¿Por qué la Fed nos hace temblar?

Mayores rendimientos en Estados Unidos atraen de nuevo a capitales refugiados en Latinoamérica

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¿Por qué motivo se genera temor ante la posibilidad de que Estados Unidos reduzca o finalice su tercer plan de estímulo a la economía?

Porque esa decisión está afectando las tasas de interés y sus expectativas, condición suficiente para poner a temblar a algunos países e inversionistas en la nación norteamericana.

La discusión dentro de la Fed de terminar el plan de estímulo económico –conocido como Quantitative Easing 3 (QE3), por ser la tercera vez que se implementa–, hizo que los rendimientos de los bonos del Tesoro se incrementarán como nunca en los últimos dos años.

La razón obedece básicamente al temor de que el principal comprador de esos bonos –el mismo Gobierno– se retire y eso haga caer los precios de los instrumentos de inversión.

De esa manera, ante la posibilidad de que los bonos que son referencia en el mercado se desplomen, los actuales propietarios salen atemorizados a vender antes de ver pérdidas en sus cuentas.

Como el precio de un bono lleva una relación inversa a su rendimiento, entonces la tasa de interés sube. El asunto es que no son los rendimientos de cualquier bono sino de los instrumentos de referencia para muchos otros títulos.

Una emisión de deuda soberana, como la que recientemente hizo Costa Rica, toma en cuenta en su valoración cuál es el rendimiento que ofrece el bono del Tesoro en el plazo que corresponda y así ofrecer su interés.

Como las tasas que suben corresponden a la economía que teóricamente tiene menos riesgo, entonces los capitales radicados en otros países regresan a Estados Unidos. En este momento surge el temor en las economías donde se refugiaban esos capitales.

Cuando los capitales salen

Ya empezó a ocurrir en algunos países latinoamericanos. Las mejores condiciones de renta en Estados Unidos han sacado a los capitales y ocasionado devaluación de la moneda local.

Como es usual, en economía, todo se relaciona. La razón de ese movimiento de inversionistas está conectada con el QE3.

Los planes de estímulo están concebidos como una medida de política monetaria para reactivar la economía. El Estado saca dinero de su bolsillo (o lo imprime) y lo inyecta al sistema por medio de una compra de bonos.

En principio, esos recursos son para que la producción camine a un mejor paso y para que el consumo se estimule. Dado que existen bajos intereses, los consumidores o las empresas pueden aprovechar para pedir créditos y ejecutar sus planes de inversión.

Un plan de estímulo está hecho para incentivar el consumo y, por lo tanto, presiona las expectativas de inflación. También busca mover la inversión y las exportaciones netas, explicó el economista Melvin Garita. Es una medida, para algunos desesperada, de evitar la deflación y las contracciones agudas de las economías.

Si lo anterior tiene éxito, se empieza a dinamizar la producción y posteriormente llegará la creación de nuevos empleos.

No obstante, la experiencia estadounidense no fue así. Una parte de los recursos inyectados por el QE3 buscaron mejores condiciones en otros lugares, o lo que es lo mismo, un lugar donde mejor calentara el sol en cuanto a intereses se refiere.

Además, se percibió que la economía de Estados Unidos no respondió de manera tan exitosa, aunque se ha mantenido creciendo desde el primer trimestre del 2011. Más recientemente, el Producto Interno Bruto trimestral aumentó 1,1% y 2,5% en los primeros trimestres del 2013 y se espera menor desempleo.

Economías de países emergentes fueron los destinos elegidos por parte de los dueños de los recursos desprendidos del QE3, pues en esos lugares los rendimientos eran mucho más atractivos. Una parte de ese movimiento precisamente se vino Costa Rica a finales del 2012 y principios del 2013 con la entrada de dinero.

Una porción de esos dólares se cambiaron a monedas locales para ser invertidos en títulos de cada país, pues al hacer esa operación aumentaban la ganancia. A inicios de año, la diferencia entre un bono local y uno del Tesoro superaba los ocho puntos porcentuales, margen que cubría con comodidad el riesgo país y variaciones en el tipo de cambio, que de todas maneras era estable.

El impacto

Precisamente, todo ese dinero que se refugió en economías emergentes ahora recibe la estimulación para ir de vuelta a Estados Unidos.

El retorno implica el proceso de vender todo lo que compraron en los países donde estuvieron. Las preocupaciones comienzan porque al convertir nuevamente todo a dólares presionan el tipo de cambio local al alza. Además, los ajustes en las tasas de interés también llegarían a esas economías limitando su crecimiento, tema que preocupa a quienes han sido débiles en este rubro.

Para el economista Alexánder Monge Naranjo, profesor de Washington University en St. Louis, una salida de capitales podría hacer que los países vean impactos en su cuenta corriente.

Cuando esto sucede, los golpes se los lleva la inflación, pues un dólar más caro hace a las importaciones más costosas.

También hay otro impacto en las reservas monetarias, pues si la demanda de divisas es excesiva el Banco Central tendrá que cubrirlas si toca el techo de la banda cambiaria.

Con esas consecuencias coincide Juan Carlos Hidalgo, analista de políticas públicas del Cato Institute en Washington, quien, además, advierte sobre la posibilidad de que una fuerte devaluación impacte negativamente el alto endeudamiento en dólares que hay en Costa Rica.

El cese del QE3 tampoco significa que la Fed terminará con su política monetaria expansiva, pues mantiene el discurso que las tasas de interés seguirán bajas hasta que mejoren otros indicadores como el desempleo.

La próxima reunión de la Fed será entre el 17 y 18 de setiembre.

Por el momento, se vislumbra recuperación económica en Estados Unidos, pero un riesgo en las economías emergentes que puede terminar por lesionar sus crecimientos productivos.

Como consecuencia de las políticas monetarias de Estados Unidos, se señala la adicción del mercado a los planes de estímulo, llevando casi al absurdo de hacer reaccionar los mercados negativamente cuando había noticias alentadoras para la economía, pues cada buena noticia es una señal más para eliminar las compras del Gobierno.

En lugares como Latinoamérica ya es visible el resultado de monedas devaluadas por la salida de capitales y ajustes al alza en las curvas de rendimientos. En Costa Rica ya se observa lo segundo, pero queda por ver si también se empieza a reflejar lo primero.