacrificar si quiero salvar a todos, eso significaría que el gobierno tendrá que aceptar un faltante fiscal aún mayor del que ya tenía.

Si quiero mantener el gasto y salarios públicos al mismo nivel que tenía antes sin aumentar los impuestos, y más aún ofrecer paquetes de ayuda a las empresas, significa que a futuro tengo que comprometerme a aumentar los impuestos.

¿Algunas medidas de reactivación podrían tener un efecto recesivo posteriormente?

Si sostenemos el empleo y los ingresos con subvenciones estatales, eventualmente vamos a tener que aumentar el IVA, reducir gastos y frenar algunos proyectos que podrían ser productivos. Quizás no va a quedar otra alternativa.

La pregunta aquí sería qué podría hacer el gobierno para facilitar esa reactivación, principalmente los sectores que son percibidos como más importantes que otros, no sólo por el lado de la oferta de bienes y servicios, sino por el empleo de los hogares.

¿Esta crisis obligará a ciertas correcciones en la economía? ¿Realmente estamos ante un ajuste importante?

Mi predicción es que muchos lugares de trabajo van a empezar a reducirse. Es una predicción, Dios puede hacerme jetón o profeta en esto, la tecnología estaba destruyendo cada vez más rápido los malls. Creo que va a aumentar la incidencia de el teletrabajo y probablemente algunos lugares van a decir que no necesitan tener 7 u 8 oficinas y lo que pueden tener es un lugarcito con 4. Es más, este puede ser el tiempo para que los sitios de coworking tengan una segunda ola y se instalen un poco mejor.

Precisamente, hay empresas que se darán cuenta que no necesitan un piso completo de oficinas, sino que requieren menos espacio y eso representa muchos dólares menos al mes en alquileres. ¿Es esto una corrección o que la burbuja se reventó?

Hay patrones que en la literatura se llaman el efecto limpieza de las recesiones. Cuando viene una recesión las empresas más débiles son las que desaparecen y generalmente son nuevas las que toman el lugar.

Hay otras investigaciones en donde se muestra que no sólo son empresas, sino también los trabajadores que son menos deseables son los que terminan perdiendo el empleo y el aspecto interesante, es que aquellos trabajos que iban a ser reemplazados por computadoras o cambio tecnológico son reemplazados a una tasa más rápida durante la recesión. En la recesión no es que se va a cerrar todo, pero se van a cerrar las unidades de producción que son más anticuadas y se van a reemplazar por algo que hace lo mismo pero con otra tecnología.

Esta crisis creo que puede reescribir las interacciones económicas a nivel mundial de una manera importante.

Puede que haya un efecto limpieza, y generalmente cuando viene algo nuevo también puede haber algo de contaminación. Esto es cuando surgen esquemas de fraude (por las nuevas tecnologías).

Otra de las cosas que los países tienen que pensar una vez que esto pase, es cuán listos y cuán flexibles vamos a estar en la próxima crisis. ¿Vamos a responder como respondieron Taiwán y Corea, que rápido se ajustaron y tomaron medidas? ¿O vamos al reaccionar como Estados Unidos que negó la existencia de cualquier problema por un mes y medio y cuando reaccionó lo hizo teniendo que cerrar a lo tonto?

¿Será necesario que vivamos de ahora en adelante con el plan de paralización de la economía en la gaveta?

De ahora en adelante la paralización debería de verse como la última instancia. Si a uno no lo agarran dormido creo que podría seguirse más una reacción como la coreana, que cuando hay algún problema en alguna parte del mundo están informados lo más rápido posible y listos para recibir (los impactos).

Creo que hay un conjunto de cosas que bien vale la pena tener capacidad en exceso y lista para que pueda ser utilizada en caso de emergencia.

Tener la capacidad de detección y de reacción sería una inversión bastante valiosa si vemos el costo económico de paralizar una economía, justifica tener dos o tres puntos del producto interno bruto listos para responder.

En los modelos económicos siempre hablamos de ahorro precautorio y que todas las familias tienen un conjunto de recursos disponibles para emergencias. El manejo de las finanzas públicas debería incluir una consideración de ese tipo, es hora de madurar y comportarnos en las finanzas públicas como un adulto maduro y tener reservas, no como un adolescente que recibe sus primeros salarios.

¿Deberíamos tener una reserva entonces?

Siempre me ha llamado la atención que en Costa Rica los hacedores de política económica han logrado poner en cintura el comportamiento privado, tenemos Riteve y eso impone disciplina a los automóviles y su mantenimiento; tenemos el sistema de pensiones que ordena las finanzas de los trabajadores para el retiro. Pero la gente que impone ese tipo de disciplina no la cumple, tenemos como un doble estándar: lo que el gobierno hace que el sector privado tenga y lo que el gobierno haga consigo mismo.