Mercado castigaría con menor severidad a los nuevos eurobonos costarricenses

Los próximos eurobonos tendrían un castigo menor en comparación con las últimas dos emisiones gracias a mejores rendimientos fiscales

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Las próximas emisiones de títulos de deuda externa que realice el país —mejor conocidas como los eurobonos— se darían en condiciones más favorables en comparación con las las últimas colocaciones costarricenses, sin embargo tendrán lugar en medio de un contexto de altas tasas de interés.

Los dos eurobonos anteriores que sacó el país pagaron una tasa facial de poco más de 400 puntos base (p.b) por encima de los bonos del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, específicamente con una tasa del 7,16% en marzo de 2015 (por 30 años plazo) y de 6,13% en noviembre de 2019 (a 12 años).

Los títulos norteamericanos se utilizan como una referencia mundial —especialmente los de diez años— para calcular cuánto es que los países deben compensar el nivel de riesgo de impago que tiene cada uno por la vía de las tasas.

Cuanto más puntos base esté la tasa del eurobono por encima del Tesoro estadounidense, más le está castigando el mercado la mala reputación del país. En general, los títulos del Tesoro de Estados Unidos son considerados libres de riesgo.

Para esta próxima emisión del 2023, expertos consultados por El Financiero esperan que la diferencia entre las tasas de estos dos instrumentos sea menor a las de los eurobonos de 2015 y 2019, con un “castigo” alrededor de los 300 p. b.. Esta diferencia pondría a los eurobonos —según la última cotización a diez años del Tesoro (3,98%)— en una tasa cercana al 7%, con más posibilidades de que caiga por debajo de ese dígito.

“El plazo de 10 a 12 años podría estarse cotizando entre un 6,75% y un 7%. Regularmente al país se le han pedido entre 250 y 300 puntos básicos de premio sobre el riesgo”, considera Vidal Villalobos, asesor económico de Grupo Prival.

“Actualmente el mercado está negociando la deuda Costa Rica entre 240, 300 y 320 puntos básicos, nos estamos moviendo en este rango, entonces el resultado final va a depender del apetito en las fechas más próximas a la emisión y también va a depender del plazo en el que queramos ubicarnos. Si vamos entre mediano y largo plazo (10 o 12 años es lo que más se anticipa), probablemente, terminemos pagando algo parecido a 260 puntos básicos, más o menos”, considera Adriana Rodríguez, gerenta general de Acobo Puesto de Bolsa.

Douglas Montero, analista de mercados internacionales, también ve a los bonos costarricenses cotizándose con una tasa cercana a ese 7%.

Diferencia con eurobonos pasados

La calidad de las seis emisiones de eurobonos que se dieron durante la década pasada está de cierta forma dividida por una época de deterioro. Las colocaciones que se ubicaron más cerca de la primera mitad del decenio se hicieron en un contexto donde las finanzas públicas todavía no estaban tan lastimadas y al país se le cobraba un riesgo menor.

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Sin embargo, conforme pasaron los años las perspectivas del país se deterioraron, las calificaciones de riesgo empeoraron y, por ende, Costa Rica empezó a pagar una tasa cada vez más alta.

Por ejemplo, en la emisión de noviembre del 2012, la primera que se hizo en dicha década y que recién expiró el pasado mes de enero, el eurobono salió con una tasa del 4,25% y una diferencia de 256 p. b. con respecto al Tesoro estadounidense en el mismo plazo y fecha. No obstante, para la última colocación que se hizo en ese decenio —en noviembre del 2019 y a diez años plazo— la tasa fue de un 6,12% y una diferencia de 433 p. b. con la referencia de los Estados Unidos.

Apenas siete años separan ambas emisiones, sin embargo la seguridad que reflejaba el país ante los ojos internacionales era muy diferente. En 2012 la calificación que Fitch Ratings le dio a la deuda soberana costarricense fue de BB+ con perspectiva estable, además el país cerró el año con una deuda pública del 33,74% del Producto Interno Bruto (PIB). Para 2019 la calificación bajó tres grados a B+ y registró una deuda pública que llegaba al 56,43% del PIB.

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Mejores perspectivas

Pese al marcado deterioro que se dio durante la última década, para Rodríguez las razones por las cuales el mercado castigó a Costa Rica en años pasados ya han sido corregidas.

“No es que hay una mejora que se percibe como transitoria, sino que los problemas estructurales que traíamos de ingresos y gastos fueron atendidos con la regla fiscal y eso tiene una repercusión positiva importante. El riesgo que perciben los inversionistas sobre la condición del país es un riesgo más fácil de asumir que la incertidumbre con que se compraban los bonos de Costa Rica en el periodo previo a la reforma fiscal”, dice Rodríguez.

Para Villalobos, ahora el país sale a emitir con una visión renovada que le beneficia. “El tamaño de la deuda ha venido reduciéndose con relación al PIB, ahora salimos al mundo acuerpados con ser miembros de la OCDE, con un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, con los efectos de la Ley 9635 (de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas), donde se amplió la base de recaudación y con una regla fiscal para controlar el gasto”, explica el economista de Prival.

Estos avances fueron recientemente reconocidos con la mejora en la perspectiva de riesgo que hicieron las calificadoras Fitch Ratings y S&P, donde el país subió de B a BB- y de B a B+, respectivamente.

Sin embargo, la calificación de la deuda costarricense sigue por debajo de los niveles que se tuvieron durante los primeros años de la década anterior (BB+ y BB), además sigue dentro del grupo denominado como “grado de especulación”, menos seguro que el “grado de inversión”.

Aún así, las mejoras de los últimos años sí han tenido un efecto positivo en la colocación de deuda costarricense. De hecho, el Indicador de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI por sus siglas en inglés) muestra cómo el castigo del mercado internacional a Costa Rica se ha ido suavizando: en 2020, 2021 y 2022 llegó a tocar un máximo anual de 9,21%, 6,30% y 5,50%, respectivamente. En cambio, para el 6 de marzo del 2023 el dato se calculó en un 2,95%.

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“Eso refleja que efectivamente el mercado nos ha venido viendo desde hace unos dos o tres años, aproximadamente, con un menor nivel de riesgo con respecto a lo cómo nos veía antes, (...) significa que a nivel país nos vamos a poder endeudar a una tasa cada vez menor”, explica Juan Pablo Arias, economista de la Bolsa Nacional de Valores.

El EMBI es un índice calculado por el banco JP Morgan Chase y mide la diferencia (el spread) entre los rendimientos de los bonos de un país con respecto al rendimiento de las obligaciones del Tesoro de los Estados Unidos.

Época de tasas altas

Otra diferencia que va a tener esta futura emisión con respecto a las pasadas es que se va a realizar en medio de un contexto de tasas altas, incluida la referencia del Tesoro de los Estados Unidos. “En las emisiones anteriores el contexto mundial no estaba tan estresado y por lo tanto las tasas de interés globales no estaban tan altas (como ahora)”, dice Villalobos.

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Actualmente, al 8 de marzo, la tasa del Tesoro a 10 años se encuentra en 3,98%, apenas un año atrás estaba en 1,86%.

Aún así, para Rodríguez las condiciones del país calzan con el apetito que hay en los mercados, además la mejora en las calificaciones de riesgo vienen a compensar ese escenario de referencias más altas para que se sientan ligeramente menos dolorosas.