¿Por qué tengo un ‘crédito preaprobado’ que nunca pedí y de una entidad en la que no soy cliente?

“Estimada María Fernández, le informamos que tiene un crédito personal preaprobado por ¢640.000″. ¿Le ha llegado un mensaje como este? Explicamos la razón y cómo evitarlos.

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“Estimada María Fernández (nombre ficticio), le informamos que tiene preaprobado un crédito personal por ¢640.000. Info (sic) al ...”. Este es el estilo de mensajes que envían las entidades bancarias para captar nuevos clientes o hacer que las personas que ya tienen cuenta sigan manteniendo gestiones.

Sin embargo, ¿cómo llegó la información de María a un banco en el que nunca ha gestionado ningún trámite? Aunque la respuesta puede ser confusa para ella, para las entidades es sencilla: dio el consentimiento.

Fermández en algún momento compró un electrodoméstico a crédito o adquirió una tarjeta de crédito de algún comercio. Cuando firmó el contrato cedió sus datos. Por esto es importante leer las letras pequeñas con detenimiento.

Pero, ¿quién tenía el detalle del historial crediticio de María Fernández? La Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) y los distintos burós de créditos almacenan esos datos.

El control de Sugef

“La información que dispone Sugef es autorizada por la persona. Los datos que manejamos se nutren del sistema financiero nacional, tanto público como privado, incluyendo al Banco Popular; también mutuales, cooperativas y algunos grupos financieros”, puntualizó Sugef.

Es decir, cuando María realizó algún trámite en su banco, es posible que dentro de algún documento diera acceso a otras entidades. O bien, cuando solicitó el préstamo para su carro, también compartió su información crediticia.

El artículo 4 de la Ley del Reglamento a la Ley de Protección de la Persona frente al Tratamiento de sus Datos Personales indica que la obtención del consentimiento debe ser libre, específico (referido a una o varias finalidades determinadas y definidas que justifiquen el tratamiento), informado, inequívoco e individualizado.

Cuando María recibió el primer mensaje que le avisaba sobre el crédito preaprobado, ese fue el banderazo de salida para que más mensajes similares de esa entidad bancaria o de otras llegaran a su buzón de mensajes de texto SMS.

No obstante, la Sugef no es la única entidad que maneja la información crediticia de las personas. Los burós de créditos cuentan con bases de datos que son adquiridas por distintos sectores productivos.

Compra de información

“En algunos casos, lo que hacen las entidades financieras o empresas que se dedican a dar crédito es comprar bases de datos. Sin embargo, para poder enviar dichos mensajes deben tener el consentimiento informado de cada una de las personas que forman parte de esa base de datos, es decir, la entidad financiera o empresa que compra la base debe cerciorarse de que la empresa dueña de la base de datos almacena los consentimientos de las personas”, aclaró Ernesto Solano, abogado de la Oficina del Consumidor Financiero (OCF).

En caso de que María o usted reciba una oferta de crédito de un almacén o cualquier tipo de comercio, es posible que esa empresa obtuvo la información por medio de un buró, porque la Sugef no cuenta con ese tipo de empresas.

Los burós se dedican a recopilar y disponer información para los agentes económicos como bancos, financieras, comercios, entre otros.

“El récord de crédito se obtiene a través del reporte continuo de los clientes de los acreedores de las cuentas con una clasificación según su historial de pago”, explicó Melissa Zúñiga, jefa administrativa contable del buró de crédito Cero Riesgo.

La clasificación que realiza este buró se compone de la siguiente manera:

-Clase A se refiere a un cliente que paga puntual

-Clase B que entran en una premora

-Clase C están todos los clientes que ya pasan a mora prejudicial y judicial

El perfil del cliente que acude a Cero Riesgo abarca distintos sectores productivos del país: comercial, financiero bancario, operativo, línea blanca, bienes raíces, construcción, agrícola y más.

Los burós tienen que contar con la prueba de consentimiento de las personas que integran las bases de datos.

“Para efectos de demostrar la obtención del consentimiento, la carga de la prueba recaerá, en todos los casos, en el responsable de la base de datos”

— Artículo 6, Reglamento a la Ley de Protección de la Persona frente al Tratamiento de sus Datos Personales.

¿Y si nunca firmé nada en ningún lugar?

Quizá trazar un camino a detalle, de los últimos años, por donde María haya solicitado un préstamo o compra a crédito sea complicado. Pero si ella se mantiene segura de que nunca ha firmado nada o que ningún documento hablaba sobre ceder datos, puede acercarse a la entidad que le envía la oferta y solicitar que la borren de la base de datos.

“Si la persona afectada nunca dio su consentimiento para que lo contactaran para ofrecerle productos de crédito, este debe indicárselo a la entidad financiera o empresa para que procedan de inmediato a eliminar los datos. Si esto continúa, puede presentar una denuncia ante la Agencia de Protección de Datos de los Habitantes (PRODHAB), o bien, en caso de ser una entidad afiliada a la OCF, pueden presentar la inconformidad en la página web.

Además, para María no será engorroso salirse de una lista de difusión que ofrece servicios de crédito porque el artículo 35 del Reglamento de las operaciones financieras, comerciales y microcréditos, dicta que:

“En cualquier momento el consumidor podrá darse de baja de cualquier lista de suscripción automática para los envíos de información, y no podrá cobrársele ningún cargo por ejercer este derecho. El consumidor podrá denunciar, según corresponda, en las entidades de supervisión respectivos”.